jueves, 21 de noviembre de 2019

Ahmed Oubali, precursor del relato noir marroquí





Ahmed Oubali,
precursor del relato noir marroquí

Por Mustapha  Handar.

En 2009, el firmamento de la literatura marroquí en lengua española conoce el nacimiento de una nueva estrella literaria; distinta y de color negro brillante. Es cuando Ahmed Oubali, escritor, semiólogo y catedrático marroquí, publica Chivos expiatorios y otros relatos; su ópera prima de once relatos –escogidos entre una larga lista de relatos publicados tempranamente en los suplementos de periódicos y últimamente en la Web- que se encasilla en el género negro en su vertiente de thriller psicológico; nunca cultivado hasta hoy en día por los escritores marroquíes. Una contribución, esta última, que apunta a colmar el vacío existente en nuestro canon literario hispano-marroquí. Esta obra sui generis fue todo un exitazo literario y sigue siéndolo desde el punto de vista, tanto de los lectores como de los críticos, por eso no es de extrañar que actualmente haya alcanzado su tercera edición [1].

Recientemente, Ahmed Oubali acaba de sacar a la luz su segunda incursión en el género noir: Perfidia de áspid y otros relatos [2].
Un thriller psicológico de alto voltaje cuyos temas principales son el crimen perfecto, el tráfico de drogas y de personas, la codicia, el erotismo, la traición, el deseo de venganza, la explotación sexual de mujeres, además de una minuciosa descripción analítica de traumas de infancia y de comportamientos parafílicos (algolagnia, pedofilia, paranoia y sadismo) que justifican la perpetración de toda clase de crímenes.

La obra integra siete morbosos relatos criminales cuyas acciones transcurren en órbitas rurales y también en núcleos urbanos y otros marginales de varias ciudades marroquíes: Ouarzazate, la ciudad de arte cinematográfico, el Hollywood marroquí y africano, con sus regiones ocres y calurosos; Marrakech, eterno espacio turístico de miliún cuentos y núcleo oculto de la pedofilia y la prostitución; Ketama, segunda capital mundial de los estupefacientes, sumida en asesinatos por ajuste de cuentas entre mafiosos y drogadictos; una lúgubre aldea en el Rif arrasada por la miseria, el hambre, la incomunicación, la locura y una epidemia deletérea; Casablanca, capital económica, moderna y bulliciosa pero también vasto nido de criminales y delincuentes; Tánger, la cosmopolita, rutilante y mítica ciudad internacional; Rabat, Khuribga y Mequinez... Sin olvidar las ciudades españolas, tales como Tarifa, Ceuta, Algeciras, Málaga, Madrid, Huelva… Alusión permanente a la sempiterna e inexorable convivencia hispano-marroquí.

El relato que sirve de entrada a la obra viene titulado "Perfidia de áspid"; el mismo título que lleva la obra entera. Una narración que gira en torno a dos ejes: el afán de poder y la codicia que llevan al asesinato y el amor enfermizo que, siendo traicionado, conduce a su vez al incontrolable deseo de venganza. Una siniestra historia de reptiles venenosos, herramientas eficaces utilizadas para perpetrar crímenes perfectos, y de personajes pervertidos que se exhiben en la trama argumental como áspides asesinos camuflados de seres humanos con perfiles bondadosos y atractivos pero que resultan camaleónicos al usar múltiples identidades difuminadoras para alcanzar sus objetivos más inicuos. La historia es verosímil, como lo son todas las narraciones del autor. El relato se caracteriza por una lógica interna sorprendente y unas descripciones realistas casi visuales. El suspense va dosificado, gota a gota, con unas impresionantes intrigas sustentadas con un constante efecto cliffhanger y enlaces sorpresivos.

Muntasir, un joven aldeano y cazador de serpientes de Ouarzazate conoce a Umaima, una despampanante mujer de Marrakech, víctima de un matrimonio forzado. Atrapado por su sensualidad, loco enamorado y conmovido por su infelicidad, el joven se ofrece a redimirla de las garras de su senil y agresivo marido. Ambos deciden matarle. Las serpientes son el arma del crimen. El veneno es instantáneo y el homicidio pasa por ser un accidente. Muntasir le entrega la caja de serpientes con todas las instrucciones y convienen verse dos días después del fatídico incidente, al volver él de Marrakech. Pero tal encuentro no se realiza porque Umaima desaparece como el agua en el desierto, lo cual pone al protagonista en un remolino de incertidumbres. Decide entonces emprender una desesperada misión detectivesca tratando de reencontrarla. Sus pesquisas lo llevan a descubrir, para su gran espanto, que desde su primer encuentro con Umaima todo ha sido una ratonera en que ha caído fácilmente: la mujer indefensa y víctima de violencia casera resulta ser una embaucadora, una "femme fatale", una criminal innata, un rol de actriz que la verdadera y real Miryam Mundir supo interpretar con profesionalidad para ejecutar su plan hollywoodiano: seducir al aldeano encantador de serpientes, conseguir el áspid más letal de todos, infiltrarlo en la cama de su propio padre –y no de su inventado marido-, quedarse finalmente con la colosal herencia paterna  y vivir como una reina con su amante y cómplice, un abogado penalista. Sintiéndose ultrajado e invadido por un extraño pundonor, el domador de víboras se resuelve a vengarse perpetrando un horripilante asesinato. El autor exhibe aquí uno de los crímenes más perfectos que el género negro jamás ha conocido.

El segundo relato, "No abras esa caja", es el más corto de toda la selección. La carga de suspense engancha al lector desde el íncipit. Si el título del relato anterior tiende a provocar estremecimiento -en inglés significa thriller-, resaltando el nombre de uno de los más espeluznantes reptiles, este describe como personaje principal a una caja anodina pero de contenido enigmática que suscita curiosidad y angustia, ingredientes del suspense: ¿qué hay detrás de esta advertencia? ¿Qué contiene la caja? ¿Un explosivo? ¿Una víbora? ¿O quizás la cabeza de una víctima degollada? Estas preguntas se erigen como tuercas en la mente del lector y lo mantienen sin aliento pegado a la historia en busca de respuestas, en espera de lo inevitable. De lo peor. Una deflagración extrema constituye el meollo narrativo de este escabroso relato. La trama se estructura alrededor de tres partes que se puede definir con tres palabras: preapocalipsis, apocalipsis y postapocalipsis. Mediante un vaivén entre el pasado y el presente, esta pieza literaria nos introduce en el ambiente criminal de las mafias narcotraficantes de drogas y traficantes de personas en Ketama que abusan sexualmente de las mujeres marroquíes contratadas para trabajar en España. Nos cuenta primero una historia de amor fronterizo que se convierte en un feliz matrimonio mixto. Pero pronto todo culmina al final con la incineración de todos los personajes debido a una explosión causada no por el contenido de la caja sino indirectamente por algo que subyace detrás de este objeto. Los recursos y gags para crear esta gran tensión narrativa en el relato son: las anacronías como los raccontos, la paralepsis, la analepsis externa y la homodiegética completiva, el retardar del conflicto y el efecto de sorpresa final.

Resumiendo el argumento, el relato cuenta la historia de un proxeneta español llamado Pedro Domínguez. Mientras viaja a Ulad Issa, pequeña aldea ubicada en Ketama, con el propósito de llevar a su esposa Sumaya a Ceuta, evoca su primer encuentro amoroso, su conversión al islam por razones oportunistas, los tres días de boda y su luna de miel en Marrakech. También recuerda la escalofriante historia de Sumaya: el asesinato de sus tres hermanos por ajuste de cuentas por droga y la muerte en la cárcel de su padre, gran cultivador de hachís. Una vez llega a su destino, se sienta a una mesa en un modesto restaurante esperando la llegada de su mujer. La descripción del ambiente es típicamente noir, pese a la luminosidad del día y el aspecto indigente de la localidad. Entre los clientes hay camioneros, turistas, una pareja española que discute el tema de la compra ilegal de un bebé, drogadictos y vendedores de drogas. Todo cambia bruscamente cuando un individuo se acerca a Pedro y le pone sobre la mesa una caja de zapatos, antes de desaparecer. Creyendo que la caja contiene una bomba de relojería, el aludido decide no abrirla por temor a que explotara y permanece paralizado hasta que llega Sumaya. Al querer irse precipitosamente derriban la mesa y la caja cae al suelo poniendo al descubierto inmensos fajos de dinero. Una repentina ráfaga de viento hace que los billetes sobrevolaran en el aire y toda la gente se precipita corriendo tras el remolino de billetes para atrapar la cantidad que pudiera. En su estampida, los asistentes de la gasolinera se olvidan de las mangueras de los surtidores insertas en los depósitos de combustible, causando un enorme derrame de gasolina cuesta abajo. Un conductor suelta la colilla de su cigarrillo y se prende un violento incendio que pronto se convierte en varias explosiones que terminan carbonizando tremebundamente a todos. En el epílogo, el narrador desvela el misterio de aquella pavorosa caja: se trataba de la segunda entrega de dinero que le correspondía a un hombre cuya fisonomía e indumentaria se parecían a las de Pedro. Una mortal confusión.

El relato más innovador de esta obra es indudablemente "Las manos que ven". En él, el autor teoriza sobre un nuevo paradigma narrativo creado por él y que denomina "el presente isoentrópico" [3]. Es donde el lector se autoidentifica con la víctima o el verdugo a través de la voz narrativa de un "yo" pulsional. El lector no solamente lee, sino también experimenta los sentimientos y las situaciones vividos por los personajes, ejecuta y asume sus acciones. Dicho de otro modo, de un ser extradiegético, el lector pasa a ser intradiegético,  un elemento primordial de la diégesis, un actante dentro de la intriga que participa en directo en todas las escenas de la trama criminal, desde el principio hasta el final. De hecho, como Salma, la protagonista de la historia, el lector se siente repentinamente ciego y, por ende, despistado, pávido, amenazado y presa fácil, sobre todo, cuando se percata de que sus enemigos aprovechan de su ceguera para planear su muerte. La relación, pues, que mantiene con respecto al tapiz textual es transtextual, instintiva y subliminal. El escritor quiere, según sus mismas palabras, hacer que los ojos del lector no solo lean sino que toquen, que se muten en manos para dar lugar al tacto, sentir el deseo y lograr que sus manos calquen las de los personajes, transformándose en ojos para visualizar escenas particulares. Es lo que se llama en psicoanálisis visión háptica o arte de producir contacto físico a través de la vista o contacto visual a través del tacto [4].

Como temas fundamentales de este relato citamos la envidia, la codicia, la frustración sexual, la violación y el asesinato. Lo "Un Heimlich" es también una temática excelentemente elaborada en el texto. Es un término con que Sigmund Freud explica, en su libro "Sobre lo siniestro", que la sensación de angustia e inquietud se da a partir de la transformación de un elemento o situación familiares en algo completamente siniestro e increíble, la cual nos aleja de la sensación de seguridad que produce lo familiar para colocarnos fuera de la zona de confort. Lo "Un Heimlich" en "Las manos que ven" está presente desde que la protagonista pierde la vista y se intensifica mayoritariamente cuando descubre que su cuñado desea violarla y que su propia hermana proyecta asesinarla.

Resumiendo el argumento, Salma es una joven psiquiatra que pierde provisionalmente la vista en un premeditado accidente de coche. Su hermana Sonia y su cuñado Muhsín, a quienes no vio hacía muchos años, la visitan y deciden alojarse en su casa haciéndole creer que quieren  ayudarla y apoyarla.
Ya en el chalet donde vive, Salma intuye hápticamente varios incidentes extraños, todos ellos orientados para asesinarla: una explosión en el cuarto de baño donde, por fortuna, tarda en llegar; la desaparición del maletín donde guarda sus joyas; un aguijonazo en la espalda mientras meriendan en el jardín; un alambre incrustado en lo alto de las escaleras; un delincuente con gorra que merodea por la vivienda y la desaparición de su novio.

Cuando explora kinestésicamente la habitación de Sonia y Muhsín, aprovechando su ausencia, Salma descubre aterrorizada una jeringuilla, pequeños frascos y un cuchillo, además de unas herramientas electrónicas y una gorra. Comprende entonces el complot criminal que le tenía preparado la pareja, responsable del corte de los frenos de su coche y de los extraños sucesos anteriores. En ese momento llegan Sonia y su marido y la sorprenden. Se inicia una pelea pero Salma logra escapar de su hermana que quería coserla a puñaladas y de las garras de su cuñado, un psicópata incapaz de reprimir sus desmedidos instintos sexuales.
Solo al final sabemos los motivos egoístas y criminales de Sonia que quería quedarse con la herencia paterna.

Esta conducta y mentalidad parafílicas constituyen la quintaesencia narrativa del cuarto relato de la obra, titulado "Perversión secreta", otra historia morbosa y negra sobre el secuestro, la violación y el asesinato de niñas por un psicópata y homicida serial.

Entre las peculiaridades de esta gema ficcional está la dimensión fantasmagórica que el autor le confiere al espacio. Una aislada aldea en el Rif envuelta en un espeluznante ambiente negro está magistralmente dibujada en las páginas de este relato macabro mediante minuciosas descripciones topográficas y prosopopéyicas que la convierten en una categoría actancial de mayor repercusión sobre los personajes y el lector. Grosso modo, se trata de un almirez donde los aldeanos están machacados por todas las calamidades naturales y humanas inimaginables: una miseria extrema, la incomunicación total, una arrasadora y cruel epidemia y, máxime, un misteriosos monstruo que no deja de raptar a sus inocentes niñas, abusar de ellas y matarlas para no dejar pruebas incriminatorias.

El sujeto enunciador del discurso es un narrador autodiegético: Yasmín, una mujer oriunda de esta aldea, nos cuenta desde Londres con su propia voz la terrorífica historia de su rapto por un psicópata que intentó violarla y luego asesinarla cuando tenía apenas 13 años. De hecho, el lector debe distinguir entre el pasado de la diégesis (el enunciado) y el presente de la enunciación, o sea, entre la perspectiva de una menor secuestrada sufriendo los hechos y la de una mujer madura y ahora libre, que narra los acontecimientos.  

Como en todos sus relatos, Ahmed Oubali alimenta la tensión dramática sometiendo a sus personajes asesinos o no a unos análisis psicológicos científicos y describiendo el reflejo externo del mar agitado que esconden en sus adentros. En el caso de "Perversión secreta", presenta a uno de los criminales más horrorosos del mundo criminal: un hombre que, por perder a su mujer y a sus hijos a causa de una epidemia mortal, se muta de devoto a ateo, de un hombre respetado y honesto a un cruel pedófilo obseso, de un viejo bondadoso a un monstruo asqueroso; un ogro real secuestrador de niñas y vampiro chupador de sangre. Por ende, no es nada fortuito el que la protagonista narre su desgraciada historia desde Londres, estando a 3080,30 km de distancia de su país natal.

En "Tres tristes rostros", el escritor aplica un decálogo diferente. Edifica una trama compleja cuyo eje central es un enigma de difícil resolución en torno al cual giran todos los acontecimientos de la historia: ¿Quién es el asesino?

En los perímetros eriazos de Casablanca y al borde de las carreteras, descubren escalofriantes cadáveres congelados de niñas rubias adolescentes envueltos en bolsas de plástico con monedas dentro de su vagina y con la firma del asesino, unas extrañas y espeluznantes iniciales, clave del enigma. Un periodista fotógrafo y un juez de instrucción se encargan de investigar el caso atribuyendo los crímenes a un presunto asesino serial inteligente que imita a un tal Jack, llamado el Verdugo de Toulouse, uno de los criminales más peligrosos y conocidos a nivel mundial. Cuando un psiquiatra y médico forense forma parte del grupo de investigación, el relato se convierte en un genial juego de puzles.

El lector se transforma paulatinamente en un miembro más dentro del equipo detectivesco pero sus reflexiones, sospechas y adivinanzas siempre se ven equivocadas, como lo son las de todo el equipo. El suspense viene salpimentado con bruscos giros narrativos, astutas desviaciones, falsas historias, poderosas elipsis de hechos e intrigantes ratitos de cliffhanger que solo adquirirán sentido absoluto al final del relato. Este excelente thriller es una estresante partida de ajedrez. El autor da al lector falsas pistas y hace que centre sus sospechas en un abanico de personajes con antecedentes penales y, hasta, en la figura del juez, el jefe que preside la investigación.

Con todos estos enredos, Ahmed Oubali logra poner a prueba nuestra inteligencia y mortificarnos de manera tremenda. El suspense conoce su Big Bang en un clímax impredecible y un desenlace increíble: una prueba delatora concreta, accidentalmente perdida por el criminal y casualmente atrapada por una fotografía tomada en la escena del crimen por el periodista, será el hilo de la mortaja que conduce al ovillo.  Si para Raymond Chandler el género negro es "el simple arte de matar", para Ahmed Oubali, habría que añadir: “y también de martirizar al lector" [5].

"La ingrávida espiral del crimen" es un pantano que versa sobre una red criminal e internacional especializada en el contrabando de estupefacientes. Abdelatif, un joven ilusionado, abandona su aldea ubicada en las afueras de Marrakech, dejando atrás a una familia pobre e indigente con el propósito de viajar clandestinamente a España. El destino pone en su camino a Zubeir que viaja a Tánger y se ofrece a llevarlo con él en su coche. Sin embargo, pronto descubre que su anfitrión no es trigo limpio ya que al enfilar la carretera secundaria para evitar los controles policiales, le confiesa que lleva una cantidad de cocaína que ha de entregar a un mafioso tangerino. La muerte de este último en un brusco choque del coche contra un despeñadero contribuye a que Abdelatif cambie sus planes: usar la identidad del contrabandista difunto, hacerse millonario con la venta de la cocaína y "volver al pueblo como un gran héroe".  Pero pronto se ve inesperadamente involucrado en una interminable espiral de crímenes, persecuciones y espionaje. Una organización criminal de traficantes de drogas lo persigue, le tiende trampas y le envía matones para asesinarlo y recuperar la cocaína robada. Percances y situaciones muy peligrosas de los cuales el protagonista logra salir con vida por actuar como un criminal experto y tan fuerte como un tardígrado.
Un ingenioso análisis sobre la capacidad humana para supervivir por todos los medios. Resalta el lado oscuro y salvaje de nuestra naturaleza: la pura maldad con sus prendas hitchcockianas.

La ambientación es el punto fuerte del autor: la acción no decae ni un instante desde Marrakech hasta Tánger. El itinerario, de apenas unas doce horas, es orquestado a cuentagotas por un suspense in crescendo en el que no cesan de aparecer cadáveres, cruentas peleas, sexo, policías falsos y acechanzas.

La mayor parte de la trama transcurre en contextos rurales terroríficos y, a veces, surrealistas. Espacios con características de "un planeta sin oxígeno", donde prevalecen macabras escenas de niñas agredidas por perros rabiosos, de otros perros escuálidos que se acoplan, de casas de adobe y alguno que otro chiringuito destartalado, de vertederos e inmensas tierras resecas, de animales descarnados e increíble gente inculta y famélica. En este mundo pesadillesco e inusual surge en contraposición algo maravilloso, inesperado y sublime: una autoestopista, una deslumbrante rubia, excelentemente ataviada y con atractivas y alucinantes curvas eróticas que deja perplejo al lector. Pide al protagonista que la lleve en su coche, sin revelarle su verdadera intención de alevosía y perfidia.

Un thriller donde un Scooter deportivo, una agenda de contactos, una simple equimosis o una insignificante trenza de cabello son detalles menores y aislados, pero de tope importancia cuando se retoman en un momento futuro del relato para aumentar el suspenso y crear el efecto de sorpresa final en el lector.

Los superalimentos que mantienen viva la tensión narrativa son, primero, las elipsis y las prolepsis que enganchan al lector y le suscitan un abanico de preguntas, dudas y sugerencias y, segundo, las analepsis repetitivas y completivas con el objetivo de provocar sorpresa, asombro y revelar informaciones escondidas debajo de las mangas del narrador.


Como no todo lo que reluce es oro, en "Amor post mortem", Cintia descubre ex abrupto que la verdadera identidad de su millonario cónyuge Juan Antonio Balaguer es en realidad Albert Silbertbauer, uno de los peligrosos mafiosos y asesinos más buscados por las autoridades españolas. No obstante, delatarlo o denunciarlo le costaría la vida. Albert es un Barba Azul del que Cintia quiere liberarse y, como no tiene hermanos que puedan socorrerla, aprovecha de Karim, un marroquí de Tánger que trabaja de camarero en un hotel, seduciéndolo con su extrema belleza para planificar con él un viaje de huida a la ciudad internacional y mítica.
Una gema literaria basada en un juego de máscaras, donde un luminoso chalet es una cárcel, un floreciente jardín tapuja un cementerio secreto atiborrado de gente asesinada por ajuste de cuentas, una cena puede ser aquella última cena de Cristo o ser prácticamente real una tremebunda pesadilla. En fin, he aquí una historia que corta el aliento por la variedad de condimentos con que el autor recrudece el suspense y mortifica al lector. Con la reducción del tiempo narrativo a tan solo seis horas (de las 03h a las 09) sostenido por un ritmo tremendamente veloz, el lector se siente como si condujera vertiginosamente  un coche sin frenos.

La historia se narra desde el punto de vista de un narrador extradiegético omnisciente. Es un narrador en tercera persona que conoce más que los personajes. Se adentra en sus sueños y conciencia, conoce, incluso, sus perversiones y todo lo que ocurre en sus pensamientos y fueros anímicos. Los caracteriza prosopográfica y etopéyicamente, sobre todo por sus actuaciones y sus diálogos enriquecidos con acotaciones y monólogos que son dos técnicas teatrales que involucran al lector en la catarsis. El proceso del que más se alimenta la caracterización de los personajes de este relato es, sin duda, la animalización en el cual se atribuyen y aplican una serie de rasgos o cualidades específicas de los animales a seres humanos. El objetivo de esta descomunal deshumanización de índole naturalista estriba en ilustrar la criminalidad, la sexualidad y la bestialidad de los personajes asesinos:

/ El del sombrero rellenó otro, lo bebió de golpe y aulló con mojigatería, enseñando los dientes en una sonrisa forzada  (p. 201),  / Era un gorila de cara crispada (...) la cara mofletuda, hinchada, uno de los más siniestros asesinos a sueldo de su marido. (p. 212) / Sonríe como sonríe un gato a un ratón (...) Advirtió una nariz aguileña, la carnosidad que colgaba de la barbilla (p. 218).

Otras veces, el autor recurre a los objetos para mostrar este carácter agresivo y amenazador dándoles un sentido alegórico como en este ejemplo / Él frunció el entrecejo muy pensativo y atacó con brutalidad el filete con cuchillo y tenedor. Ella vio horrorizada cómo persistía en hundir ferozmente el cuchillo en la chuleta (p. 208) / actitud que da a entender que Albert piensa despedazar a su mujer Cintia como el león a una gacela con sus bien afilados fauces.
Algunas frases que subrayo esporádicamente a guisa de ejemplos sobre el carácter psicótico de los personajes:

/ El aludido tensó las comisuras de la boca a guisa de asco. Su rostro pasó de amarillo a blanco y tanto su boca como sus ojos estaban muy abiertos / inquirió con cierto sarcasmo en la expresión aunque la inflexión que le dio a la pregunta rayaba en la decepción / Albert Silbertbauer tragó saliva. Se quedó sin el habla. Tenía la boca abierta como un aldeano. Soltó un improperio. Frunció los labios un momento y reflexionó. Su cara tornó a ser un globo de materia incandescente. Giró la cabeza buscando la reacción del otro chantajista. Este estaba de un humor de perros. Asintió con la cabeza / Pedro se hizo a un lado y la bala alcanzó el cuerpo del de la cicatriz que cayó muerto al suelo con un sordo ruido. Su compinche se retorció una sola vez bajo el efecto del veneno y aterrizó sobre un sofá donde se quedó quieto / Pedro tenía la mirada acerada. Vio en sus ojos, detrás de su fingida sonrisa, un profundo resentimiento y su corazón empezó a acelerarse / Cintia sintió como una garra apretándole y retorciéndole el corazón. Durante un momento horrible que le resultó interminable creyó que iba a perder el control, desfallecer y confesar / Frunció un momento el ceño y cerró parcialmente un ojo. Su rostro estaba ahora velado y yerto. Una vena zigzagueante empezó a latir en su frente. Sintió ella un desgarrador escalofrío recorrerle la médula espinal al creer que él había descubierto sus planes y que solo esperaba el momento de desenmascararla /…

Los personajes nucleares del relato son Albert/victimario, Cintia/víctima y Karim/marioneta usada por Cintia, cuya caracterización se hace también desde la vida pasada de cada cual. En efecto, el rasgo común entre ellos es que todos tienen un pasado negro, fóbico y traumático. Albert arrastra detrás de él un pasado macabro, lleno de crímenes, chantajes, persecuciones y fugas. Cintia sufre porque no tiene familia ni raíces. Karim sufre de un pasado cruel y trágico en el cual perdió a su mujer y a su hija en un trágico incendio.
La desenfrenada pasión venérea de Karim por la bella y rubia Cintia recuerda a Grace Kelly, la actriz preferida de A. Hitchcock. Esta alusión al personaje de carne y hueso tiende a cumplir dos funciones narrativas. Primero, es una técnica empleada habitualmente por el autor para visualizar mejor a su personaje ficticio Cintia, caracterizarlo con atributos de una persona real muy conocida y prescindir de este modo de una descripción improductiva. Ambas mujeres son semejantes en cuanto a su belleza, sensibilidad y encanto. Segundo, se trata de crear una relación paratáxica entre la historia de Cintia en el relato y la historia de Margot en “El crimen era casi perfecto” (Dial M for Murder), la famosa película realizada por Alfred Hitchcock en 1954 y cuya heroína es interpretada por Grace Kelly. Tony Wendice programa el asesinato de su mujer Margot a través de un secuaz debido a su aventura amorosa con un escritor de novelas policíacas y también por temor a que lo abandonara. El mismo destino cruel espera a Cintia. Ambas mujeres ilustran el prototipo de la víctima perseguida y atrapada. Pero las dos historias difieren totalmente en cuanto a la trama. En “Amor post-mortem” la intriga es más complicada, estresada y sorpresiva: todo el periplo de Tánger, la travesía, el idilio, la persecución y al final la muerte de Cintia y Karim perpetrada por los matones de su marido, resulta ser una terrible pesadilla soñada por Karim debido a las pastillas que se tomó en el hotel antes de emprender el viaje a Tánger. El lector solo se da cuenta de este gag al final del relato, después de haber pasado momentos de profunda angustia e insoportable tensión psicológica de frustración, creyendo equivocadamente que Cintia y Karim habían muerto –objetivo narrativo principal del autor.

La mujer en la obra de Ahmed Oubali ocupa sin duda un lugar honorable e insigne. Contrariamente a Hitchcock que ostentaba una obsesión enfermiza por las rubias, el autor presenta una variada y extensa tipología de figuras femeninas, sean europeas o marroquíes, ilustrando todos los aspectos físicos y psíquicos existentes que hacen atractiva e irresistible a una mujer: las hay rubias, morenas y pelirrojas, con el sentido del humor o no, sofisticadas o no, dominantes, seguras de sí mismas y exquisitamente atractivas e inteligentes. El tono de voz es importante, también la sonrisa. Son en general delgadas pero con curvas alucinantes y  cinturas proporcionadas. Dos figuras se destacan en particular: la mujer noble y la femme fatale. Ambas son capaces de realizar hechos extraordinarios y a la vez sórdidos. En ello superan al hombre, a quien dotan o privan de amor, elevan o degradan, dependiendo de su actitud hacia ellas.
Perfidia de áspid y otros relatos –como lo es también la primera obra del autor- constituye un tributo a la mujer víctima de toda clase de vejaciones y sobre todo de violencia de género. "Perfidia de áspid" y "Las manos que ven" resaltan su inteligencia, su honestidad y nivel intelectual muy altos pero también su desdicha y fracaso al carecer de esas cualidades. "No abras esa caja" presenta a la mujer esclavizada y abusada sexualmente en el mundo laboral. "Perversión secreta" y "Tres tristes rostros", expresan su dolor. Ponen de relieve los riesgos que corre desde su niñez hasta su madurez, especialmente el secuestro, la violación y el infanticidio cuyo protagonista verdugo siempre es el hombre. En "Amor post mortem" se le describe dentro del núcleo matrimonial siendo maltratada, menospreciada y privada de libertad, además de estar desesperada ante su ansia de redención que resulta imposible.

Esta joya literaria es sin duda una obra-homenaje a la mujer, una apología de su naturaleza femenina, de su lucha para emanciparse, de carácter singular y noble. Revela su sufrimiento y resistencia frente al machismo del hombre, y por ende si el autor le da siempre el papel de víctima, es para resaltar e ilustrar su lucha sempiterna por liberarse de todos los yugos, sean ideológicos, culturales o cultuales.

La obra de Ahmed Oubali no es producto del método llamado «la creación espontánea». Es, al revés, una Filosofía de la composición, un método de escritura de trabajo arduo y a la vez divertido. Es el verdadero arte de componer ficciones y el mejor proceso capaz de conseguir el efecto esperado en el lector según Edgar Allan Poe. Ahmed Oubali no cuenta nimiedades ni describe detalles innecesarios ni deja nada al azar. La extensión de los relatos parece variada pero siempre es fiel al código del relato corto. Utiliza un estilo conciso, un tono violento, un ritmo sin riendas, una lengua abrillantada, unas descripciones provocadoras y un léxico selecto y muy amplio. Son cánones lingüísticos inherentes al género negro y su vertiente, el thriller. Pocos personajes para no confundir al lector; tiempo-espacio reducido para intensificar la intriga y aumentar el suspense. Predilección por los colores naturales y de vestimenta; enfoque de ciertos objetos y símbolos que terminan siendo protagonistas, una gastronomía selecta y mucho erotismo. Siguiendo en esta misma línea, cabe señalar el aspecto elegante del lenguaje ubaliano siempre rico en figuras literarias que dan mayor intensidad a la expresión y solemne gravedad al texto, como la hipérbole, la metáfora, la metonimia, el polisíndeton y las enumeraciones de gradaciones ascendentes y descendentes; y también recursos estilísticos que aportan rapidez y dotan de poder sugestivo los relatos como la anacronía y todos sus tipos. 

El autor explota, como acabamos de verlo sucintamente,  toda la genealogía del thriller: el thriller de relaciones (Perfidia de áspid) donde la traición es un concepto crucial para la trama; el thriller de conspiración (Las manos que ven) donde el enigma principal de la trama es: ¿quién está detrás de las acciones criminales?; el thriller de investigación (Tres tristes rostros) donde la resolución del enigma solo es revelada en el clímax; el thriller de misterio y asesinatos (No abras esa caja) donde el azar y la muerte rigen el destino de todos; el thriller de acción (La ingrávida espiral del crimen) donde el protagonista es víctima de las acciones de los villanos...

Algunos se preguntarán por qué "trata" el autor un género que data de los años treinta. En realidad tal no es el caso. El crimen bajo todos sus aspectos existe desde que existe el mundo y solo desaparecerá con la desaparición del hombre. Mientras tanto la labor de la literatura es describir y (re)-producir ese mundo. Las sociedades y las épocas cambian pero la maldad humana mantiene los mismos códigos del mal. Entre el policial y el negro clásicos, Ahmed Oubali muestra un interés particular por el "thriller" que en inglés significa “estremecimiento”. Es un subgénero literario o cinematográfico psicológico derivado de los géneros citados y que se basa en la generación de suspense (intriga, expectación, angustia, estrés y miedo) y misterio (secretos, ocultación, desapariciones, traiciones), elementos principales que mantienen al lector o al espectador en vilo  hasta el final de la narración donde, en un genial giro, descubren quién estuvo detrás del crimen.
No es pues ningún secreto decir que el autor [6] se inspira básicamente en el thriller hollywoodense de los años cincuenta y sesenta que ilustró en la pantalla al género literario negro y policial clásicos de los años treinta y cuarenta, especialmente en su vertiente hitchcockiana. Así, y dentro de esta nomenclatura, Ahmed Oubali ha optado por el thriller psicológico que trata sustancialmente un tema central: el conflicto entre individuos originado por alguna de las pasiones humanas como lo es el odio, el amor, la traición, la culpabilidad, el sadismo, etc. A este nivel el thriller es concebido por el autor como en un medio estético-poético cuyo objetivo primordial es conmovernos, haciendo que nuestro corazón lata más de prisa y ponga al descubierto y en profundidad las emociones, las pasiones y las experiencias más internas e íntimas del alma humana.

Entre las innovaciones del autor en el ámbito del relato negro y de suspense en particular, se puede citar en resumen  los siguientes aspectos:
       - El tiempo-espacio abarca el ambiente criminal hispano-marroquí del siglo  pasado. Del noir americano y anglosajón solo se mantienen los códigos narrativos y los avatares del crimen organizado.
        -  El estilo, aunque violento, es muy elegante en contraposición con el estilo seco y duro del noir clásico.
      - No existe el protagonismo dicotómico "detective vs asesino": el detective puede ser cualquier personaje en busca de la verdad y el asesino puede ser el hombre más amable y bondadoso del mundo.
     - El protagonista es siempre un anti-héroe. Muchos de los personajes principales son animales, objetos anodinos, símbolos, etc.
      -  El enigma y el misterio no son un objetivo en sí, sino herramientas a disposición del thriller.
       -   Los relatos no pretenden ser una crítica social ni política. Las numerosas descripciones de las nefastas condiciones de vida, de la inmoralidad, de la criminalidad, de la incultura y de la falta de infraestructuras, reinantes en ellos, desempeñan el papel fundamental de encuadrar las tramas ficcionales en contextos realistas que concuerdan con el género negro y que sirven de trasfondo para las historias nigérrimas contadas. El objetivo supremo del autor estriba en divertir, distraer e invitar al lector a degustar la magia formal en que dichos relatos están presentados. Es cierto que hay amigos y lectores que puedan discrepar conmigo en este aspecto pero sus opiniones son respetadas y aceptadas.
      - La narración no se centran en la inteligencia de un detective ni en la astucia de un asesino, sino en el análisis psicológico de la víctima y en el del asesino y sus móviles. Prevalece el punto de vista de la víctima.
        -  No existe un personaje sin una historia negra detrás, un historial freudiano.
        -  Emocionar, mortificar y hacerle cómplice al lector es un fenómeno permanente desde el inicio hasta el final de cada relato. Para ello, el autor se basa mayoritariamente en el guion cinematográfico facilitando al lector pasar de lo leíble a lo visible.
                  - El género negro, por ser duro, contiene una gran dosis de pesimismo donde prevalecen  la farsa, la sospecha, el cinismo y la fatalidad. El noir encierra un sabor amargo donde las relaciones entre los personajes son siempre movidas por el deseo de poseer dinero o placer, los demás siendo meras marionetas para lograrlo. La traición y el desencanto, la mentira y la falsedad son los que lo rigen todo. Son los ingredientes inevitables de un buen thriller. Pero en los relatos de Ahmed Oubali cunde también otra característica que sobresale: el final hilarante, el happy ending con que terminan todos sus relatos, refleja la cosmovisión oubalística: la vida no es solamente un cuadro pesimista, un siniestro mundo malvado, sino también tiene un lado iridiscente con un sinfín de goces y placeres que debemos disfrutar plenamente, con el corazón abierto  –la única forma de burlar provisionalmente a la muerte.

En la edición encontramos además un prólogo excelente del periodista y escritor español José Manuel Serrano Valero y una nota del propio autor que bien se merece que el lector, antes de leer la obra, haga un brindis a la salud de Ahmed Oubali. Las sinopsis iniciales de cada pieza son otro atractivo, pues ejercen de acicate para lanzar las expectativas del lector respecto a las páginas que le aguardan.

Se dice que se denominan relatos cortos, negros, de intriga, de terror, de misterio… Se llamen como se llamen son: sobresaltos, platos agriamargos, pantanos narrativos y cuentos pesadillescos y a la vez placenteros. En definitiva, son esmeraldas nigérrimas de un thriller que, como de costumbre, Ahmed Oubali logra dotar de una espesa dosis de adrenalina, de picazones   eléctricos y de una impresionante carga y elegancia literarias.


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Referencias / Webgrafía

        [1]   Oubali, Ahmed, Chivos expiatorios, publicado en Amazon:
        [2]   Oubali, Ahmed, Perfidia de Áspid y otros relatos, Varsovia: Amazon, 2019. ISBN 978-1089-403-661.
        [3]  Véanse el artículo publicado por el autor, junto con el relato, en este enlace       
        [4]  Ídem.
        [5]  Sinopsis del relato:
         [6]  En su Blog literario, el autor justifica sus fuentes de inspiración y teoriza sobre su  arte de escribir.
       Están también sus artículos de semiótica y crítica literaria dedicados a autores marroquíes y extranjeros.              
      Varios de sus relatos están también grabados en audio. Algunos enlaces:
                      Perfidia de áspid, presentado por Sergio BARCE:
                      Una mirada crítica sobre Chivos expiatorios,  por Azeddine ETTAHRI:
                      Lo estético en la obra de Ahmed Oubali, por Azeddine ETTAHRI:
                      Ahmed Oubali, consagra al  género negro marroquí, por Mustapha Handar:
                      Ahmed Oubali PARTICIPA EN LA I JORNADA DE NOVELA NEGRA:
                      Ahmed Oubali y el género negro:
                      Entrevistas concedidas:








                                                                                                                           
                                                           
                                    

miércoles, 19 de junio de 2019

“Vientos alisios”, de J. Cortázar: una lectura freudiana.


Vientos alisios, de J. Cortázar:

Una lectura freudiana.

 Ahmed Oubali

 

La chair est triste, hélas! Et j’ai lu tous les livres,

S. Mallarmé.




Preliminares

Este estudio pretende interpretar dos aspectos claves no tratados del cuento cortazariano, a saber el juego erótico como neurosis y la pulsión de muerte, correlativos a los principios de placer y de realidad definidos por S. Freud1. Se rastrearán de forma semiótica las etapas donde funcionan ambos componentes, se explorarán los temas que los subyacen y en la conclusión se desvelarán los resultados alcanzados. Esta lectura no es aleatoria porque la convoca y solicita el propio relato, como se verá más adelante.


Metodología

Se darán breves y eclécticas definiciones teóricas de los conceptos utilizados porque este estudio no consiste en un curso magistral sobre semiótica y el psicoanálisis y porque está destinado básicamente a un lector ya informado. Sin embargo, sí conviene aclarar dos puntos. Existen muchos métodos para dilucidar el sentido de una obra y la semiótica textual es uno de los mejores instrumentos analíticos para ello porque trata al texto no como un documento lingüístico o informativo, sino como una arquitectura de signos cuyas leyes de construcción (las instancias discursivas, narrativas y enunciativas) escapan a menudo al comentario lingüístico universitario, preocupado por lo que dice el texto y no por cómo lo dice2. En cuanto al psicoanálisis aplicado a la literatura, hay dos métodos notorios, el de la psicocrítica que trata el texto como síntoma o diario neurótico del escritor y el del semanálisis que se centra solo en la materialidad e inmanencia del lenguaje3. No obstante, la semiótica, tras los estudios de A. J. Greimas y Jacques Fontanille sobre las pasiones en el texto, ofrece un análisis más riguroso y objetivo que el de los citados métodos. La semiótica de las pasiones4, al interpretar la dimensión tímica del texto, homologa los estudios clínicos del psicoanálisis. Siendo la estructura de nuestro relato fundamentalmente erótica, se destacará el recorrido temático de la pulsión sexual, manipuladora del juego en que están envueltos los protagonistas Vera y Mauricio (VM, en adelante), pulsión que distorsiona su sensibilidad y percepción y los arrincona en un callejón sin salida.

 

Palabras clave: narratividad, hastío, intercambio de parejas, goce, pulsión de muerte.

 

Estructura del Corpus

"Vientos alisios"5 consta de cinco folios con 12 párrafos.

Las citas al relato llevarán el número del párrafo y no de la página.

 

Sinopsis

Una pareja, por llevar veinte años casados, nota que su voluptuosidad está en declive y para escapar del hastío y la melancolía que de ello resultan y salvar su matrimonio, marido y mujer deciden, por separado y de mutuo acuerdo, viajar a África y cambiar de pareja con dos amantes desconocidos.

 

Semántica del título

El hotel en que se hospedan VM se llama Trade Winds o vientos alisios. La descripción meteorológica a la que alude el título6 es en realidad una metáfora de la vida erótica, tumultuosa y perversa de la pareja: vientos alisios hacen referencia naturalmente al clima bajo la influencia de El Niño y La Niña. No obstante, la definición siguiente del fenómeno natural evoca muchas imágenes asociadas a la pulsión sexual: “cuando las corrientes del océano y del aire cambian, también se produce una fluctuación de la temperatura del agua del océano. […] Las corrientes de El Niño causan tormentas de truenos que se producen en una línea frontal en dirección hacia el este como parte del proceso que impide que el agua más fría llegue a la superficie del océano. Los cambios en la circulación del aire, en especial durante tormentas muy agitadas (tormentas de truenos / tornados / ciclones) suelen afectar grandes áreas atmosféricas”.

El paralelismo tormentoso que propongo entre El Niño / La Niña y Mauricio / Vera, aunque de diferentes proporciones, no es descabellado  y se justificará más adelante.

 

Argumento

El plan que VM idean para escapar del aburrimiento que los asfixia y oprime consiste en un juego sexual inusual, el de intercambiar pareja con unos desconocidos, es decir, cometer adulterio consentido. Viajan a Nairobi por separado y se instalan bajo falsas identidades en el hotel Trade Winds. En la playa conocen a Sandro y Ana, con quienes mantienen relaciones carnales. Vuelven a casa dos semanas después, desdoblados en sus amantes y el desenlace es sorpresivo. ¿Triunfará la pulsión sexual o la de la muerte? Es lo que se mostrará más adelante.

 

I. SEMIÓTICA DE UNA PULSIÓN

 

A   A. NARRATIVIDAD Y CONFIGURACIÓN DE LA TRAMA

 

En semiótica el relato se define como una sucesión de enunciados de estado y de hacer en que están implicados los personajes llamados actantes. Esta sucesión constituye la forma del contenido del relato que el análisis narrativo desvela al determinar los roles actanciales o relaciones entre sujetos y objetos valorados y al interpretar al final el sistema axiológico que ello supone. Estas relaciones son establecidas por un predicado dinámico, en el caso del enunciado de hacer y por uno estático, en el caso del enunciado de estado.

 

El proyecto de juego sexual citado, tema central del relato, consta de cinco mandamientos o secuencias de acciones contenidos en el manual de regeneración que redacta la pareja: viajar por separado y con identidades ficticias, actuar como desconocidos durante su estancia en Kenia, no censurarse, reunirse en secreto para juzgar la aventura y regresar a casa. El manual conforma la estructura del relato, pero la historia se ordena en tres secuencias principales que coinciden curiosamente con la estructura del programa narrativo (PN) semiótico: redacción de los mandamientos y planificación del viaje (estado inicial donde se adquieren las competencias), estancia en África intercambiando parejas (transformación o performance principal) y regreso a casa (estado final donde se evalúa o sanciona el PN)

El siguiente esquema actancial del programa narrativo7 ilustra de forma global esta serie de estados y acciones:



Vera y Mauricio (VM) endosan la función de actantes o sujetos operadores (So) en busca de un objeto valorado o deseado (Ov), la felicidad. A este nivel participación en el eje del Deseo que implica una intencionalidad o tensión hacia ese objeto, tensión que se origina en el desasosiego y el tormento de la pareja debido al hastío y que el juego erótico anularía. En su búsqueda están manipulados por un Destinador (Ddor), la pulsión sexual donante de la felicidad. Participan aquí en el eje de la comunicación y son desglosados en destinatarios del Ov. Ayudantes y oponentes constituyen el eje del conflicto por ser respectivamente actantes favorables y hostiles a la realización de dicha búsqueda.

 

Vista global de la actancialización: transcripción del programa narrativo (PN):

El estado inicial expuesto en el corpus muestra claramente que los actantes están en disyunción con el objeto deseado, es decir, no son felices: (S \/ O)

El estado final al que los actantes aspiran ilustra su  conjunción con ese objeto: (S /\ O)

La performance o transformación principal ideal vendría a ser:

S2 H [(S1 \/ Ov)  → (S1 /\ Ov)]

Donde S2 representa la pulsión sexual (Ddor); Ov, la felicidad; S1, la pareja y H, el hacer-hacer o manipulación.

Se dice que H, enunciado de hacer (S2), rige un enunciado de estado (S1) en disyunción para transformarlo en un enunciado de estado en conjunción. Se pasa así de una carencia o privación a una adquisición por atribución.

 

Nota. Puede parecer  que el rol actancial de S2 esté en sincretismo con el del S1, es decir, ambos roles asumidos de forma reflexiva o desdoblada por un mismo actante, pero ello nada cambiaría al análisis porque la pulsión manipuladora es intrínseca al sujeto manipulado, como se verá en la conclusión.

 

1.       Estado inicial

Los cuatro primeros párrafos instalan el PN modal y virtual, ilustrado por el manual de instrucciones, anterior PN de base que corresponde a la performance ilustrada por el intercambio de parejas.

VM, como sujetos operadores del PN poseen  todas las condiciones o modalidades previas para ser competentes en su búsqueda de la felicidad: el querer-hacer (dimensión tímica), el deber-hacer y el poder-hacer (dimensión pragmática) y el saber-hacer (dimensión cognoscitiva).

Este programa modal de uso es un requisito indispensable para realizar la performance.

El tedio, agravado por la nostalgia por un pasado esplendoroso, arranca con el primer párrafo e instala la disyunción de la pareja: VM están bailando en el salón, celebrando su cumpleaños con champaña al ritmo del Blues in Thirds que

 

Les traía desde tan antes el recuerdo de los primeros tiempos, de los primeros discos cuando los cumpleaños eran más que una ceremonia cadenciosa y recurrente". Por eso "la idea de resucitar aquellos primeros tiempos esplendorosos no era descabellada, piensan, cómplices sonrientes en la modorra paulatina del alcohol y del humo"; "podían hacerlo y allá sería el verano, habían mirado juntos e indiferentes el prospecto de la agencia de viajes […], de golpe la idea, Mauricio o Vera, simplemente telefonear, irse al aeropuerto, probar si el juego valía la pena.

 

En el segundo párrafo, se habla de las causas de la disyunción, y se exponen las fases para superarla:

 

Veinte años de vida en común, la simbiosis mental, las frases empezadas por uno y completadas desde el otro extremo de la mesa o el otro teléfono"; "ahora había que legislar, establecer cada fase del viaje para que no se volviera un viaje más y sobre todo un regreso más"; "partir en diferentes aviones y llegar como desconocidos al hotel, dejar que el azar los presentara en el comedor o en la playa al cabo de uno o dos días, mezclarse con las nuevas relaciones del veraneo"; "sería tan divertido graduar el lento conocimiento mutuo, ritmándolo con el de los otros huéspedes, distraerse con la gente cada uno por su lado, favorecer el azar de los encuentros y de cuando en cuando verse a solas.

 

En el tercero, se dan más detalles sobre el aburrimiento que los corroe:

 

Siempre habían hecho el amor al final de sus cumpleaños, esperando con amable displicencia la partida de los últimos amigos, y esta vez en que no había nadie, en que no habían invitado a nadie porque estar con gente los aburría más que estar solos[…], se demoraron en un lento desnudarse al borde de la cama, ayudándose y complicándose y besos y botones y otra vez el encuentro con las inevitables preferencias, el ajuste de cada uno a la luz de la lámpara que los condenaba a la repetición de imágenes cansadas, de murmullos sabidos, el lento hundirse en la modorra insatisfecha...

 

En el cuarto, se codifican las instrucciones del juego: "Lo fijaron contando con los dedos: irían separadamente, vivirían en habitaciones diferentes, no habría censuras ni miradas como las que tanto conocían, un encuentro sin testigos permitiría cambiar impresiones y saber si valía la pena, volverían en el mismo avión”.

 

2.      Performance o transformación principal

La performance pone en acción las tres dimensiones que eran antes virtuales y ahora factitivas: la cognoscitiva, la tímica y la pragmática, correspondientes al saber desenvolverse en el juego citado y al alcanzar lo anhelado. Es lo que permite a  VM estar en conjunción con el objeto de valor.

La estancia en Mombasa la conforman los seis párrafos siguientes.

"Los aviones para Nairobi salían los jueves y los sábados”.  VM llegan al hotel Trade Winds donde se hospedan por separado y empiezan a tener amistades: una pareja y un viejo de patillas rojas. Se presentan bajo falsas identidades, él siendo un geólogo francés y ella, una pediatra:

 

En un sitio donde casi todo parecía una película en colores, camareros y monos incluidos y hasta el nombre Trade Winds que recordaba a Conrad y a Somerset Maugham, los cócteles servidos en cocos, las camisas sueltas, la playa por la que se podía pasear después de la cena bajo una luna tan despiadada que las nubes proyectaban sus movientes sombras sobre la arena para asombro de gentes aplastadas por cielos sucios y brumosos. (pár. 5, 6).

 

El párrafo 7 describe el ambiente turístico y el encuentro con Sandro y Anna:

 

Se jugaba a las cartas por la noche, el día era un diálogo interminable de sol y sombra, mar y refugio bajo las palmeras, redescubrir el cuerpo pálido y cansado a cada chicotazo de las olas, ir a los arrecifes en piragua para sumergirse con máscaras y ver los corales azules y rojos, los peces inocentemente próximos.

 

El tercer día,

 

el tiempo resbalaba como el tibio mar sobre la piel, Vera nadaba con Sandro que había surgido entre dos cócteles y se decía harto de Verona y de automóviles"; en cuanto a Anna, "la cuarta noche vino a beber al bar y llevó su vaso a la veranda donde los veteranos de tres días la recibieron con informaciones y consejos […] y Anna agradeciendo sin énfasis, bebiendo despacio su Martini, casi mostrando que había venido para estar sola desde algún Copenhague o Estocolmo necesitado de olvido.

 

Sobre el intercambio de parejas se dan solo algunas pistas:

 

Habían coincidido en una excursión a las islas cercanas y se habían divertido mucho nadando y jugando con los demás"; "Vera no sabía si era miércoles o jueves, cuando Sandro la acompañó al bungalow después de un largo paseo por la playa donde se habían besado como esa playa y esa luna lo requerían, ella lo dejó entrar apenas él le apoyó una mano en el hombro, se dejó amar toda la noche, oyó extrañas cosas, aprendió diferencias, durmió lentamente, saboreando cada minuto del largo silencio bajo un mosquitero casi inconcebible"; "Para Mauricio fue la siesta, después de un almuerzo en que sus rodillas habían encontrado los muslos de Anna, acompañarla a su piso, murmurar un hasta luego frente a la puerta, ver cómo Anna demoraba la mano en el pestillo, entrar con ella, perderse en un placer que solo los liberó por la noche.

 

3.      Estado final

De vuelta a casa (pár. 11 y 12), VM se desdoblan en sus amantes, improvisando así un nuevo artículo no estipulado en el manual de instrucciones, pensando que ello aniquilaría para siempre el aburrimiento y el tedio:

 

No había artículo seis, pero podían inventarlo sin palabras, era tan natural que en algún momento él invitara a Anna a beber otro whisky que ella, aceptándolo con una caricia en la mejilla, dijera que sí, dijera sí, Sandro, sería tan bueno tomarnos otro whisky para quitarnos el miedo de la altura, jugar así todo el viaje, ya no había necesidad de códigos para decidir que Sandro se ofrecería en el aeródromo para acompañar a Anna hasta su casa.

 

Pero al "volcarse en la cama y desnudarse ya enlazados, buscarse entre cintas y trapos, arrancarse las últimas ropas" descubren que de nada les sirvió el viaje exótico ni el desdoblamiento y que su situación actual era peor que la anterior. Observan apesadumbrados sus cuerpos desprovistos de pasión, recordando las delicias de los días pasados en Mombasa y para dar fin a esta cruel desgracia abren el frasco azul y apagan la luz.

 

La fase final del algoritmo de la narratividad corresponde a  la sanción del PN, su valoración.

Con ella concluiré este estudio.

 

B.     ORGANIZACIÓN DEL DISCURSO

 

Mientras que la sintaxis discursiva tiene como función permitir inscribir las estructuras narrativas en las coordenadas espacio-temporales y verter los actantes en actores discursivos, la semántica discursiva analiza los recorridos temático y figurativo. Ambas constituyen los procedimientos de actorialización, temporalización y espacialización y los procesos de tematización y figurativización8.

 

“Vientos alisios”, por ser un relato corto, no presenta ninguna dificultad de análisis al nivel figurativo en sus dimensiones actorial, espacial y temporal. En cuanto al proceso de tematización de estas figuras y su interpretación clínica, se estudiará en el apartado reservado a la dimensión tímica del relato, por ser el más relevante.

El recorrido figurativo consta de tres megasecuencia discursivas correspondientes a una organización básicamente estable de actores en un marco espacio-temporal bien definido, tal como se ha expuesto al instalar el PN principal, donde estas megasecuencias han sufrido cambios contextuales obvios al pasar de una a otra: la primera escena, muy cinematográfica, mostrando a VM en casa, bailando y haciendo proyectos para escapar del tedio; la segunda correspondiendo a su estancia en Mombasa donde realizan con éxito su juego erótico y la última, al desenlace fatal.

 

1.      Cronotopo circular del relato

VM viajan de su casa a Mombasa, una ciudad turística en  Nairobi, Kenia.

Su estancia dura catorce días, de los que son narrados los sucesos de una semana: la celebración del cumpleaños (sábado), la redacción del manual de instrucciones, (domingo), su llegada por separado al hotel Trade Winds (jueves), el goce sexual con sus desconocidos amantes, Anna y Sandro (miércoles o jueves), la reunión secreta para evaluar su aventura (sábado), la anticipación del regreso (viernes) y el retorno (martes). Todo ello con varias y profusas descripciones para explicitar el entorno, como lo muestran los párrafos 5 y 6 citados.

 

2.      Figurativización espacio-temporal

El tiempo-espacio lo constituyen las acciones y pasiones de los personajes.

Greimas, en el Diccionario razonado, divide el espacio en espacio tópico y espacio heterotópico. El primero, circundado, sirve de lugar de referencia absoluta y se subdivide a su vez en utópico o ideal y paratópico o existencial. El segundo es dado como circundante.

Así, la escena inicial que muestra a la pareja bailando y haciendo proyectos de futuro la constituye el espacio tópico, el hogar. El espacio utópico lo constituye el pasado feliz que tuvo la pareja, en oposición con espacio paratópico, su apartamento, espacio cerrado y tedioso, deprimente e insoportable, por fomentar tensiones y degradación física y psíquica. Viajar a Mombasa es separarse del espacio paratópico para acomodarse en el espacio heterotópico, asequible al juego erótico y a la  recuperación del espacio utópico, ese pasado feliz.

Las figuras discursivas que más destacan son, pues, "el tedio", "el juego erótico", "el intercambio de parejas", la "felicidad utópica" y "el suicidio" como desenlace fatal.

Las isotopías se deducen de estas figuras independientemente de las palabras que las sustentan porque van cargadas de sentidos enciclopédicos que mediante interpretación remiten a visiones del mundo universales.

Expondré a continuación los dos primeros ejemplos y los demás, en el apartado siguiente.

 

3.      El sintagma "tedio" establece una relación sintagmática observable en las siguientes

unidades lingüísticas "aburrimiento, hastío, disgusto, cansancio" y otra paradigmática inferible y lexicalizada como "apatía, tristeza, depresión, neurastenia e incapacidad del sujeto de emprender proyectos". La primera relación asocia al sujeto con las isotopías de la temporalidad y espacialidad en que se da el malestar; la segunda, con las del estado patológico o disfórico del paciente. Ambas dimensiones informan sobre la inexorable y aplastante disyunción que instaura el "tedio" por vertimiento semántico al nivel actorial, espacial y temporal de todo el relato. Conviene subrayar que el inventario de estas citadas  isotopías no es exhaustivo, es dado solo como ejemplo y se podría alargar a lo infinito.


4.      En cuanto a las recurrencias del "juego" en el relato aparecen seis veces, cuatro en el primer párrafo y dos entre el último y el penúltimo y bajo diferentes términos, juego, jugar, código, mandar, artículo y también bajo múltiples isotopías que configuran el juego en una dimensión lúdica fácilmente rastreable a lo largo del relato, por ejemplo,  en el modo de actuar de los protagonistas y de mirarse, en la forma en que se dialoga, se ama y goza, en la decisión de cambiar doblemente de identidad cuando la pareja inventa  los oficios de geólogo y pediatra y cuando se desdobla en Sandro y Anna...

 

El que mejor ilustra el juego erótico y sus avatares es el título del relato. Es polisémico y connotativo. Como ya se ha explicado, vientos alisios en meteorología simbolizan en general las fuerzas naturales exuberantes, pero correlativamente desarrollan una poderosa isotopía instintiva que abarca todos los instintos pasionales, incluida la libido o pulsión sexual.

Dicha pulsión se puede rastrear a lo largo de toda la estancia de los protagonistas, tanto en el hotel como en la playa tropical con sus amantes Sandro y Anna. El texto habla de “remojones”, de “irse al mar”, “nadar y sumergirse entre arrecifes”, alude a un “regreso a las mentes”, a “redescubrir el cuerpo pálido y cansado a cada chicotazo de las olas”. El sexo se metaforiza: para Mauricio, Anna es “una ola, una estrella de mar [...], un rio dorado” mientras que  el goce vivido “resbalaba como el tibio mar sobre la piel”. Total: "[...] el hotel merecía su nombre, era la hora de los vientos alisios para ellos, Anna la dadora de vértigos olvidados, Sandro el hacedor de máquinas sutiles, vientos alisios devolviéndolos a otros tiempos sin costumbres, cuando había deslumbramientos en el mar de las sábanas". Por último, la isotopía primordial que configura el sintagma "alisios" concuerda perfectamente con el juego erótico: "alisios" viene del griego alx (mar) y del latín "halitus", es aliento, soplo, brisa acariciadora, jadeos, que, asociados al Trade Winds, evocan un intercambio comercial, entiéndase "carnal".

 

C.    C. ARTICULACIÓN DISCURSO-DIÉGESIS

 

Los niveles narrativo y discursivo solo alcanzan el sentido global de la obra cuando los complementa al estudio de la enunciación, que consiste en desvelar quién enuncia y pone en discurso la forma y el contenido del texto. Se han dado ya ejemplos de enunciados de estado y de hacer, correlativos al tiempo-espacio y los actores. Estos constituían la enunciación enunciada. Se trata ahora de interrogar la enunciación principal o enunciación enunciante que se explicita a través de dispositivos enunciativos como lo son el enunciador/narrador, el uso de discursos indirecto e indirecto libres, los puntos de vista, los deícticos, etc.

 

El relato comienza con un punto de vista externo, subjetivo y ambiguo cuando el narrador interpreta la idea del juego erótico: "Vaya a saber a quién se le había ocurrido, tal vez a Vera la noche de su cumpleaños [...] o quizá a Mauricio en ese momento en que Blues in Thirds les traía desde tan antes el recuerdo de los primeros tiempos" (pár. 1). Esta forma de enfocar los hechos atraviesa todo el relato y acaba casi al final cuando el narrador dice: “Vaya a saber cuándo volvieron los tragos y los cigarrillos” (pár. 12).

 

El narrador  es pues heterodiegético y omnisciente, en tercera persona, con focalización externa. Domina todos enunciados como en este ejemplo donde "se introduce" en la mente de los personajes para comentar el viaje: "decirse que por qué no, puesto que al fin y al cabo, ya que podían hacerlo y allá sería el verano, habían mirado juntos e indiferentes el prospecto de la agencia de viajes". Pero, por introducir códigos narrativos posmodernistas, el narrador no acapara la enunciación y cede la palabra a los protagonistas que reproducen con su punto de vista gran parte de las acciones y pensamientos, instalando así la focalización interna.

Esta delegación de puntos de vista culmina en el desenlace cuando VM se desdoblan en sus amantes, Sandro y Anna, instaurando un doble y sutil diálogo donde la focalización es a la vez interna asociada a un “yo” y externa, asociada a un “ellos”. Es el caso de Vera (endosando el yo de Anna) cuando se pregunta: “como a sí misma, qué sería de Vera y Mauricio después del Trade Winds, qué sería de ellos después del regreso” y de Mauricio cuando dice: “es fácil imaginar lo que van a hacer”; “Sí, es fácil, es como verlos desde aquí”, contesta Vera/Anna.

 

Antes de citar algunos de los códigos posmodernistas, conviene aclarar cómo procede el narrador al cambiar el punto de vista o focalización.

En semiótica existen dos mecanismos que explican los “ir y venir” en el enunciado, o sea, el salir de él y el volver a él. Cuando el narrador abandona el enunciado (a) con su tiempo-espacio y personajes y enuncia otro enunciado (b) con su tiempo-espacio y personajes opera un desembrague y cuando vuelve al enunciado (a) realiza un embrague9.

El desembrague expande la narración instalando nuevos actores en un tiempo-espacio nuevo. Se pasa de un "yo-aquí-ahora" a un "él-allí-entonces". El desembrague multiplica los hechos y las acciones y pluraliza los puntos de vista. En contraposición, el embrague se esfuerza por retornar a la primera posición de la narración. Permite que el relato se cuente por sí mismo. Embrague y desembrague constituyen el movimiento y la sucesión de los hechos en el  relato.

 

Algunos ejemplos

El narrador desembraga cuando suspende la narración para decir: "les traía desde tan antes el recuerdo de los primeros tiempos", luego embraga al volver al enunciado y decir: "Como un juego, hablar mientras bailaban, cómplices sonrientes". Luego desembraga: "ya que podían hacerlo y allá sería el verano, habían mirado juntos e indiferentes el prospecto de la agencia de viajes", y justo después embraga de nuevo: "pero probar ahora de otra manera, jugar el juego, hacer el balance, decidir". El desembrague siguiente que viene entre paréntesis es el más representativo: "Porque esta vez (y ahí estaba lo nuevo, la idea que se le había ocurrido a Mauricio, pero que bien podía haber nacido de una reflexión casual de Vera, veinte años de vida en común, la simbiosis mental, las frases empezadas por uno y completadas desde el otro extremo de la mesa o el otro teléfono)". Luego se vuelve a embragar: "esta vez podía ser diferente, no había más que codificarlo".

 

Este complejo mecanismo de relojería estipulado por la semiótica permite cambiar de punto de vista permanentemente.

 

El punto de vista en el relato adquiere varios registros como ya se ha dicho. Se recordará aquí solo los más representativos.

La mirada juega un papel determinante en todo el relato desde la primera escena hasta la última. Completa o contradice lo dicho y desvela lo no dicho:

 

Y mirarse como ahora mientras bailaban Blues in Thirds y por momentos se detenían para alzar las copas de champaña y las chocaban suavemente con el ritmo exacto de la música"; "mirándose en una bruma de semisueño" (escena inicial); "seguir bebiéndolos en plena cara mientras se miraban entre dos bocanadas de humo. (Escena final).

 

Cuando VM  llegan a Mombasa bajo falsas identidades, experimentan una nueva y original existencia gracias a la mirada que ellos proyectan hacia los otros y al mismo tiempo la que reciben de estos. Se podría hablar de una "falsa" y oblicua mirada en ambos casos, ya que proviene de una falsa identidad. Pero está también la mirada "real" y verdadera de la pareja, cuando hacen el escrutinio que de ellos mismos, impuesto por el tercer artículo.

Por otra parte, la  mirada de Vera, al predominar sobre la de Mauricio, orienta el texto desde su punto de vista: "la difícil y rara aprobación de Vera"; ya desde el hotel, ella podía "ver de lejos a Mauricio ya dueño de la casa"; "Sin siquiera pensarlo Vera decidió que Mauricio y Anna, seguramente Mauricio y Anna antes de veinticuatro horas, estaba jugando al ping-pong con Sandro cuando los vio irse al mar y tenderse en la arena".

 

Metalepsis ontológica

El anclaje referencial se hace cuando el autor entremezcla el mundo real y el mundo ficcional10.

La metalepsis permite una visión etnográfica y cultural del entorno africano y sus habitantes explicitando  así la visión principal del turismo sexual.

En “Vientos alisios”, los turistas comentan las singularidades del ambiente africano a partir de citas de contexto extralingüístico:

 

De noche la radio hablando de Yomo Kenyatta y de los problemas tribales, alguien sabía mucho sobre los Massai y los entretuvo a lo largo de muchos tragos con leyendas y leones, Karen Blixen y la autenticidad de los amuletos de pelo de elefante, nilón puro y así iba todo en esos países (pár. 8); "Viernes, día de Robinson, alguien lo recordó entre dos tragos y se habló un rato de islas y naufragios, [...] era gente que sabía vivir, cada whisky venía con su ración de folklore, de viejas canciones de las Híbridas o de Guadalupe. (Pár. 10).

 

Los personajes citados son reales:

      -  Yomo Kenyatta fue  primer presidente de la Kenia independizada, con referencia a los años 60 y 70 y Karen Blixen es una escritora danesa que vivió también en Kenia, autora de Memorias de África (1937).

      -  Robinson Crusoe es el personaje de la novela de Daniel Defoe (1719) que vivió solo en una isla donde descubre una tribu de caníbales de quienes rescata a un prisionero al que llama “Viernes”.

     -   Joseph Conrad es  autor de El corazón de las tinieblas (1902)

     -  William Somerset Maugham (1874-1965) escribió libros de viajes, siendo Servidumbre humana su obra maestra.

     -   El texto  cita  también las obras de Boccaccio y Shakespeare, (pár. 9)

 

II. MUERTE DE UNA PULSIÓN

 

El comentario temático en semiótica o tematización lo realiza la semántica discursiva que complementa el recorrido figurativo ya expuesto. Los roles temáticos explicitan los roles actanciales y actoriales ya comentados según su grado de recurrencia en el nivel semiótico que les corresponde. Este recorrido desveló que todos los temas derivan básicamente de uno principal: el intercambio de parejas como juego erótico de salvación originado por la neurastenia que padecen los protagonistas y eliminado por el suicidio. Conviene ahora interpretar las isotopías subyacentes a este tema global que, dada su naturaleza, solicita un análisis tímico que, como ya se ha dicho, aborda las pasiones del sujeto desde un punto de vista clínico y no filosófico. En la obra ya citada, Fontanille define dos conceptos clave de la dimensión tímica del sujeto: su tensividad al percibir y su foria al sentir. Así, Vera y Mauricio son investidos desde el principio por una tensión permanente hacia el Ov y en su sentir oscilan entre momentos eufóricos y disfóricos.

 

1.      El tedio

Este estado de ánimo es uno de los temas más estudiados en filosofía y psiquiatría. Sus consecuencias son imprevisibles, pudiendo ir de una simple desesperación a la perpetración de todos los males imaginados. En el caso de VM, el tedio, por ser básicamente psicológico y existencial, tiene peores consecuencias: los protagonistas no solo se aburren de ellos mismos por el agotamiento de su voluptuosidad sino también de los demás. La neurastenia, punto extremo del tedio, deriva de la insatisfacción sexual. La melancolía, otra consecuencia, hace que la vida deje de tener sentido y se reduzca a meros gestos repetitivos cotidianos, sin motivación ni interés por las cosas y los hechos.

 

2.      El intercambio de pareja, un juego perverso sublime, pero fatal

Para escapar del hastío y salvar su relación en declive VM inventan un juego erótico inusual, el intercambio de parejas, pensando que ello reactivaría su vitalidad sexual decaída. Deciden ser infieles de común acuerdo, es decir, acuerdan acostarse voluntariamente con desconocidos. Como se ha visto, este juego nace del deseo de experimentar prácticas sexuales nuevas fuera del matrimonio para regenerar la libido. Las reglas acordadas, las del manual de instrucciones, son estrictas. Solo la fidelidad emocional y amorosa y no física y sexual es preservada, es decir, la pareja renuncia a los celos a condición de no enamorarse de sus amantes.

Sin embargo, el texto da indicios que muestran que lo pactado está lejos de acatarse, en particular lo estipulado sobre los celos que terminan generando reproches sadomasoquistas y prefigurando el desenlace fatal. Comentaré solo el párrafo 9, por ser breve y representativo. Informa sobre el encuentro secreto de VM para evaluar la primera semana de la aventura erótica:

 

Vera aprovechó un encuentro sin testigos en la playa y mostró a la distancia un palmeral propicio. Se abrazaron con un viejo cariño, riéndose como chicos, acatando el artículo cuatro, buena gente"; "nos está yendo muy bien, dijo Mauricio casi enseguida, y Vera sí, claro que nos está yendo muy bien, se te ve en la cara y en el pelo.

 

Los detalles íntimos que la pareja expone de sus encuentros sexuales son implícitos y velados. El narrador es lacónico sobre el tema y el texto reprime cualquier información licenciosa. En vez de ello se habla evasivamente del crepúsculo tropical: "mira bien y verás el rayo verde legendario", dice Vera; ya hice la prueba desde mi balcón y no vi nada, contesta Mauricio". Esta negativa es un pretexto para ironizar y crear un ambiente de celos: "ah, claro, el señor tiene un balcón"; "sí señora, un balcón, pero usted goza de un bungalow para ukeleles y orgías".

 

Se comprenderá cuánto recelo y reproche encierra la palabra "orgías" en la boca de Mauricio. Y cuando este habla de Anna, Vera se siente explícitamente frustrada y herida a la vez: “Oh, qué voz tan llena de glucosa, decís Anna como si le chuparas cada letra […] Cochino"; a lo cual Mauricio retorca catalogando a Sandro de perverso al asociarlo a la obra erótica de Giovanni Boccaccio y más adelante a El mercader de Venecia de Shakespeare, por ser Sandro italiano: "Me lo imaginaba, esos italianos vienen todos del Decamerón". Pero Vera lo detiene con otro reproche: "Momento, no estamos en terapia de grupo, Mauricio"; "Perdón, no son celos, con qué derecho. Ah, good boy", contesta este, recordando lo pactado sobre el tema.

 

Más adelante, los pocos detalles íntimos revelados son metaforizados: "Anna es una ola, una estrella de mar […], un río dorado, los corales rosa", revela Mauricio. "Este hombre es un poeta escandinavo", observa Vera; "Y usted una libertina veneciana", arguye él; "No es de Venecia, de Verona", corrige ella; "da lo mismo, siempre se piensa en Shakespeare", concede él.

 

Al separarse, se animan mutuamente a aprovechar a fondo los cinco días restantes, con la promesa de contarse en detalle lo vivido con sus respectivos amantes. Pero VM  no "se cuentan todo" como lo estipula el manual de instrucción. Es obvio que para ellos es insoportable hacerlo, siendo una pareja burguesa y conservadora. Pero una lectura entre líneas de lo expuesto muestra claramente que les pesa mucho el juego que están llevando a cabo. Las palabras como "chupar", "cochino", "orgías" y la alusión al ambiente erótico y obsceno de las obras de Boccaccio y Shakespeare, además de la carga de perversiones que simboliza y connota el Trade Winds, lo muestran perfectamente.

 

A.     Naturaleza obscena y sacrílega del juego

Este juego es condenado doblemente por la religión como pecado y por la psicología como perversión o parafilia.

Según el psicoanálisis, el intercambio de parejas es una parafilia derivada de la libido11. Se habla de una "aberración sexual" debido a que la perversión tiende a "regresar" a las etapas infantiles pregenitales12.  El individuo "regresa" a ellas porque no ha logrado superarlas mediante una labor social o una sublimación a través de sus preocupaciones culturales, cultuales o artísticas. El texto no lo dice explícitamente, pero este tipo de juego implica en efecto situaciones de difícil aceptación por parte de una pareja normal porque, además de tener sexo con penetración, se admiten todas las desviaciones que crea la fantasía, como las transgresiones anatómicas, el exhibicionismo, los tocamientos tabúes, el fetichismo, el voyerismo, incluido el sadomasoquismo, ya que en el caso de VM la parafilia crea obsesiones  que adquieren una fuerza tal que los empuja a realizar el juego final, el suicidio.

 

B.     La doble transgresión de un tabú adánico

El intercambio de parejas es a la base una transgresión de un mandamiento religioso (No cometerás adulterio) pero este pecado adquiere aquí una extrema gravedad por ser cometido de común acuerdo. La sociedad también condena este tipo de lujuria porque se cree que su multiplicación y realización  son perjudiciales y vergonzosas.

 

3.       La felicidad utópica

La búsqueda de la felicidad por parte de VM consiste en superar el tedio y experimentar sensaciones placenteras. Pero cuando estas sensaciones son inmorales y asociales, su satisfacción causa más sufrimiento y desgracia que el placer, como lo muestra el tabú religioso y social.

Correlativamente a este tema, Freud habla de los principios de placer y de realidad13que, aplicados al relato, aclaran de forma profunda la vida tímica de los protagonistas que, en vez de seguir el principio de realidad y buscar una felicidad modesta y sensata, sublimando la libido a través de múltiples opciones, optan por el principio de placer en su nivel más peligroso, que los lleva al final a  la desgracia y a su propia muerte.

 

4.       La muerte como salvación

El regreso a casa muestra cómo VM sienten culpabilidad y angustia después del goce y cómo, bajo el peso de la moral, terminan condenando la experiencia, renunciando a ella.

Su desdoblamiento en sus amantes no es filosófico ni patológico: interpreta simplemente un artículo que no figura en el manual, el juego final de la pulsión, su muerte.

Según Freud, es el superyo, o superego, quien decreta la represión y la renuncia instintual o su simple aniquilación en caso extremo de auto sadomasoquismo: abrir el frasco azul y tomar esas letales pastillas, pero liberadoras es la mejor forma de "matar" al cerdo  que llevamos dentro porque en caso fallido si no su fuerza seguirá siendo incesantemente apremiante, su objeto escandalosamente cambiante y su goce infinitamente insatisfecho.

Así, el viaje supuestamente regenerador, "uno especial", que no fuera "un viaje más y sobre todo un regreso más", fracasa estrepitosamente debido al propio y rígido reglamento "mosaico" redactado inicialmente y que estipulaba un control coercitivo sobre cada uno en su quehacer erótico: la pareja tenía que encontrarse en secreto para "contarlo todo" y juzgar. Esta coerción anula en efecto cualquier espontaneidad y libertad de movimiento, reduciendo el goce a una escandalosa farsa, un lamentable pero tenebroso juego.

 

La muerte, además de lo que estipula Freud, puede interpretarse como un castigo moral o una justicia social, o quizás como una "venganza" perpetrada por y contra la propia pareja. Podría estar ejecutada también como la única solución al fracaso con que se cierra la experiencia del juego: Vera/Ana y Mauricio/Sandro, “ya no tendrán nada que decirse”, solo tienen que apagar la luz, las pastillas se encargarían de su viaje eterno.

 

III.      EVALUACIÓN Y  SANCIÓN DEL PN

 

VM pasan del desencanto total causado por el agotamiento de la libido al goce carnal total. Violan el código moral y social al acostarse con desconocidos creyendo que ello regeneraría su voluptuosidad agotada. Pero de vuelta a casa se dan cuenta de que nada ha cambiado, de que retornan la misma neurastenia y, por no soportarlo más, pasan a otro juego, el juego  final.

 

La sanción pragmática del relato se define como "fracaso", con toda la carga tímica que desarrollan las isotopías disfóricas como "arrepentimiento, frustración y culpa". Es también una sanción cognoscitiva por ser una renuncia voluntaria al Ov atribuido inicialmente.

Generalmente, en el  nivel profundo de la estructura semiótica, el Ov  /pulsión sexual/ siempre tiene la carga axiológica de /euforia/ y desarrolla isotopías de “goce”, “placer”, “excitación” y “felicidad”.

Pero cuando esta pulsión entra en sincretismo con las parafilias, las isotopías se invierten en su contrario y se lexicalizan con patologías, “insatisfacción”, “neurastenia”, “dolor”, “depresión” y “malestar” y crean una posición actorial de estado final disyuntiva reflexiva que produce un PN de renuncia. Así, VM se privan a sí mismos del Ov al darse cuenta de que  se han equivocado en valorarlo.

Una posibilidad es  transcribir este juicio epistémico negativo de la siguiente forma:

S2 H [(S1 \/ O)  → (S1 \/ O)]

Pero cuando VM se desdoblan en sus amantes y deciden suicidarse, el texto instituye un anti-programa narrativo que "sabotea" tanto el PN eufórico de uso como el disfórico final: el suicidio no solo anula la relación que une el sujeto al objeto sino también el propio deseo. El relato entonces adquiere otra  significación.

El cuadrado semiótico siguiente explicita lógicamente la oposición de los términos (Ser-Parecer) junto con sus contradictorios (no Ser – no Parecer):

 


El esquema muestra dos relaciones semánticas: la relación de contrariedad con la categoría /Ser-Parecer/ y la relación de contradicción con la de /no Ser-no Parecer/.

Proyectado sobre el cuadrado semiótico, sin necesidad de exponer los lexemas ni los semas nucleares que lo definen, el juego erótico adquiere su significación final.

Inicialmente, VM  aparecen sobre el eje de la verdad: los enunciados ya expuestos muestran al principio que la pareja es y parece profundamente "triste" por ver agotada su libido. En su viaje a Mombasa para buscar remedio a su malestar, pasan por diversos estados intermedios que se lexicalizan así, siguiendo los ejes del esquema:

 /No ser-No parecer/ (falsedad) estado en que  adquieren falsas identidades y falsos oficios; /Ser-no Parecer/ (secreto) eje en que se encuentran clandestinamente para evaluar el resultado de sus relaciones sexuales; /Parecer-no Ser/ (mentira) eje donde al final se desdoblan en sus amantes y deciden suicidarse.

Así, el universo verídico y axiológico de Vera y Mauricio está definido por el siguiente esquema en tres actos:


La pareja vive primero en un estado de neurastenia por carencia libidinal /No Vida-No Muerte/; viaja a Kenia donde supera el estado anterior y alcanza la felicidad /No Muerte-Vida/ y de regreso a casa se suicida por frustración /No Vida- Muerte/

 

En el verso citado de Mallarmé, el poeta concluye que tanto el sexo como los libros, en vez de proporcionarnos placer y sabiduría, instalan a la larga un insoportable hastío en nuestras vidas, porque la pulsión de placer y de novedad, es por definición inagotable, utópica e insaciable y que la única solución para eludir esta frustrante situación es sustituirla y desviarla, al estilo de los filósofos, por la escritura, la droga, el viaje y la contemplación estético-mística.

 

Pero el psicoanálisis muestra que la pulsión sexual, al ser reprimida por el Superyo y desviada por sublimación, se fortalece más y atosiga y obsesiona al sujeto en satisfacerla incesantemente. El cuadrado semiótico desvela cómo la pulsión utiliza cualquier subterfugio  para saciar sus fantasías, desde la mentira a la falsedad, pasando por el secreto. Su fuerza es poderosa. Rige lo cultural y lo cultual, alimenta el instinto de conservación, orienta las relaciones humanas según sus caprichos y preside y orquesta la  mayoría de las maldades y las desdichas del  mundo.

 

Creo que el relato de Cortázar postula que, en este mundo absurdo y nihilista (en el sentido de Nietzsche), por ser inexorablemente pulsional e instintivo -pulsión adulterina adánica-, el suicidio resulta el remedio adecuado y definitivo para sofocar esta dulce pero mortífera  parafilia… un remedio conclusivo e irreversible.

 

NOTAS

1 Freud, S. (1948). Más allá del principio del placer. Obras completas. Vol. I. Madrid: Biblioteca Nueva

2  Fontanille, J. (2001). Semiótica del discurso, Biblioteca Universidad de Lima.

La psicocrítica es un método de análisis literario elaborado por Charles Mauron en 1948. Con él, se estudia el subconsciente del autor a través de su obra. Para más detalles, véase: Mauron, Ch. (1983).  Des metaphares obsédantes au mythe personnel, Librairie José Corti, Paris. En cuanto al semanálisis, J. Kristeva lo dedujo de sus estudios sobre el psicoanálisis y el marxismo. Para ella, el texto es total productividad y entera práctica significante y no representación o reproducción de la realidad. Véase sobre todo: Kristeva, J. (1981). Semiótica I., Ed.: Fundamentos.

4  Greimas, A. J. y Fontanille, J. (1994). Semiótica de Las Pasiones. De Los Estados de Cosas a Los Estados de Ánimo, Ed.: Siglo XXI, México D.F.

5   Cortázar, J. (1977).  "Vientos alisios" in Alguien que anda por ahí, Madrid: Alfaguara, (pp. 7-11).

Sobre este fenómeno meteorológico, véase:

                           https://www.geniolandia.com/13171587/que-son-los-vientos-alisios

Greimas, A. J. y Courtés, J. (1990). Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, Madrid: Gredos.

8  Courtés, J. (1980). Introducción a la semiótica narrativa y discursiva, metodología y aplicación. Buenos Aires, Hachette.

Courtés, J. (1997). Análisis semiótico del discurso. Del enunciado a la enunciación. Madrid: Gredos.

10   Genette, G. (2004).  Metalepsis. De la figura a la ficción. México: FCE.

11   Para una definición extensa de la parafilia, véase:  https://es.wikipedia.org/wiki/Parafilia

            Para más detalles sobre el tema, véase: Freud, S., Psicoanálisis y teoría de la libido, en PDF, disponible en: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2012/Psicoa_TELib.pdf

12  Freud, S. (1972). Tres ensayos para una teoría sexual. Obras Completas Madrid: Biblioteca Nueva.

13  Freud, S. (1999).  El malestar en la cultura, Madrid: Biblioteca Nueva.  Disponible en: 

https://www.ugr.es/~filosofiayterapia/ACTIVIDADES/Eventos/Taller_relacionasistencial_2012/Materiales/El%20malestar%20en%20la%20cultura.pdf

                              Véanse los Capítulos II (p. 16 y sig.) y VII (p. 64 y sig.).