Ahmed Oubali*, precursor
del relato noir
marroquí
Por el escritor
Mustapha Handar*
(publicado en varias revistas, el 11/12/2019)
Resumen: El presente artículo analiza la obra de relatos negros, Perfidia
de áspid y otros relatos, publicada recientemente por el escritor
marroquí Ahmed Oubali;
el precursor y único cultivador, hasta el momento, del thriller psicológico
en la literatura marroquí en lengua española. Estudiaremos detalladamente
el fondo y la forma de cada uno de los relatos que integran la obra , al mismo
tiempo que vamos resaltando en qué consiste la originalidad del autor, así como
sus contribuciones innovadoras y enriquecedoras al género negro. La valoración estético-narrativa del último
relato, “Amor post mortem”, ratificará nuestra premisa contenida en el título
de este estudio.
Palabras clave: Literatura marroquí en español, Ahmed Oubali, género negro , thriller
psicológico, parafilia, escalofrío, criminales seriales, desapariciones,
áspides letales, presente isoentrópico, femme fatale, sadismo.
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En 2009, el firmamento de la literatura
marroquí en lengua española conoce el nacimiento de una nueva estrella
literaria; distinta y de color negro brillante. Es cuando Ahmed Oubali,
escritor, semiólogo y catedrático marroquí, publica Chivos expiatorios y otros relatos; su ópera prima de once relatos
–escogidos entre una larga lista de relatos publicados tempranamente en los
suplementos de periódicos y últimamente en la Web- que se encasilla en el
género negro en su vertiente de thriller psicológico; nunca cultivado hasta hoy
en día por los escritores marroquíes. Una contribución, esta última, que apunta
a colmar el vacío existente en nuestro canon literario hispano-marroquí. Esta
obra sui generis fue todo un exitazo literario y sigue siéndolo desde el
punto de vista, tanto de los lectores como de los críticos, por eso no es de
extrañar que actualmente haya alcanzado su tercera edición [1].
En cada uno de estos relatos hay más de un tremendo
asesinato, más de un codicioso homicida en busca de lucro y de un chivo
expiatorio para pagarlo duro en su lugar o para sepultar en él su psicopatía y
sus macabros hechos, más de un ADN destruido, bastante epinefrina vertida en
las venas sensibles del lector y más de un rompecabezas de índole psicológica y
policíaca. Esta obra única merece colocarse al lado de las obras de los autores
más celebrados del género como Edgar Alain Poe, Agatha Christie, James Thompson,
Raymond Chandler, entre otros.
Recientemente, Ahmed Oubali acaba de sacar a la luz su
segunda incursión en el género noir, vertiente thriller: Perfidia de áspid y
otros relatos [2].
Tapa blanca Ebook
Un thriller psicológico de alto voltaje cuyos temas
principales son e crimen perfecto, el tráfico de drogas y de personas, la
codicia, el erotismo, la traición, el deseo de venganza, la explotación sexual
de mujeres, además de una minuciosa descripción analítica de traumas de
infancia y de comportamientos parafílicos (algolagnia, pedofilia, paranoia y
sadismo) que justifican la perpetración de toda clase de crímenes.
La obra integra siete morbosos relatos criminales
cuyas acciones transcurren en órbitas rurales y también en núcleos urbanos y
otros marginales de varias ciudades marroquíes: Ouarzazate, la ciudad de arte
cinematográfico, el Hollywood marroquí y africano, con sus regiones ocres y
calurosos; Marrakech, eterno espacio turístico de miliún cuentos y núcleo
oculto de la pedofilia y la prostitución; Ketama, segunda capital mundial de
los estupefacientes, sumida en asesinatos por ajuste de cuentas entre mafiosos
y drogadictos; una lúgubre aldea en el Rif arrasada por la miseria, el hambre,
la incomunicación, la locura y una epidemia deletérea; Casablanca, capital
económica, moderna y bulliciosa pero también vasto nido de criminales y
delincuentes; Tánger, la cosmopolita, rutilante y mítica ciudad internacional;
Rabat, Khuribga y Mequinez... Sin olvidar las ciudades españolas, tales como
Tarifa, Ceuta, Algeciras, Málaga, Madrid, Huelva… Alusión permanente a la
sempiterna e inexorable convivencia hispano-marroquí.
El relato que sirve de entrada a la obra viene
titulado Perfidia de áspid; el mismo título que lleva la obra
entera. Una narración que gira en torno a dos ejes: el afán de poder y la
codicia que llevan al asesinato y el amor enfermizo que, siendo traicionado,
conduce a su vez al incontrolable deseo de venganza. Una siniestra historia de
reptiles venenosos, herramientas eficaces utilizadas para perpetrar crímenes
perfectos, y de personajes pervertidos que se exhiben en la trama argumental
como áspides asesinos camuflados de seres humanos con perfiles bondadosos y
atractivos pero que resultan camaleónicos al usar múltiples identidades
difuminadoras para alcanzar sus objetivos más inicuos. La historia es
verosímil, como lo son todas las narraciones del autor. El relato se
caracteriza por una lógica interna sorprendente y unas descripciones realistas
casi visuales. El suspense va dosificado, gota a gota, con unas impresionantes
intrigas sustentadas con un constante efecto cliffhanger y enlaces sorpresivos.
Muntasir, un joven aldeano y cazador de serpientes de
Ouarzazate conoce a Umaima, una despampanante mujer de Marrakech, víctima de un
matrimonio forzado. Atrapado por su sensualidad, loco enamorado y conmovido por
su infelicidad, el joven se ofrece a redimirla de las garras de su senil y
agresivo marido. Ambos deciden matarle. Las serpientes son el arma del crimen.
El veneno es instantáneo y el homicidio pasa por ser un accidente. Muntasir le
entrega la caja de serpientes con todas las instrucciones y convienen verse dos
días después del fatídico incidente, al volver él de Marrakech. Pero tal
encuentro no se realiza porque Umaima desaparece como el agua en el desierto,
lo cual pone al protagonista en un remolino de incertidumbres. Decide entonces
emprender una desesperada misión detectivesca tratando de reencontrarla. Sus
pesquisas lo llevan a descubrir, para su gran espanto, que desde su primer
encuentro con Umaima todo ha sido una ratonera en que ha caído fácilmente: la
mujer indefensa y víctima de violencia casera resulta ser una embaucadora, una
"femme fatale", una criminal innata, un rol de actriz que la
verdadera y real Miryem Mundir supo interpretar con profesionalidad para
ejecutar su plan hollywoodiano: seducir al aldeano encantador de serpientes,
conseguir el áspid más letal de todos, infiltrarlo en la cama de su propio
padre –y no de su inventado marido-, quedarse finalmente con la colosal
herencia paterna y vivir como una reina
con su amante y cómplice, un abogado penalista. Sintiéndose ultrajado e
invadido por un extraño pundonor, el domador de víboras se resuelve a vengarse
perpetrando un horripilante asesinato. El autor exhibe aquí uno de los crímenes
más perfectos que el género negro jamás ha conocido.
El segundo relato, No abras esa caja, es
el más corto de toda la selección. La carga de suspense engancha al lector
desde el íncipit. Si el título del relato anterior tiende a provocar
estremecimiento -en inglés significa thriller-, resaltando el nombre de uno de
los más espeluznantes reptiles, este describe como personaje principal a una
caja anodina pero de contenido enigmática que suscita curiosidad y angustia,
ingredientes del suspense: ¿qué hay detrás de esta advertencia? ¿Qué contiene
la caja? ¿Un explosivo? ¿Una víbora? ¿O quizás la cabeza de una víctima
degollada? Estas preguntas se erigen como tuercas en la mente del lector y lo
mantienen sin aliento pegado a la historia en busca de respuestas, en espera de
lo inevitable. De lo peor. Una deflagración extrema constituye el meollo
narrativo de este escabroso relato. La trama se estructura alrededor de tres
partes que se puede definir con tres palabras: preapocalipsis, apocalipsis y
postapocalipsis. Mediante un vaivén entre el pasado y el presente, esta pieza
literaria nos introduce en el ambiente criminal de las mafias narcotraficantes
de drogas y traficantes de personas en Ketama que abusan sexualmente de las
mujeres marroquíes contratadas para trabajar en España. Nos cuenta primero una
historia de amor fronterizo que se convierte en un feliz matrimonio mixto. Pero
pronto todo culmina al final con la incineración de todos los personajes debido
a una explosión causada no por el contenido de la caja sino indirectamente por
algo que subyace detrás de este objeto. Los recursos y gags para crear esta
gran tensión narrativa en el relato son: las anacronías como los raccontos, la
paralepsis, la analepsis externa y la homodiegética completiva, el retardar del
conflicto y el efecto de sorpresa final.
Resumiendo el argumento, el relato cuenta la historia
de un proxeneta español llamado Pedro Domínguez. Mientras viaja a Ulad Issa,
pequeña aldea ubicada en Ketama, con el propósito de llevar a su esposa Sumaya
a Ceuta, evoca su primer encuentro amoroso, su conversión al islam por razones
oportunistas, los tres días de boda y su luna de miel en Marrakech. También
recuerda la escalofriante historia de Sumaya: el asesinato de sus tres hermanos
por ajuste de cuentas por droga y la muerte en la cárcel de su padre, gran
cultivador de hachís. Una vez llega a su destino, se sienta a una mesa en un
modesto restaurante esperando la llegada de su mujer. La descripción del
ambiente es típicamente noir, pese a la luminosidad del día y el aspecto
indigente de la localidad. Entre los clientes hay camioneros, turistas, una
pareja española que discute el tema de la compra ilegal de un bebé, drogadictos
y vendedores de drogas. Todo cambia bruscamente cuando un individuo se acerca a
Pedro y le pone sobre la mesa una caja de zapatos, antes de desaparecer.
Creyendo que la caja contiene una bomba de relojería, el aludido decide no
abrirla por temor a que explotara y permanece paralizado hasta que llega
Sumaya. Al querer irse precipitosamente derriban la mesa y la caja cae al suelo
poniendo al descubierto inmensos fajos de dinero. Una repentina ráfaga de
viento hace que los billetes sobrevolaran en el aire y toda la gente se
precipita corriendo tras el remolino de billetes para atrapar la cantidad que
pudiera. En su estampida, los asistentes de la gasolinera se olvidan de las
mangueras de los surtidores insertas en los depósitos de combustible, causando
un enorme derrame de gasolina cuesta abajo. Un conductor suelta la colilla de
su cigarrillo y se prende un violento incendio que pronto se convierte en
varias explosiones que terminan carbonizando tremebundamente a todos. En el
epílogo, el narrador desvela el misterio de aquella pavorosa caja: se trataba
de la segunda entrega de dinero que le correspondía a un hombre cuya fisonomía e
indumentaria se parecían a las de Pedro. Una mortal confusión.
El relato más innovador de esta obra es indudable y
sorprendentemente Las manos que ven. En él, el autor teoriza
sobre un nuevo paradigma narrativo creado por él y que denomina "el
presente isoentrópico" [3]. Es donde el lector se autoidentifica con la
víctima o el verdugo a través de la voz narrativa de un "yo" pulsional.
El lector no solamente lee, sino también experimenta los sentimientos y las
situaciones vividos por los personajes, ejecuta y asume sus acciones. Dicho de
otro modo, de un ser extradiegético, el lector pasa a ser intradiegético, un elemento primordial de la diégesis, un
actante dentro de la intriga que participa en directo en todas las escenas de
la trama criminal, desde el principio hasta el final. De hecho, como Salma, la
protagonista de la historia, el lector se siente repentinamente ciego y, por
ende, despistado, pávido, amenazado y presa fácil, sobre todo, cuando se
percata de que sus enemigos aprovechan de su ceguera para planear su muerte. La
relación, pues, que mantiene con respecto al tapiz textual es transtextual,
instintiva y subliminal. El escritor quiere, según sus mismas palabras, hacer
que los ojos del lector no solo lean sino que toquen, que se muten en manos
para dar lugar al tacto, sentir el deseo y lograr que sus manos calquen las de
los personajes, transformándose en ojos para visualizar escenas particulares.
Es lo que se llama en psicoanálisis visión háptica o arte de producir contacto
físico a través de la vista o contacto visual a través del tacto [4].
Como temas fundamentales de este relato citamos la
envidia, la codicia, la frustración sexual, la violación y el asesinato. Lo
"Un Heimlich" es también una temática excelentemente elaborada en el
texto. Es un término con que Sigmund Freud explica, en su libro "Sobre lo
siniestro", que la sensación de angustia e inquietud se da a partir de la
transformación de un elemento o situación familiares en algo completamente
siniestro e increíble, la cual nos aleja de la sensación de seguridad que
produce lo familiar para colocarnos fuera de la zona de confort. Lo "Un
Heimlich" en "Las manos que ven" está presente desde que la
protagonista pierde la vista y se intensifica mayoritariamente cuando descubre
que su cuñado desea violarla y que su propia hermana proyecta asesinarla.
Resumiendo el argumento, Salma es una joven psiquiatra
que pierde provisionalmente la vista en un premeditado accidente de coche. Su
hermana Sonia y su cuñado Muhsín, a quienes no vio hacía muchos años, la
visitan y deciden alojarse en su casa haciéndole creer que quieren ayudarla y apoyarla.
Ya en el chalet donde vive, Salma intuye hápticamente
varios incidentes extraños, todos ellos orientados para asesinarla: una
explosión en el cuarto de baño donde, por fortuna, tarda en llegar; la
desaparición del maletín donde guarda sus joyas; un aguijonazo en la espalda,
mientras meriendan en el jardín; un alambre incrustado en lo alto de las
escaleras; un delincuente con gorra que merodea por la vivienda y la
desaparición de su novio.
Cuando explora kinestésicamente la habitación de Sonia
y Muhsín, aprovechando su ausencia, Salma descubre aterrorizada una
jeringuilla, pequeños frascos y un cuchillo, además de unas herramientas
electrónicas y una gorra. Comprende entonces el complot criminal que le tenía
preparado la pareja, responsable del corte de los frenos de su coche y de los
extraños sucesos anteriores. En ese momento llegan Sonia y su marido y la
sorprenden. Se inicia una pelea pero Salma logra escapar de su hermana que
quería coserla a puñaladas y de las garras de su cuñado, un psicópata incapaz
de reprimir sus desmedidos instintos sexuales.
Solo al final sabemos los motivos egoístas y
criminales de Sonia que quería quedarse con la herencia paterna.
Esta conducta y mentalidad parafílicas constituyen la
quintaesencia narrativa del cuarto relato de la obra, titulado "Perversión
secreta", otra historia morbosa y negra sobre el secuestro, la violación y
el asesinato de niñas por un psicópata y homicida serial.
Entre las peculiaridades de esta gema ficcional está
la dimensión fantasmagórica que el autor le confiere al espacio. Una aislada
aldea en el Rif envuelta en un espeluznante ambiente negro está magistralmente
dibujada en las páginas de este relato macabro mediante minuciosas
descripciones topográficas y prosopopéyicas que la convierten en una categoría
actancial de mayor repercusión sobre los personajes y el lector. Grosso modo,
se trata de un almirez donde los aldeanos están machacados por todas las calamidades
naturales y humanas inimaginables: una miseria extrema, la incomunicación
total, una arrasadora y cruel epidemia y, máxime, un misterioso monstruo que no
deja de raptar a sus inocentes niñas, abusar de ellas y matarlas para no dejar
pruebas incriminatorias.
El sujeto enunciador del discurso es un narrador
autodiegético: Yasmín, una mujer oriunda de esta aldea, nos cuenta desde
Londres con su propia voz la terrorífica historia de su rapto por un psicópata
que intentó violarla y luego asesinarla cuando tenía apenas 13 años. De hecho,
el lector debe distinguir entre el pasado de la diégesis (el enunciado) y el
presente de la enunciación, o sea, entre la perspectiva de una menor
secuestrada sufriendo los hechos y la de una mujer madura y ahora libre, que
narra los acontecimientos.
Como en todos sus relatos, Ahmed Oubali alimenta la tensión dramática sometiendo a sus personajes asesinos o no a unos análisis psicológicos científicos y describiendo el reflejo externo del mar agitado que esconden en sus adentros. En el caso de Perversión secreta, presenta a uno de los criminales más horrorosos del mundo criminal: un hombre que, por perder a su mujer y a sus hijos a causa de una epidemia mortal, se muta de devoto a ateo, de un hombre respetado y honesto a un cruel pedófilo obseso, de un viejo bondadoso a un monstruo asqueroso; un ogro real secuestrador de niñas y vampiro chupador de sangre. Por ende, no es nada fortuito el que la protagonista narre su desgraciada historia desde Londres, estando a más de 2.000 km de distancia de su país natal.
En Tres tristes rostros, el escritor
aplica un decálogo diferente. Edifica una trama compleja cuyo eje central es un
enigma de difícil resolución en torno al cual giran todos los acontecimientos
de la historia: ¿Quién es el asesino?
En los perímetros eriazos de Casablanca y al borde de
las carreteras, descubren escalofriantes cadáveres congelados de niñas rubias
adolescentes envueltos en bolsas de plástico con monedas dentro de su vagina y
con la firma del asesino, unas extrañas y espeluznantes iniciales, clave del
enigma. Un periodista fotógrafo y un juez de instrucción se encargan de
investigar el caso atribuyendo los crímenes a un presunto asesino serial
inteligente que imita a un tal Jack, llamado el Verdugo de Toulouse, uno de los
criminales más peligrosos y conocidos a nivel mundial. Cuando un psiquiatra y
médico forense forma parte del grupo de investigación, el relato se convierte
en un genial juego de puzles.
El lector se transforma paulatinamente en un miembro más dentro del equipo detectivesco pero sus reflexiones, sospechas y adivinanzas siempre se ven equivocadas, como lo son las de todo el equipo. El suspense viene salpimentado con bruscos giros narrativos, astutas desviaciones, falsas historias, poderosas elipsis de hechos e intrigantes ratitos de cliffhanger que solo adquirirán sentido absoluto al final del relato. Este excelente thriller es una estresante partida de ajedrez. El autor da al lector falsas pistas y hace que centre sus sospechas en un abanico de personajes con antecedentes penales y, hasta, en la figura del juez, el jefe que preside la investigación.
Con todos estos enredos, Ahmed Oubali logra poner a
prueba nuestra inteligencia y mortificarnos de manera tremenda. El suspense
conoce su Big Bang en un clímax impredecible y un desenlace increíble: una
prueba delatora concreta, accidentalmente perdida por el criminal y casualmente
atrapada por una fotografía tomada en la escena del crimen por el periodista,
será el hilo de la mortaja que conduce al ovillo. Si para Raymond Chandler el género negro es
"el simple arte de matar", para Ahmed Oubali, habría que añadir: “y
también de martirizar al lector" [5].
La ingrávida espiral del crimen es un pantano que versa
sobre una red criminal e internacional especializada en el contrabando de
estupefacientes. Abdelatif, un joven ilusionado, abandona su aldea ubicada en
las afueras de Marrakech, dejando atrás a una familia pobre e indigente con el
propósito de viajar clandestinamente a España. El destino pone en su camino a
Zubeir que viaja a Tánger y se ofrece a llevarlo con él en su coche. Sin
embargo, pronto descubre que su anfitrión no es trigo limpio, ya que al enfilar
la carretera secundaria para evitar los controles policiales, le confiesa que
lleva una cantidad de cocaína que ha de entregar a un mafioso tangerino. La
muerte de este último en un brusco choque del coche contra un despeñadero
contribuye a que Abdelatif cambie sus planes: usar la identidad del
contrabandista difunto, hacerse millonario con la venta de la cocaína y
"volver al pueblo como un gran héroe". Pero pronto se ve
inesperadamente involucrado en una interminable espiral de crímenes,
persecuciones y espionaje. Una organización criminal de traficantes de drogas
lo persigue, le tiende trampas y le envía matones para asesinarlo y recuperar
la cocaína robada. Percances y situaciones muy peligrosas de los cuales el
protagonista logra salir con vida por actuar como un criminal experto y tan
fuerte como un tardígrado.
Un ingenioso análisis sobre la capacidad humana para
supervivir por todos los medios. Resalta el lado oscuro y salvaje de nuestra
naturaleza: la pura maldad con sus prendas hitchcockianas.
La ambientación es el punto fuerte del autor: la
acción no decae ni un instante desde Marrakech hasta Tánger. El itinerario, de
apenas unas doce horas, es orquestado a cuentagotas por un suspense in
crescendo en el que no cesan de aparecer cadáveres, cruentas peleas, sexo,
policías falsos y acechanzas.
La mayor parte de la trama transcurre en contextos
rurales terroríficos y, a veces, surrealistas. Espacios con características de
"un planeta sin oxígeno", donde prevalecen macabras escenas de niñas
agredidas por perros rabiosos, de otros perros escuálidos que se acoplan, de
casas de adobe y alguno que otro chiringuito destartalado, de vertederos e
inmensas tierras resecas, de animales descarnados e increíble gente inculta y
famélica. En este mundo pesadillesco e inusual surge en contraposición algo
maravilloso, inesperado y sublime: una autoestopista, una deslumbrante rubia,
excelentemente ataviada y con atractivas y alucinantes curvas eróticas que deja
perplejo al lector. Pide al protagonista que la lleve en su coche, sin
revelarle su verdadera intención de alevosía y perfidia.
Un thriller donde un Scooter deportivo, una agenda de
contactos, una simple equimosis o una insignificante trenza de cabello son
detalles menores y aislados, pero de tope importancia cuando se retoman en un
momento futuro del relato para aumentar el suspenso y crear el efecto de
sorpresa final en el lector.
Los superalimentos que mantienen viva la tensión
narrativa son, primero, las elipsis y las prolepsis que enganchan al lector y
le suscitan un abanico de preguntas, dudas y sugerencias y, segundo, las
analepsis repetitivas y completivas con el objetivo de provocar sorpresa,
asombro y revelar informaciones escondidas debajo de las mangas del narrador.
Como no todo lo que reluce es oro, en Amor post
mortem, Cintia descubre ex abrupto que la verdadera identidad de su
millonario cónyuge Juan Antonio Balaguer es en realidad Albert Silbertbauer,
uno de los peligrosos mafiosos y asesinos más buscados por las autoridades
españolas. No obstante, delatarlo o denunciarlo le costaría la vida. Albert es
un Barba Azul del que Cintia quiere liberarse y, como no tiene hermanos que
puedan socorrerla, aprovecha de Karim, un marroquí de Tánger que trabaja de
camarero en un hotel, seduciéndolo con su extrema belleza para planificar con
él un viaje de huida a la ciudad internacional y mítica.
Una gema literaria basada en un juego de máscaras, donde un luminoso chalet es una cárcel, un floreciente jardín tapuja un cementerio secreto atiborrado de gente asesinada por ajuste de cuentas, una cena puede ser aquella última cena de Cristo o ser prácticamente real una tremebunda pesadilla. En fin, he aquí una historia que corta el aliento por la variedad de condimentos con que el autor recrudece el suspense y mortifica al lector. Con la reducción del tiempo narrativo a tan solo seis horas (de las 03 h a las 09) sostenido por un ritmo tremendamente veloz, el lector se siente como si condujera vertiginosamente un coche sin frenos.
La joven pareja queda en el restaurante El Puerto un
tiempo antes del embarque de las 09h00. Para ello, Cintia debe ir a casa para
preparar su bolsa, mientras que Karim tiene que comprar los billetes e ir,
después, a su pensión para esperar a que le llame por teléfono a las 08h15. En
caso de que no le hubiese telefoneado, tendría que saber que algo malo le habrá
sucedido y, entonces, deberá acudir a su domicilio, precisamente, al chalet
Blindstone; un macabro cementerio tapujado de un maravilloso jardín donde su
marido entierra a sus víctimas. Es tan astuto que cometió unos perfectos
crímenes de los que nadie se dio cuenta.
La llegada de Cintia a la residencia coincide con la
matanza de dos chantajistas madrileños por su marido con la ayuda de su esbirro
Pedro. La imposibilidad de que descubran que José Antonio Blaguer es el mismo y
buscado Albert Silbertbauer, despierta sus sospechas en su mujer. Esta, intenta
rebujar su miedo tomando la cena con él; la última cena de Jesucristo.
Mientras tanto, en su pensión, Karim decide tumbarse
un poco para descansar. Sin embargo, se ha adormilado y le ha invadido un buen
y tan dulce sueño que ha terminado con una de las más tremebundas pesadillas:
tras fugarse a la explosiva y tan rutilante Tánger internacional y vivir en
ella los más apasionantes y eróticos momentos de sus vidas, los dos amantes
fugitivos se ven, de golpe y porrazo, perseguidos en el zoco por un asesino
llamado Wagner y, después, en el laberinto de la Gruta de Hércules por Albert y
sus dos sicarios. La pesadilla concluye con el mortal apuñalamiento de Cintia y
la muerte de Karim y sus enemigos en un súbito y fugaz intercambio de disparos.
Como un ahogado que surge de las aguas para respirar profundamente, Karim
vuelve al mundo concreto y se percata de que ha dormido tanto y de que su amada
no le ha telefoneado. Sale y toma un taxi rumbo a su domicilio. Al llegar, la
calle está repleta de guardias civiles, patrullas y una ambulancia. Su Afrodita
está sana y salva, Albert y sus matones han muerto junto con otros mafiosos que
han acudido en busca de sus dos hombres chantajistas. Los policías han asaltado
la habitación de Barba Azul; el famoso chalet Blindstone y han extraído a todos
los cadáveres.
Cintia y Karim se sienten, por fin, libres y han
programado, esta vez, un viaje lenitivo y de luna de miel a Tánger en lugar de
un viaje de huida.
VALORACIÓN ESTÉTICO-NARRATIVA de Amor post mortem
Con ecos del padre del suspense cinematográfico Alfred
Hitchcock, de Sean Sexton Cunningham, y del insigne cuentista Charles Perrault,
el adalid del relato de thriller en Marruecos Ahmed Oubali nos presenta otro
plato agriamargos, preparado a base de nuevos ingredientes de su cocina siempre
humeante y negra, bajo el título "Amor post mortem".
Con la reducción del tiempo narrativo a tan solo seis
horas (de las 03 h a las 09) sostenido por un ritmo tremendamente veloz gracias
a una mecánica sintáctica y gramatical moderna y muy potente, podemos imaginar
la cantidad de adrenalina vertida en las venas de todos los personajes que
pueblan el vehículo narrativo y, también, la velocidad con que circula en sus
organismos. Estos forman otra mecánica cuyo espejo extratextual es el organismo
del lector. En efecto, este se encuentra delante de una proliferación de comas
en forma de barreras y de pretéritos indefinidos como anacondas. El lector de
este estresante relato es, también, uno de los viajeros de dentro de este
vehículo fantasma: el relato. En lo que atañe al ritmo, pues, está muy rico de
dos recursos de la analepsis: el flashback y el racconto para contar hechos
ocurridos en el pasado.
La historia se narra desde el punto de vista de un
narrador extradiegético omnisciente. Es un narrador en tercera persona que
conoce más que los personajes. Se adentra en sus sueños y conciencia, conoce,
incluso, sus perversiones y todo lo que ocurre en sus pensamientos y fueros
anímicos. Los caracteriza prosopográfica y etopéyicamente, sobre todo por sus
actuaciones y sus diálogos enriquecidos con acotaciones y monólogos que son dos
técnicas teatrales que involucran al lector en la catarsis. El proceso del que
más se alimenta la caracterización de los personajes de este relato es, sin
duda, la animalización en el cual se atribuyen y aplican una serie de rasgos o
cualidades específicas de los animales a seres humanos. El objetivo de esta
descomunal deshumanización de índole naturalista estriba en ilustrar la
criminalidad, la sexualidad y la bestialidad de los personajes asesinos:
/ El del
sombrero rellenó otro, lo bebió de golpe y aulló con mojigatería, enseñando los
dientes en una sonrisa forzada (p. 201); / Era un gorila de cara crispada (...) la
cara mofletuda, hinchada, uno de los más siniestros asesinos a sueldo de su
marido. (p. 212); / Sonríe como sonríe
un gato a un ratón (...) Advirtió una nariz aguileña, la carnosidad que colgaba
de la barbilla (p. 218).
Otras veces, el autor recurre a los objetos para
mostrar este carácter agresivo y amenazador dándoles un sentido alegórico como
en este ejemplo :
/ Él frunció
el entrecejo muy pensativo y atacó con brutalidad el filete con cuchillo y
tenedor. Ella vio horrorizada cómo persistía en hundir ferozmente el cuchillo
en la chuleta (p. 208) /
actitud que da a entender que Albert piensa despedazar
a su mujer Cintia como el león a una gacela con sus bien afilados fauces.
Algunas frases que subrayo esporádicamente a guisa de
ejemplos sobre el carácter psicótico de los personajes:
/ El aludido tensó las comisuras de la boca a guisa de asco. Su rostro
pasó de amarillo a blanco y tanto su boca como sus ojos estaban muy abiertos /;
inquirió con cierto sarcasmo en la
expresión aunque la inflexión que le dio a la pregunta rayaba en la decepción /;
Albert Silbertbauer tragó saliva. Se
quedó sin el habla. Tenía la boca abierta como un aldeano. Soltó un improperio.
Frunció los labios un momento y reflexionó. Su cara tornó a ser un globo de
materia incandescente. Giró la cabeza buscando la reacción del otro
chantajista. Este estaba de un humor de perros. Asintió con la cabeza /; Pedro se hizo a un lado y la bala alcanzó el
cuerpo del de la cicatriz que cayó muerto al suelo con un sordo ruido. Su
compinche se retorció una sola vez bajo el efecto del veneno y aterrizó sobre
un sofá donde se quedó quieto /; Pedro
tenía la mirada acerada. Vio en sus ojos, detrás de su fingida sonrisa, un
profundo resentimiento y su corazón empezó a acelerarse /; Cintia sintió como una garra apretándole y
retorciéndole el corazón. Durante un momento horrible que le resultó
interminable creyó que iba a perder el control, desfallecer y confesar /; Frunció un momento el ceño y cerró
parcialmente un ojo. Su rostro estaba ahora velado y yerto. Una vena
zigzagueante empezó a latir en su frente. Sintió ella un desgarrador escalofrío
recorrerle la médula espinal al creer que él había descubierto sus planes y que
solo esperaba el momento de desenmascararla /…
Los personajes nucleares del relato son
Albert/victimario, Cintia/víctima y Karim/marioneta usada por Cintia, cuya
caracterización se hace también desde la vida pasada de cada cual. En efecto,
el rasgo común entre ellos es que todos tienen un pasado negro, fóbico y
traumático. Albert arrastra detrás de él un pasado macabro, lleno de crímenes,
chantajes, persecuciones y fugas. Cintia sufre porque no tiene familia ni
raíces. Karim sufre de un pasado cruel y trágico en el cual perdió a su mujer y
a su hija en un trágico incendio. Así que aunque el desenlace final del relato
es eufórico no deja de ser un relato trágico, estresante y, sobre todo, negro.
La desenfrenada pasión venérea de Karim por la bella y
rubia Cintia recuerda a Grace Kelly, la actriz preferida de A. Hitchcock. Esta
alusión al personaje de carne y hueso tiende a cumplir dos funciones
narrativas. Primero, es una técnica empleada habitualmente por el autor para
visualizar mejor a su personaje ficticio Cintia, caracterizarlo con atributos
de una persona real muy conocida y prescindir de este modo de una descripción
improductiva. Ambas mujeres son semejantes en cuanto a su belleza, sensibilidad
y encanto. Segundo, se trata de crear una relación paratáxica entre la historia
de Cintia en el relato y la historia de Margot en “El crimen era casi perfecto”
(Dial M for Murder), la famosa película realizada por Alfred Hitchcock en 1954
y cuya heroína es interpretada por Grace Kelly. Tony Wendice programa el
asesinato de su mujer Margot a través de un secuaz debido a su aventura amorosa
con un escritor de novelas policíacas y también por temor a que lo abandonara. Pero
Margot pudo salvarse matando al ave de rapiña enviado por su esposo. El mismo
destino cruel espera a Cintia. Ambas mujeres ilustran el prototipo de la
víctima perseguida y atrapada. En la última frase del relato, el lector se da
cuenta de que aquel día aciago vivido por los personajes no era otro que un
viernes lo que pone de manifiesto la inspiración del autor, también, en otra
película de terror, esta vez, la de Sean Sexton Cunningham: “viernes 13”
(Friday the 13th).Pero las dos historias difieren totalmente en cuanto a la
trama. En Amor post mortem la intriga es más complicada,
estresada y sorpresiva: todo el periplo de Tánger, la travesía, el idilio, la
persecución y al final la muerte de Cintia y Karim perpetrada por los matones
de su marido, resulta ser una terrible pesadilla soñada por Karim, debido a las
pastillas que se tomó en el hotel antes de emprender el viaje a Tánger. El
lector solo se da cuenta de este gag al final del relato, después de haber
pasado momentos de profunda angustia e insoportable tensión psicológica de
frustración, creyendo equivocadamente que Cintia y Karim habían muerto
–objetivo narrativo principal del autor.
Este relato de Ahmed Oubali, posee un hambre voraz y
se alimenta vampíricamente de cualquier género artístico a disposición sea
teatral, narrativo o cinematográfico.
La mujer en la obra de Ahmed Oubali ocupa sin duda un
lugar honorable e insigne. Contrariamente a Hitchcock que ostentaba una
obsesión enfermiza por las rubias, el autor presenta una variada y extensa
tipología de figuras femeninas, sean europeas o marroquíes, ilustrando todos
los aspectos físicos y psíquicos existentes que hacen atractiva e irresistible
a una mujer: las hay rubias, morenas y pelirrojas, con el sentido del humor o
no, sofisticadas o no, dominantes, seguras de sí mismas y exquisitamente atractivas
e inteligentes. El tono de voz es importante, también la sonrisa. Son en
general delgadas pero con curvas alucinantes y
cinturas proporcionadas. Dos figuras se destacan en particular: la mujer
noble y la femme fatale. Ambas son capaces de realizar hechos extraordinarios y
a la vez sórdidos. En ello superan al hombre, a quien dotan o privan de amor,
elevan o degradan, dependiendo de su actitud hacia ellas.
Perfidia de áspid y otros relatos -como lo es también la
primera obra del autor- constituye un tributo a la mujer víctima de toda clase
de vejaciones y sobre todo de violencia de género. "Perfidia de
áspid" y "Las manos que ven" resaltan su inteligencia, su
honestidad y nivel intelectual muy altos pero también su desdicha y fracaso al
carecer de esas cualidades. "No abras esa caja" presenta a la mujer
esclavizada y abusada sexualmente en el mundo laboral. "Perversión
secreta" y "Tres tristes rostros", expresan su dolor. Ponen de
relieve los riesgos que corre desde su niñez hasta su madurez, especialmente el
secuestro, la violación y el infanticidio cuyo protagonista verdugo siempre es
el hombre. En "Amor post mortem" se le describe dentro del núcleo
matrimonial siendo maltratada, menospreciada y privada de libertad, además de
estar desesperada ante su ansia de redención que resulta imposible.
Esta joya literaria es sin duda una obra-homenaje a la
mujer, una apología de su naturaleza femenina, de su lucha para emanciparse, de
carácter singular y noble. Revela su sufrimiento y resistencia frente al
machismo del hombre, y por ende si el autor le da siempre el papel de víctima,
es para resaltar e ilustrar su lucha sempiterna por liberarse de todos los
yugos, sean ideológicos, culturales o cultuales.
La obra de Ahmed Oubali no es producto del método
llamado «la creación espontánea». Es, al revés, una Filosofía de la
composición, un método de escritura de trabajo arduo y a la vez divertido. Es
el verdadero arte de componer ficciones y el mejor proceso capaz de conseguir
el efecto esperado en el lector según Edgar Allan Poe. Ahmed Oubali no cuenta
nimiedades ni describe detalles innecesarios ni deja nada al azar. La extensión
de los relatos parece variada pero siempre es fiel al código del relato corto.
Utiliza un estilo conciso, un tono violento, un ritmo sin riendas, una lengua
abrillantada, unas descripciones provocadoras y un léxico selecto y muy amplio.
Son cánones lingüísticos inherentes al género negro y su vertiente, el
thriller. Pocos personajes para no confundir al lector; tiempo-espacio reducido
para intensificar la intriga y aumentar el suspense. Predilección por los
colores naturales y de vestimenta; enfoque de ciertos objetos y símbolos que
terminan siendo protagonistas, una gastronomía selecta y mucho erotismo.
Siguiendo en esta misma línea, cabe señalar el aspecto elegante del lenguaje
oubaliano siempre rico en figuras literarias que dan mayor intensidad a la
expresión y solemne gravedad al texto, como la hipérbole, la metáfora, la
metonimia, el polisíndeton y las enumeraciones de gradaciones ascendentes y
descendentes; y también recursos estilísticos que aportan rapidez y dotan de
poder sugestivo los relatos como la anacronía y todos sus tipos.
El autor explota, como acabamos de verlo
sucintamente, toda la genealogía del
thriller: el thriller de relaciones (Perfidia de áspid) donde la traición es un
concepto crucial para la trama; el thriller de conspiración (Las manos que ven)
donde el enigma principal de la trama es: ¿quién está detrás de las acciones
criminales?; el thriller de investigación (Tres tristes rostros) donde la
resolución del enigma solo es revelada en el clímax; el thriller de misterio y
asesinatos (No abras esa caja) donde el azar y la muerte rigen el destino de
todos; el thriller de acción (La ingrávida espiral del crimen) donde el
protagonista es víctima de las acciones de los villanos...
Algunos se preguntarán por qué "trata" el
autor un género que data de los años treinta. En realidad tal no es el caso. El
crimen bajo todos sus aspectos existe desde que existe el mundo y solo
desaparecerá con la desaparición del hombre. Mientras tanto la labor de la
literatura es describir y (re)-producir ese mundo. Las sociedades y las épocas
cambian pero la maldad humana mantiene los mismos códigos del mal. Entre el
policial y el negro clásicos, Ahmed Oubali muestra un interés particular por el
"thriller" que en inglés significa “estremecimiento”. Es un subgénero
literario o cinematográfico psicológico derivado de los géneros citados y que
se basa en la generación de suspense (intriga, expectación, angustia, estrés y
miedo) y misterio (secretos, ocultación, desapariciones, traiciones), elementos
principales que mantienen al lector o al espectador en vilo hasta el final de la narración donde, en un
genial giro, descubren quién estuvo detrás del crimen.
No es pues ningún secreto decir que el autor [6] se
inspira básicamente en el thriller hollywoodense de los años cincuenta y
sesenta que ilustró en la pantalla al género literario negro y policial
clásicos de los años treinta y cuarenta, especialmente en su vertiente
hitchcockiana. Así, y dentro de esta nomenclatura, Ahmed Oubali ha optado por
el thriller psicológico que trata sustancialmente un tema central: el conflicto
entre individuos originado por alguna de las pasiones humanas como lo es el
odio, el amor, la traición, la culpabilidad, el sadismo, etc.
A este nivel el thriller es concebido
por el autor como en un medio estético-poético cuyo objetivo primordial es
conmovernos, haciendo que nuestro corazón lata más de prisa y ponga al
descubierto y en profundidad las emociones, las pasiones y las experiencias más
internas e íntimas del alma humana.
Entre las innovaciones del autor en el ámbito del
relato negro y de suspense en particular, se puede citar en resumen los siguientes aspectos:
-El tiempo-espacio abarca el ambiente
criminal hispano-marroquí del siglo
pasado. Del noir americano y anglosajón solo se mantienen los
códigos narrativos y los avatares del crimen organizado.
-El estilo, aunque violento, es muy elegante
en contraposición con el estilo seco y duro del noir clásico.
-No existe el protagonismo dicotómico
"detective vs asesino": el detective puede ser cualquier personaje en
busca de la verdad y el asesino puede ser el hombre más amable y bondadoso del
mundo.
-El protagonista es siempre un
antihéroe. Muchos de los personajes principales son animales, objetos anodinos,
símbolos, etc.
-El enigma y el misterio no son un
objetivo en sí, sino herramientas a disposición del thriller.
-Los relatos no pretenden ser una crítica
social ni política. Las numerosas descripciones de las nefastas condiciones de
vida, de la inmoralidad, de la criminalidad, de la incultura y de la falta de
infraestructuras, reinantes en ellos, desempeñan el papel fundamental de
encuadrar las tramas ficcionales en contextos realistas que concuerdan con el
género negro y que sirven de trasfondo para las historias nigérrimas contadas. El
objetivo supremo del autor estriba en divertir, distraer e invitar al lector a
degustar la magia formal en que dichos relatos están presentados. Es cierto que
hay amigos y lectores que puedan discrepar conmigo en este aspecto pero sus
opiniones son respetadas y aceptadas.
-La narración no se centran en la
inteligencia de un detective ni en la astucia de un asesino, sino en el
análisis psicológico de la víctima y en el del asesino y sus móviles. Prevalece
el punto de vista de la víctima.
-No existe un personaje sin una historia negra
detrás, un historial freudiano.
-Emocionar, mortificar y hacerle
cómplice al lector es un fenómeno permanente desde el inicio hasta el final de
cada relato. Para ello, el autor se basa mayoritariamente en el guion
cinematográfico facilitando al lector pasar de lo leíble a lo visible.
-El género negro, por ser duro, contiene
una gran dosis de pesimismo donde prevalecen
la farsa, la sospecha, el cinismo y la fatalidad. El noir
encierra un sabor amargo donde las relaciones entre los personajes son siempre
movidas por el deseo de poseer dinero o placer, los demás siendo meras
marionetas para lograrlo. La traición y el desencanto, la mentira y la falsedad
son los que lo rigen todo. Son los ingredientes inevitables de un buen
thriller. Pero en los relatos de Ahmed Oubali cunde también otra característica
que sobresale: el final hilarante, el happy ending con que terminan todos sus
relatos, refleja la cosmovisión oubalística: la vida no es solamente un
cuadro pesimista, un siniestro mundo malvado, sino también tiene un lado
iridiscente con un sinfín de goces y placeres que debemos disfrutar plenamente,
con el corazón abierto –la única forma
de burlar provisionalmente a la muerte.
En la edición encontramos además un prólogo excelente
del periodista y escritor español José Manuel Serrano Valero y una nota del
propio autor que bien se merece que el lector, antes de leer la obra, haga un
brindis a la salud de Ahmed Oubali. Las sinopsis iniciales de cada pieza son
otro atractivo, pues ejercen de acicate para lanzar las expectativas del lector
respecto a las páginas que le aguardan.
Se dice que se denominan relatos cortos, negros, de
intriga, de terror, de misterio… Se llamen como se llamen son: sobresaltos,
platos agriamargos, pantanos narrativos y cuentos pesadillescos y a la vez
placenteros. En definitiva, son esmeraldas nigérrimas de un thriller que,
como de costumbre, Ahmed Oubali logra dotar de una espesa dosis de adrenalina,
de picazones eléctricas y de una impresionante carga y elegancia literaria.
Referencias / Webgrafía
[1] Oubali, Ahmed, Chivos expiatorios, publicado
en Amazon:
https://www.amazon.it/CHIVOS-EXPIATORIOS-Ahmed-Oubali/dp/1688050124
[2] Oubali, Ahmed, Perfidia de Áspid y otros
relatos, Varsovia: Amazon, 2019. ISBN 978-1089-403-661.
https://www.amazon.es/PERFIDIA-%C3%81SPID-Ahmed-Oubali-ebook/dp/B07W8G9LGQ
[3]
Véanse el artículo publicado por el
autor, junto con el relato, en este enlace
https://www.e-stories.org/read-stories.php?sto=13562
[4] Ídem.
[5]
Sinopsis del relato:
https://ahmedoubali.blogspot.com/2018/01/sinopsis-de-tres-tristes-rostros.html
[6] En su Blog literario, el autor justifica sus
fuentes de inspiración y teoriza sobre su
arte de escribir: https://ahmedoubali.blogspot.com/
LIBROS EN AMAZON:
https://ahmedoubali.blogspot.com/2024/02/publicaciones-en-amazon.html
(El artículo del presente
estudio figura en la obra semiótica de A. Oubali, La danza de los signos en
la literatura en lengua española, Independently published, 2020, p. 173 y
ss.)
LEER RELATO en : https://sopaderelatos.com/2016/05/12/amor-post-mortem/
Ahmed Oubali PARTICIPA EN
LA I JORNADA DE NOVELA NEGRA:
https://ahmedoubali.blogspot.com/p/participo-en-la-i-jornada-de-novela.html
Ahmed Oubali y el género
negro:
https://ahmedoubali.blogspot.com/2017/04/mi-teoria-del-relato.html
https://ahmedoubali.blogspot.com/2017/12/observaciones-sobre-el-relato-policial.html
ENTREVISTAS CONCEDIDAS: https://ahmedoubali.blogspot.com/search/label/ENTREVISTAS
Véase también MI CRÍTICA, "Ahmed Oubali, consagra al género negro marroquí, por Mustapha Handar", recuperado de:
https://ahmedoubali.blogspot.com/2016/03/amor-post-mortem-un-relato-que-consagra.html
Mustapha Handar*
Nació en Agadir, Marruecos, en el año 1982. Es
escritor de micronarrativa y profesor de lengua española. Las microficciones de
su autoría se han publicado en revistas literarias electrónicas y antologías
especializadas en la microliteratura como Círculo de Poesía (México), Letras
Itinerantes n.13 y 31 (Colombia), Tardes Amarillas y Piedra y Nido (Argentina),
Diversidad Literaria y Papenfuss (España). Sus microrrelatos han sido
recogidos, también, en Letras Marruecas II: Nueva antología de escritores
marroquíes en castellano (Santiago de Chile, Embajada de Marruecos/ed. Altazor,
2018, 402 páginas); antología recopilada por el crítico argentino Cristián H.
Ricci. Publicó artículos de crítica literaria y relatos cortos en las revistas
españolas Hércules Cultural y Revista Dos Orillas. En 2016 ha autoeditado la
traducción del español al árabe de Bitácora de un viaje a Tánger sin retorno;
un poemario cejelesco de la poeta algecireña Nuria Ruiz Fernández.
UNA
DE SUS RECIENTES ENTREVISTA:
https://revistakm0.com/2020/09/11/minificcionistas-pandemicos-mustapha-handar/
OTRAS
CREACIONES
https://quarksedicionesdigitales.wordpress.com/2021/02/27/atrapados-en-telaranas/ https://circulodepoesia.com/2016/01/mustapha-handar-el-prisionero-de-la-isla-magica/ https://revistabrevilla.blogspot.com/2020/06/mustapha-handar-armas-de-papel.html https://revistabrevilla.blogspot.com/search/label/MUSTAPHA%20HANDAR
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* Ahmed Oubali
es doctor en
literatura comparada por la universidad Rennes II Haute Bretagne -Francia. Fue
catedrático de “semiótica de textos” en la Universidad Abdelmalek Essaadi de
TetuánMarruecos. Ha publicado 5 libros
de relatos, 2 de estudios semióticos y
11 de traducción.
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