Escribir permite mentir, jugar con las palabras, inventar mundos posibles, borrar la línea entre lo verdadero y lo falso, donde la verdad es mentira y la mentira, verdad. Jugar al psicodrama y a la catarsis es la función fundamental de la literatura: nos permite soportar el aplastante peso de la realidad, espacio donde se reflejan todas las tragedias del mundo. La ficción, ella, es el oxígeno -el opio del pueblo-, la única, y sin duda, la mejor estratagema de burlar a la muerte -temporalmente.
Etiquetas
- AUDIORELATOS (18)
- Crítica literaria (45)
- Critique littéraire (5)
- ENTREVISTAS (6)
- HOMENAJE AL PROFESOR AHMED OUBALI (1)
- PSICOLOGÍA (10)
- RELATO (30)
- TRADUCIR-DIJO (15)
jueves, 21 de noviembre de 2019
Ahmed Oubali, precursor del relato noir marroquí
miércoles, 19 de junio de 2019
“Vientos alisios”, de J. Cortázar: una lectura freudiana.
Vientos
alisios, de J. Cortázar:
Una lectura freudiana.
Ahmed Oubali
La chair est
triste, hélas! Et j’ai lu tous les livres,
S. Mallarmé.
Preliminares
Este estudio pretende interpretar dos aspectos claves no tratados del cuento cortazariano, a saber el juego erótico como neurosis y la pulsión de muerte, correlativos a los principios de placer y de realidad definidos por S. Freud1. Se rastrearán de forma semiótica las etapas donde funcionan ambos componentes, se explorarán los temas que los subyacen y en la conclusión se desvelarán los resultados alcanzados. Esta lectura no es aleatoria porque la convoca y solicita el propio relato, como se verá más adelante.
Metodología
Se darán breves y eclécticas definiciones
teóricas de los conceptos utilizados porque este estudio no consiste en un
curso magistral sobre semiótica y el psicoanálisis y porque está destinado
básicamente a un lector ya informado. Sin embargo, sí conviene aclarar dos
puntos. Existen muchos métodos para dilucidar el sentido de una obra y la
semiótica textual es uno de los mejores instrumentos analíticos para ello
porque trata al texto no como un documento lingüístico o informativo, sino como
una arquitectura de signos cuyas leyes de construcción (las instancias
discursivas, narrativas y enunciativas) escapan a menudo al comentario lingüístico
universitario, preocupado por lo que dice el texto y no por cómo lo dice2. En cuanto al
psicoanálisis aplicado a la literatura, hay dos métodos notorios, el de la
psicocrítica que trata el texto como síntoma o diario neurótico del escritor y
el del semanálisis que se centra solo en la materialidad e inmanencia del
lenguaje3. No obstante,
la semiótica, tras los estudios de A. J. Greimas y Jacques Fontanille sobre las
pasiones en el texto, ofrece un análisis más riguroso y objetivo que el de los
citados métodos. La semiótica de las pasiones4, al interpretar la dimensión tímica del texto,
homologa los estudios clínicos del psicoanálisis. Siendo la estructura de
nuestro relato fundamentalmente erótica, se destacará el recorrido temático de
la pulsión sexual, manipuladora del juego en que están envueltos los
protagonistas Vera y Mauricio (VM, en adelante), pulsión que distorsiona su
sensibilidad y percepción y los arrincona en un callejón sin salida.
Palabras
clave: narratividad, hastío, intercambio de
parejas, goce, pulsión de muerte.
Estructura
del Corpus
"Vientos alisios"5 consta de cinco folios con
12 párrafos.
Las citas al relato llevarán el
número del párrafo y no de la página.
Sinopsis
Una pareja, por llevar veinte
años casados, nota que su voluptuosidad está en declive y para escapar del
hastío y la melancolía que de ello resultan y salvar su matrimonio, marido y
mujer deciden, por separado y de mutuo acuerdo, viajar a África y cambiar de
pareja con dos amantes desconocidos.
Semántica
del título
El hotel en que se hospedan VM se
llama Trade Winds o vientos alisios. La descripción meteorológica a la que
alude el título6 es en
realidad una metáfora de la vida erótica, tumultuosa y perversa de la pareja:
vientos alisios hacen referencia naturalmente al clima bajo la influencia de El
Niño y La Niña. No obstante, la definición siguiente del fenómeno natural evoca
muchas imágenes asociadas a la pulsión sexual: “cuando las corrientes del
océano y del aire cambian, también se produce una fluctuación de la temperatura
del agua del océano. […] Las corrientes de El Niño causan tormentas de truenos
que se producen en una línea frontal en dirección hacia el este como parte del
proceso que impide que el agua más fría llegue a la superficie del océano. Los
cambios en la circulación del aire, en especial durante tormentas muy agitadas
(tormentas de truenos / tornados / ciclones) suelen afectar grandes áreas
atmosféricas”.
El paralelismo tormentoso que
propongo entre El Niño / La Niña y Mauricio / Vera, aunque de diferentes
proporciones, no es descabellado y se justificará
más adelante.
Argumento
El plan que VM idean para escapar
del aburrimiento que los asfixia y oprime consiste en un juego sexual inusual,
el de intercambiar pareja con unos desconocidos, es decir, cometer adulterio
consentido. Viajan a Nairobi por separado y se instalan bajo falsas identidades
en el hotel Trade Winds. En la playa conocen a Sandro y Ana, con quienes
mantienen relaciones carnales. Vuelven a casa dos semanas después, desdoblados
en sus amantes y el desenlace es sorpresivo. ¿Triunfará la pulsión sexual o la
de la muerte? Es lo que se mostrará más adelante.
I.
SEMIÓTICA DE UNA PULSIÓN
A A. NARRATIVIDAD
Y CONFIGURACIÓN DE LA TRAMA
En semiótica el relato se define
como una sucesión de enunciados de estado y de hacer en que están implicados
los personajes llamados actantes. Esta sucesión constituye la forma del
contenido del relato que el análisis narrativo desvela al determinar los roles
actanciales o relaciones entre sujetos y objetos valorados y al interpretar al
final el sistema axiológico que ello supone. Estas relaciones son establecidas
por un predicado dinámico, en el caso del enunciado de hacer y por uno
estático, en el caso del enunciado de estado.
El proyecto de juego sexual citado,
tema central del relato, consta de cinco mandamientos o secuencias de acciones
contenidos en el manual de regeneración que redacta la pareja: viajar por separado
y con identidades ficticias, actuar como desconocidos durante su estancia en
Kenia, no censurarse, reunirse en secreto para juzgar la aventura y regresar a
casa. El manual conforma la estructura del relato, pero la historia se ordena
en tres secuencias principales que coinciden curiosamente con la estructura del
programa narrativo (PN) semiótico: redacción de los mandamientos y
planificación del viaje (estado inicial donde se adquieren las competencias),
estancia en África intercambiando parejas (transformación o performance
principal) y regreso a casa (estado final donde se evalúa o sanciona el PN)
El siguiente esquema actancial del programa narrativo7 ilustra de forma global esta serie de estados y acciones:
Vera y Mauricio (VM) endosan la
función de actantes o sujetos operadores (So) en busca de un objeto valorado o
deseado (Ov), la felicidad. A este nivel participación en el eje del Deseo que
implica una intencionalidad o tensión hacia ese objeto, tensión que se origina
en el desasosiego y el tormento de la pareja debido al hastío y que el juego
erótico anularía. En su búsqueda están manipulados por un Destinador (Ddor), la
pulsión sexual donante de la felicidad. Participan aquí en el eje de la
comunicación y son desglosados en destinatarios del Ov. Ayudantes y oponentes
constituyen el eje del conflicto por ser respectivamente actantes favorables y
hostiles a la realización de dicha búsqueda.
Vista global de la
actancialización: transcripción del programa narrativo (PN):
El estado inicial expuesto en el
corpus muestra claramente que los actantes están en disyunción con el objeto
deseado, es decir, no son felices: (S \/
O)
El estado final al que los actantes
aspiran ilustra su conjunción con ese
objeto: (S /\ O)
La performance o transformación
principal ideal vendría a ser:
S2
H →
[(S1
\/ Ov) → (S1 /\ Ov)]
Donde S2 representa la pulsión
sexual (Ddor); Ov, la felicidad; S1, la pareja y H, el hacer-hacer o
manipulación.
Se dice que H, enunciado de hacer
(S2), rige un enunciado de estado (S1) en disyunción para transformarlo en un
enunciado de estado en conjunción. Se pasa así de una carencia o privación a
una adquisición por atribución.
Nota.
Puede parecer que el rol actancial de S2
esté en sincretismo con el del S1, es decir, ambos roles asumidos de forma
reflexiva o desdoblada por un mismo actante, pero ello nada cambiaría al
análisis porque la pulsión manipuladora es intrínseca al sujeto manipulado,
como se verá en la conclusión.
1.
Estado inicial
Los cuatro primeros párrafos
instalan el PN modal y virtual, ilustrado por el manual de instrucciones,
anterior PN de base que corresponde a la performance ilustrada por el
intercambio de parejas.
VM, como sujetos operadores del PN poseen
todas las condiciones o modalidades
previas para ser competentes en su búsqueda de la felicidad: el querer-hacer
(dimensión tímica), el deber-hacer y el poder-hacer (dimensión pragmática) y el
saber-hacer (dimensión cognoscitiva).
Este programa modal de uso es un
requisito indispensable para realizar la performance.
El tedio, agravado por la nostalgia
por un pasado esplendoroso, arranca con el primer párrafo e instala la
disyunción de la pareja: VM están bailando en el salón, celebrando su
cumpleaños con champaña al ritmo del Blues in Thirds que
Les traía desde tan antes el recuerdo de
los primeros tiempos, de los primeros discos cuando los cumpleaños eran más que
una ceremonia cadenciosa y recurrente". Por eso "la idea de resucitar
aquellos primeros tiempos esplendorosos no era descabellada, piensan, cómplices
sonrientes en la modorra paulatina del alcohol y del humo"; "podían
hacerlo y allá sería el verano, habían mirado juntos e indiferentes el
prospecto de la agencia de viajes […], de golpe la idea, Mauricio o Vera,
simplemente telefonear, irse al aeropuerto, probar si el juego valía la pena.
En el segundo párrafo, se habla de
las causas de la disyunción, y se exponen las fases para superarla:
Veinte
años de vida en común, la simbiosis mental, las frases empezadas por uno y
completadas desde el otro extremo de la mesa o el otro teléfono";
"ahora había que legislar, establecer cada fase del viaje para que no se
volviera un viaje más y sobre todo un regreso más"; "partir en diferentes
aviones y llegar como desconocidos al hotel, dejar que el azar los presentara
en el comedor o en la playa al cabo de uno o dos días, mezclarse con las nuevas
relaciones del veraneo"; "sería tan divertido graduar el lento
conocimiento mutuo, ritmándolo con el de los otros huéspedes, distraerse con la
gente cada uno por su lado, favorecer el azar de los encuentros y de cuando en
cuando verse a solas.
En el tercero, se dan más detalles
sobre el aburrimiento que los corroe:
Siempre habían hecho el amor al final de
sus cumpleaños, esperando con amable displicencia la partida de los últimos
amigos, y esta vez en que no había nadie, en que no habían invitado a nadie
porque estar con gente los aburría más que estar solos[…], se demoraron en un
lento desnudarse al borde de la cama, ayudándose y complicándose y besos y
botones y otra vez el encuentro con las inevitables preferencias, el ajuste de
cada uno a la luz de la lámpara que los condenaba a la repetición de imágenes
cansadas, de murmullos sabidos, el lento hundirse en la modorra insatisfecha...
En el cuarto, se codifican las
instrucciones del juego: "Lo fijaron contando con los dedos: irían
separadamente, vivirían en habitaciones diferentes, no habría censuras ni
miradas como las que tanto conocían, un encuentro sin testigos permitiría
cambiar impresiones y saber si valía la pena, volverían en el mismo avión”.
2.
Performance
o transformación principal
La performance pone en acción las
tres dimensiones que eran antes virtuales y ahora factitivas: la cognoscitiva,
la tímica y la pragmática, correspondientes al saber desenvolverse en el juego
citado y al alcanzar lo anhelado. Es lo que permite a VM estar en conjunción con el objeto de
valor.
La estancia en Mombasa la conforman
los seis párrafos siguientes.
"Los aviones para Nairobi
salían los jueves y los sábados”. VM
llegan al hotel Trade Winds donde se hospedan por separado y empiezan a tener
amistades: una pareja y un viejo de patillas rojas. Se presentan bajo falsas
identidades, él siendo un geólogo francés y ella, una pediatra:
En un sitio donde casi todo parecía una
película en colores, camareros y monos incluidos y hasta el nombre Trade Winds
que recordaba a Conrad y a Somerset Maugham, los cócteles servidos en cocos,
las camisas sueltas, la playa por la que se podía pasear después de la cena
bajo una luna tan despiadada que las nubes proyectaban sus movientes sombras
sobre la arena para asombro de gentes aplastadas por cielos sucios y brumosos. (pár.
5, 6).
El párrafo 7 describe el ambiente
turístico y el encuentro con Sandro y Anna:
Se jugaba a las cartas por la noche, el
día era un diálogo interminable de sol y sombra, mar y refugio bajo las
palmeras, redescubrir el cuerpo pálido y cansado a cada chicotazo de las olas,
ir a los arrecifes en piragua para sumergirse con máscaras y ver los corales
azules y rojos, los peces inocentemente próximos.
El tercer día,
el tiempo resbalaba como el tibio mar
sobre la piel, Vera nadaba con Sandro que había surgido entre dos cócteles y se
decía harto de Verona y de automóviles"; en cuanto a Anna, "la cuarta
noche vino a beber al bar y llevó su vaso a la veranda donde los veteranos de
tres días la recibieron con informaciones y consejos […] y Anna agradeciendo
sin énfasis, bebiendo despacio su Martini, casi mostrando que había venido para
estar sola desde algún Copenhague o Estocolmo necesitado de olvido.
Sobre el intercambio de parejas se
dan solo algunas pistas:
Habían coincidido en una excursión a las
islas cercanas y se habían divertido mucho nadando y jugando con los
demás"; "Vera no sabía si era miércoles o jueves, cuando Sandro la
acompañó al bungalow después de un largo paseo por la playa donde se habían
besado como esa playa y esa luna lo requerían, ella lo dejó entrar apenas él le
apoyó una mano en el hombro, se dejó amar toda la noche, oyó extrañas cosas,
aprendió diferencias, durmió lentamente, saboreando cada minuto del largo
silencio bajo un mosquitero casi inconcebible"; "Para Mauricio fue la
siesta, después de un almuerzo en que sus rodillas habían encontrado los muslos
de Anna, acompañarla a su piso, murmurar un hasta luego frente a la puerta, ver
cómo Anna demoraba la mano en el pestillo, entrar con ella, perderse en un
placer que solo los liberó por la noche.
3.
Estado
final
De vuelta a casa (pár. 11 y 12), VM
se desdoblan en sus amantes, improvisando así un nuevo artículo no estipulado
en el manual de instrucciones, pensando que ello aniquilaría para siempre el
aburrimiento y el tedio:
No había artículo seis, pero podían
inventarlo sin palabras, era tan natural que en algún momento él invitara a
Anna a beber otro whisky que ella, aceptándolo con una caricia en la mejilla,
dijera que sí, dijera sí, Sandro, sería tan bueno tomarnos otro whisky para
quitarnos el miedo de la altura, jugar así todo el viaje, ya no había necesidad
de códigos para decidir que Sandro se ofrecería en el aeródromo para acompañar
a Anna hasta su casa.
Pero al "volcarse en la cama y
desnudarse ya enlazados, buscarse entre cintas y trapos, arrancarse las últimas
ropas" descubren que de nada les sirvió el viaje exótico ni el
desdoblamiento y que su situación actual era peor que la anterior. Observan
apesadumbrados sus cuerpos desprovistos de pasión, recordando las delicias de
los días pasados en Mombasa y para dar fin a esta cruel desgracia abren el
frasco azul y apagan la luz.
La fase final del algoritmo de la
narratividad corresponde a la sanción
del PN, su valoración.
Con ella concluiré este estudio.
B. ORGANIZACIÓN DEL DISCURSO
Mientras que la sintaxis discursiva
tiene como función permitir inscribir las estructuras narrativas en las
coordenadas espacio-temporales y verter los actantes en actores discursivos, la
semántica discursiva analiza los recorridos temático y figurativo. Ambas
constituyen los procedimientos de actorialización, temporalización y
espacialización y los procesos de tematización y figurativización8.
“Vientos alisios”, por ser un
relato corto, no presenta ninguna dificultad de análisis al nivel figurativo en
sus dimensiones actorial, espacial y temporal. En cuanto al proceso de
tematización de estas figuras y su interpretación clínica, se estudiará en el
apartado reservado a la dimensión tímica del relato, por ser el más relevante.
El recorrido figurativo consta de
tres megasecuencia discursivas correspondientes a una organización básicamente
estable de actores en un marco espacio-temporal bien definido, tal como se ha
expuesto al instalar el PN principal, donde estas megasecuencias han sufrido
cambios contextuales obvios al pasar de una a otra: la primera escena, muy
cinematográfica, mostrando a VM en casa, bailando y haciendo proyectos para
escapar del tedio; la segunda correspondiendo a su estancia en Mombasa donde
realizan con éxito su juego erótico y la última, al desenlace fatal.
1.
Cronotopo
circular del relato
VM viajan de su casa a Mombasa, una
ciudad turística en Nairobi, Kenia.
Su estancia dura catorce días, de
los que son narrados los sucesos de una semana: la celebración del cumpleaños
(sábado), la redacción del manual de instrucciones, (domingo), su llegada por separado
al hotel Trade Winds (jueves), el goce sexual con sus desconocidos amantes,
Anna y Sandro (miércoles o jueves), la reunión secreta para evaluar su aventura
(sábado), la anticipación del regreso (viernes) y el retorno (martes). Todo
ello con varias y profusas descripciones para explicitar el entorno, como lo
muestran los párrafos 5 y 6 citados.
2.
Figurativización
espacio-temporal
El tiempo-espacio lo constituyen
las acciones y pasiones de los personajes.
Greimas, en el Diccionario razonado, divide el espacio en espacio tópico y espacio
heterotópico. El primero, circundado, sirve de lugar de referencia absoluta y
se subdivide a su vez en utópico o ideal y paratópico o existencial. El segundo
es dado como circundante.
Así, la escena inicial que muestra
a la pareja bailando y haciendo proyectos de futuro la constituye el espacio
tópico, el hogar. El espacio utópico lo constituye el pasado feliz que tuvo la
pareja, en oposición con espacio paratópico, su apartamento, espacio cerrado y
tedioso, deprimente e insoportable, por fomentar tensiones y degradación física
y psíquica. Viajar a Mombasa es separarse del espacio paratópico para acomodarse
en el espacio heterotópico, asequible al juego erótico y a la recuperación del espacio utópico, ese pasado
feliz.
Las figuras discursivas que más
destacan son, pues, "el tedio", "el juego erótico",
"el intercambio de parejas", la "felicidad utópica" y
"el suicidio" como desenlace fatal.
Las isotopías se deducen de estas
figuras independientemente de las palabras que las sustentan porque van
cargadas de sentidos enciclopédicos que mediante interpretación remiten a
visiones del mundo universales.
Expondré a continuación los dos
primeros ejemplos y los demás, en el apartado siguiente.
3.
El
sintagma "tedio" establece una
relación sintagmática observable en las siguientes
unidades lingüísticas "aburrimiento, hastío, disgusto, cansancio" y otra paradigmática inferible y lexicalizada como "apatía, tristeza, depresión, neurastenia e incapacidad del sujeto de emprender proyectos". La primera relación asocia al sujeto con las isotopías de la temporalidad y espacialidad en que se da el malestar; la segunda, con las del estado patológico o disfórico del paciente. Ambas dimensiones informan sobre la inexorable y aplastante disyunción que instaura el "tedio" por vertimiento semántico al nivel actorial, espacial y temporal de todo el relato. Conviene subrayar que el inventario de estas citadas isotopías no es exhaustivo, es dado solo como ejemplo y se podría alargar a lo infinito.
4. En cuanto a las recurrencias del "juego" en el relato aparecen seis veces, cuatro en el primer párrafo y dos entre el último y el penúltimo y bajo diferentes términos, juego, jugar, código, mandar, artículo y también bajo múltiples isotopías que configuran el juego en una dimensión lúdica fácilmente rastreable a lo largo del relato, por ejemplo, en el modo de actuar de los protagonistas y de mirarse, en la forma en que se dialoga, se ama y goza, en la decisión de cambiar doblemente de identidad cuando la pareja inventa los oficios de geólogo y pediatra y cuando se desdobla en Sandro y Anna...
El que mejor ilustra el juego
erótico y sus avatares es el título del relato. Es polisémico y connotativo.
Como ya se ha explicado, vientos alisios en meteorología simbolizan en general
las fuerzas naturales exuberantes, pero correlativamente desarrollan una
poderosa isotopía instintiva que abarca todos los instintos pasionales,
incluida la libido o pulsión sexual.
Dicha pulsión se puede rastrear a
lo largo de toda la estancia de los protagonistas, tanto en el hotel como en la
playa tropical con sus amantes Sandro y Anna. El texto habla de “remojones”, de
“irse al mar”, “nadar y sumergirse entre arrecifes”, alude a un “regreso a las mentes”,
a “redescubrir el cuerpo pálido y cansado a cada chicotazo de las olas”. El
sexo se metaforiza: para Mauricio, Anna es “una ola, una estrella de mar [...],
un rio dorado” mientras que el goce
vivido “resbalaba como el tibio mar sobre la piel”. Total: "[...] el hotel
merecía su nombre, era la hora de los vientos alisios para ellos, Anna la
dadora de vértigos olvidados, Sandro el hacedor de máquinas sutiles, vientos
alisios devolviéndolos a otros tiempos sin costumbres, cuando había
deslumbramientos en el mar de las sábanas". Por último, la isotopía
primordial que configura el sintagma "alisios" concuerda perfectamente
con el juego erótico: "alisios" viene del griego alx (mar) y del
latín "halitus", es aliento, soplo, brisa acariciadora, jadeos, que,
asociados al Trade Winds, evocan un intercambio comercial, entiéndase
"carnal".
C. C. ARTICULACIÓN
DISCURSO-DIÉGESIS
Los niveles narrativo y discursivo
solo alcanzan el sentido global de la obra cuando los complementa al estudio de
la enunciación, que consiste en desvelar quién enuncia y pone en discurso la
forma y el contenido del texto. Se han dado ya ejemplos de enunciados de estado
y de hacer, correlativos al tiempo-espacio y los actores. Estos constituían la
enunciación enunciada. Se trata ahora de interrogar la enunciación principal o
enunciación enunciante que se explicita a través de dispositivos enunciativos
como lo son el enunciador/narrador, el uso de discursos indirecto e indirecto
libres, los puntos de vista, los deícticos, etc.
El relato comienza con un punto de
vista externo, subjetivo y ambiguo cuando el narrador interpreta la idea del
juego erótico: "Vaya a saber a quién se le había ocurrido, tal vez a Vera
la noche de su cumpleaños [...] o quizá a Mauricio en ese momento en que Blues
in Thirds les traía desde tan antes el recuerdo de los primeros tiempos"
(pár. 1). Esta forma de enfocar los hechos atraviesa todo el relato y acaba
casi al final cuando el narrador dice: “Vaya a saber cuándo volvieron los
tragos y los cigarrillos” (pár. 12).
El narrador es pues heterodiegético y omnisciente, en
tercera persona, con focalización externa. Domina todos enunciados como en este
ejemplo donde "se introduce" en la mente de los personajes para
comentar el viaje: "decirse que por qué no, puesto que al fin y al cabo,
ya que podían hacerlo y allá sería el verano, habían mirado juntos e
indiferentes el prospecto de la agencia de viajes". Pero, por introducir
códigos narrativos posmodernistas, el narrador no acapara la enunciación y cede
la palabra a los protagonistas que reproducen con su punto de vista gran parte
de las acciones y pensamientos, instalando así la focalización interna.
Esta delegación de puntos de vista
culmina en el desenlace cuando VM se desdoblan en sus amantes, Sandro y Anna, instaurando
un doble y sutil diálogo donde la focalización es a la vez interna asociada a
un “yo” y externa, asociada a un “ellos”. Es el caso de Vera (endosando el yo
de Anna) cuando se pregunta: “como a sí misma, qué sería de Vera y Mauricio
después del Trade Winds, qué sería de ellos después del regreso” y de Mauricio
cuando dice: “es fácil imaginar lo que van a hacer”; “Sí, es fácil, es como
verlos desde aquí”, contesta Vera/Anna.
Antes de citar algunos de los
códigos posmodernistas, conviene aclarar cómo procede el narrador al cambiar el
punto de vista o focalización.
En semiótica existen dos mecanismos
que explican los “ir y venir” en el enunciado, o sea, el salir de él y el
volver a él. Cuando el narrador abandona el enunciado (a) con su tiempo-espacio
y personajes y enuncia otro enunciado (b) con su tiempo-espacio y personajes
opera un desembrague y cuando vuelve al enunciado (a) realiza un embrague9.
El desembrague expande la narración
instalando nuevos actores en un tiempo-espacio nuevo. Se pasa de un
"yo-aquí-ahora" a un "él-allí-entonces". El desembrague
multiplica los hechos y las acciones y pluraliza los puntos de vista. En
contraposición, el embrague se esfuerza por retornar a la primera posición de
la narración. Permite que el relato se cuente por sí mismo. Embrague y
desembrague constituyen el movimiento y la sucesión de los hechos en el relato.
Algunos
ejemplos
El narrador desembraga cuando suspende
la narración para decir: "les traía desde tan antes el recuerdo de los
primeros tiempos", luego embraga al volver al enunciado y decir:
"Como un juego, hablar mientras bailaban, cómplices sonrientes".
Luego desembraga: "ya que podían hacerlo y allá sería el verano, habían
mirado juntos e indiferentes el prospecto de la agencia de viajes", y justo
después embraga de nuevo: "pero probar ahora de otra manera, jugar el
juego, hacer el balance, decidir". El desembrague siguiente que viene
entre paréntesis es el más representativo: "Porque esta vez (y ahí estaba
lo nuevo, la idea que se le había ocurrido a Mauricio, pero que bien podía
haber nacido de una reflexión casual de Vera, veinte años de vida en común, la
simbiosis mental, las frases empezadas por uno y completadas desde el otro
extremo de la mesa o el otro teléfono)". Luego se vuelve a embragar:
"esta vez podía ser diferente, no había más que codificarlo".
Este complejo mecanismo de
relojería estipulado por la semiótica permite cambiar de punto de vista permanentemente.
El
punto de vista en el relato adquiere varios
registros como ya se ha dicho. Se recordará aquí solo los más representativos.
La mirada juega un papel
determinante en todo el relato desde la primera escena hasta la última.
Completa o contradice lo dicho y desvela lo no dicho:
Y mirarse como ahora mientras bailaban
Blues in Thirds y por momentos se detenían para alzar las copas de champaña y
las chocaban suavemente con el ritmo exacto de la música"; "mirándose
en una bruma de semisueño" (escena inicial); "seguir bebiéndolos en
plena cara mientras se miraban entre dos bocanadas de humo. (Escena final).
Cuando VM llegan a Mombasa bajo falsas identidades,
experimentan una nueva y original existencia gracias a la mirada que ellos
proyectan hacia los otros y al mismo tiempo la que reciben de estos. Se podría
hablar de una "falsa" y oblicua mirada en ambos casos, ya que
proviene de una falsa identidad. Pero está también la mirada "real" y
verdadera de la pareja, cuando hacen el escrutinio que de ellos mismos,
impuesto por el tercer artículo.
Por otra parte, la mirada de Vera, al predominar sobre la de
Mauricio, orienta el texto desde su punto de vista: "la difícil y rara
aprobación de Vera"; ya desde el hotel, ella podía "ver de lejos a
Mauricio ya dueño de la casa"; "Sin siquiera pensarlo Vera decidió
que Mauricio y Anna, seguramente Mauricio y Anna antes de veinticuatro horas,
estaba jugando al ping-pong con Sandro cuando los vio irse al mar y tenderse en
la arena".
Metalepsis
ontológica
El anclaje referencial se hace
cuando el autor entremezcla el mundo real y el mundo ficcional10.
La metalepsis permite una visión
etnográfica y cultural del entorno africano y sus habitantes explicitando así la visión principal del turismo sexual.
En “Vientos alisios”, los turistas comentan
las singularidades del ambiente africano a partir de citas de contexto extralingüístico:
De noche
la radio hablando de Yomo Kenyatta y de los problemas tribales, alguien sabía
mucho sobre los Massai y los entretuvo a lo largo de muchos tragos con leyendas
y leones, Karen Blixen y la autenticidad de los amuletos de pelo de elefante,
nilón puro y así iba todo en esos países (pár. 8); "Viernes, día de
Robinson, alguien lo recordó entre dos tragos y se habló un rato de islas y
naufragios, [...] era gente que sabía vivir, cada whisky venía con su ración de
folklore, de viejas canciones de las Híbridas o de Guadalupe. (Pár. 10).
Los
personajes citados son reales:
- Yomo
Kenyatta fue primer presidente de la
Kenia independizada, con referencia a los años 60 y 70 y Karen Blixen es una
escritora danesa que vivió también en Kenia, autora de Memorias de África (1937).
- Robinson
Crusoe es el personaje de la novela de Daniel Defoe (1719) que vivió solo en
una isla donde descubre una tribu de caníbales de quienes rescata a un
prisionero al que llama “Viernes”.
- Joseph Conrad es autor de El
corazón de las tinieblas (1902)
- William Somerset Maugham (1874-1965)
escribió libros de viajes, siendo Servidumbre
humana su obra maestra.
- El texto cita
también las obras de Boccaccio y Shakespeare, (pár. 9)
II.
MUERTE DE UNA PULSIÓN
El comentario temático en semiótica
o tematización lo realiza la semántica discursiva que complementa el recorrido
figurativo ya expuesto. Los roles temáticos explicitan los roles actanciales y
actoriales ya comentados según su grado de recurrencia en el nivel semiótico
que les corresponde. Este recorrido desveló que todos los temas derivan básicamente
de uno principal: el intercambio de parejas como juego erótico de salvación
originado por la neurastenia que padecen los protagonistas y eliminado por el
suicidio. Conviene ahora interpretar las isotopías subyacentes a este tema
global que, dada su naturaleza, solicita un análisis tímico que, como ya se ha
dicho, aborda las pasiones del sujeto desde un punto de vista clínico y no
filosófico. En la obra ya citada, Fontanille define dos conceptos clave de la
dimensión tímica del sujeto: su tensividad al percibir y su foria al sentir.
Así, Vera y Mauricio son investidos desde el principio por una tensión
permanente hacia el Ov y en su sentir oscilan entre momentos eufóricos y
disfóricos.
1.
El
tedio
Este estado de ánimo es uno de los
temas más estudiados en filosofía y psiquiatría. Sus consecuencias son
imprevisibles, pudiendo ir de una simple desesperación a la perpetración de
todos los males imaginados. En el caso de VM, el tedio, por ser básicamente
psicológico y existencial, tiene peores consecuencias: los protagonistas no
solo se aburren de ellos mismos por el agotamiento de su voluptuosidad sino
también de los demás. La neurastenia, punto extremo del tedio, deriva de la
insatisfacción sexual. La melancolía, otra consecuencia, hace que la vida deje
de tener sentido y se reduzca a meros gestos repetitivos cotidianos, sin
motivación ni interés por las cosas y los hechos.
2.
El
intercambio de pareja, un juego perverso sublime, pero fatal
Para escapar del hastío y salvar su
relación en declive VM inventan un juego erótico inusual, el intercambio de
parejas, pensando que ello reactivaría su vitalidad sexual decaída. Deciden ser
infieles de común acuerdo, es decir, acuerdan acostarse voluntariamente con
desconocidos. Como se ha visto, este juego nace del deseo de experimentar
prácticas sexuales nuevas fuera del matrimonio para regenerar la libido. Las
reglas acordadas, las del manual de instrucciones, son estrictas. Solo la
fidelidad emocional y amorosa y no física y sexual es preservada, es decir, la
pareja renuncia a los celos a condición de no enamorarse de sus amantes.
Sin embargo, el texto da indicios
que muestran que lo pactado está lejos de acatarse, en particular lo estipulado
sobre los celos que terminan generando reproches sadomasoquistas y prefigurando
el desenlace fatal. Comentaré solo el párrafo 9, por ser breve y representativo.
Informa sobre el encuentro secreto de VM para evaluar la primera semana de la
aventura erótica:
Vera
aprovechó un encuentro sin testigos en la playa y mostró a la distancia un
palmeral propicio. Se abrazaron con un viejo cariño, riéndose como chicos,
acatando el artículo cuatro, buena gente"; "nos está yendo muy bien,
dijo Mauricio casi enseguida, y Vera sí, claro que nos está yendo muy bien, se
te ve en la cara y en el pelo.
Los detalles íntimos que la pareja
expone de sus encuentros sexuales son implícitos y velados. El narrador es
lacónico sobre el tema y el texto reprime cualquier información licenciosa. En
vez de ello se habla evasivamente del crepúsculo tropical: "mira bien y
verás el rayo verde legendario", dice Vera; ya hice la prueba desde mi
balcón y no vi nada, contesta Mauricio". Esta negativa es un pretexto para
ironizar y crear un ambiente de celos: "ah, claro, el señor tiene un
balcón"; "sí señora, un balcón, pero usted goza de un bungalow para
ukeleles y orgías".
Se comprenderá cuánto recelo y
reproche encierra la palabra "orgías" en la boca de Mauricio. Y
cuando este habla de Anna, Vera se siente explícitamente frustrada y herida a
la vez: “Oh, qué voz tan llena de glucosa, decís Anna como si le chuparas cada
letra […] Cochino"; a lo cual Mauricio retorca catalogando a Sandro de
perverso al asociarlo a la obra erótica de Giovanni Boccaccio y más adelante a
El mercader de Venecia de Shakespeare, por ser Sandro italiano: "Me lo
imaginaba, esos italianos vienen todos del Decamerón". Pero Vera lo
detiene con otro reproche: "Momento, no estamos en terapia de grupo,
Mauricio"; "Perdón, no son celos, con qué derecho. Ah, good
boy", contesta este, recordando lo pactado sobre el tema.
Más adelante, los pocos detalles
íntimos revelados son metaforizados: "Anna es una ola, una estrella de mar
[…], un río dorado, los corales rosa", revela Mauricio. "Este hombre
es un poeta escandinavo", observa Vera; "Y usted una libertina
veneciana", arguye él; "No es de Venecia, de Verona", corrige
ella; "da lo mismo, siempre se piensa en Shakespeare", concede él.
Al separarse, se animan mutuamente
a aprovechar a fondo los cinco días restantes, con la promesa de contarse en
detalle lo vivido con sus respectivos amantes. Pero VM no "se cuentan todo" como lo
estipula el manual de instrucción. Es obvio que para ellos es insoportable
hacerlo, siendo una pareja burguesa y conservadora. Pero una lectura entre
líneas de lo expuesto muestra claramente que les pesa mucho el juego que están
llevando a cabo. Las palabras como "chupar", "cochino",
"orgías" y la alusión al ambiente erótico y obsceno de las obras de
Boccaccio y Shakespeare, además de la carga de perversiones que simboliza y
connota el Trade Winds, lo muestran perfectamente.
A.
Naturaleza obscena y sacrílega del juego
Este juego es condenado doblemente
por la religión como pecado y por la psicología como perversión o parafilia.
Según el psicoanálisis, el
intercambio de parejas es una parafilia derivada de la libido11. Se habla de una
"aberración sexual" debido a que la perversión tiende a
"regresar" a las etapas infantiles pregenitales12. El individuo
"regresa" a ellas porque no ha logrado superarlas mediante una labor
social o una sublimación a través de sus preocupaciones culturales, cultuales o
artísticas. El texto no lo dice explícitamente, pero este tipo de juego implica
en efecto situaciones de difícil aceptación por parte de una pareja normal
porque, además de tener sexo con penetración, se admiten todas las desviaciones
que crea la fantasía, como las transgresiones anatómicas, el exhibicionismo, los
tocamientos tabúes, el fetichismo, el voyerismo, incluido el sadomasoquismo, ya
que en el caso de VM la parafilia crea obsesiones que adquieren una fuerza tal que los empuja a
realizar el juego final, el suicidio.
B.
La
doble transgresión de un tabú adánico
El intercambio de parejas es a la
base una transgresión de un mandamiento religioso (No cometerás adulterio) pero
este pecado adquiere aquí una extrema gravedad por ser cometido de común
acuerdo. La sociedad también condena este tipo de lujuria porque se cree que su
multiplicación y realización son
perjudiciales y vergonzosas.
3.
La felicidad utópica
La búsqueda de la felicidad por
parte de VM consiste en superar el tedio y experimentar sensaciones
placenteras. Pero cuando estas sensaciones son inmorales y asociales, su
satisfacción causa más sufrimiento y desgracia que el placer, como lo muestra
el tabú religioso y social.
Correlativamente a este tema, Freud
habla de los principios de placer y de realidad13que, aplicados al relato, aclaran de forma profunda la
vida tímica de los protagonistas que, en vez de seguir el principio de realidad
y buscar una felicidad modesta y sensata, sublimando la libido a través de
múltiples opciones, optan por el principio de placer en su nivel más peligroso,
que los lleva al final a la desgracia y
a su propia muerte.
4.
La muerte como salvación
El regreso a casa muestra cómo VM
sienten culpabilidad y angustia después del goce y cómo, bajo el peso de la
moral, terminan condenando la experiencia, renunciando a ella.
Su desdoblamiento en sus amantes no
es filosófico ni patológico: interpreta simplemente un artículo que no figura
en el manual, el juego final de la pulsión, su muerte.
Según Freud, es el superyo, o
superego, quien decreta la represión y la renuncia instintual o su simple
aniquilación en caso extremo de auto sadomasoquismo: abrir el frasco azul y
tomar esas letales pastillas, pero liberadoras es la mejor forma de
"matar" al cerdo que llevamos
dentro porque en caso fallido si no su fuerza seguirá siendo incesantemente
apremiante, su objeto escandalosamente cambiante y su goce infinitamente
insatisfecho.
Así, el viaje supuestamente regenerador,
"uno especial", que no fuera "un viaje más y sobre todo un
regreso más", fracasa estrepitosamente debido al propio y rígido
reglamento "mosaico" redactado inicialmente y que estipulaba un
control coercitivo sobre cada uno en su quehacer erótico: la pareja tenía que
encontrarse en secreto para "contarlo todo" y juzgar. Esta coerción
anula en efecto cualquier espontaneidad y libertad de movimiento, reduciendo el
goce a una escandalosa farsa, un lamentable pero tenebroso juego.
La muerte, además de lo que
estipula Freud, puede interpretarse como un castigo moral o una justicia
social, o quizás como una "venganza" perpetrada por y contra la
propia pareja. Podría estar ejecutada también como la única solución al fracaso
con que se cierra la experiencia del juego: Vera/Ana y Mauricio/Sandro, “ya no tendrán
nada que decirse”, solo tienen que apagar la luz, las pastillas se encargarían
de su viaje eterno.
III. EVALUACIÓN Y SANCIÓN DEL PN
VM pasan del desencanto total
causado por el agotamiento de la libido al goce carnal total. Violan el código
moral y social al acostarse con desconocidos creyendo que ello regeneraría su voluptuosidad agotada. Pero de
vuelta a casa se dan cuenta de que nada ha cambiado, de que retornan la misma neurastenia y, por no soportarlo más, pasan
a otro juego, el juego final.
La sanción pragmática del relato se
define como "fracaso", con toda la carga tímica que desarrollan las
isotopías disfóricas como "arrepentimiento, frustración y culpa". Es
también una sanción cognoscitiva por ser una renuncia voluntaria al Ov
atribuido inicialmente.
Generalmente, en el nivel profundo de la estructura semiótica, el Ov
/pulsión sexual/ siempre tiene la carga
axiológica de /euforia/ y desarrolla isotopías de “goce”, “placer”,
“excitación” y “felicidad”.
Pero cuando esta pulsión entra en
sincretismo con las parafilias, las isotopías se invierten en su contrario y se
lexicalizan con patologías, “insatisfacción”, “neurastenia”, “dolor”,
“depresión” y “malestar” y crean una posición actorial de estado final disyuntiva
reflexiva que produce un PN de renuncia. Así, VM se privan a sí mismos del Ov al
darse cuenta de que se han equivocado en
valorarlo.
Una posibilidad es transcribir este juicio epistémico negativo de
la siguiente forma:
S2
H→
[(S1 \/ O)
→ (S1 \/ O)]
Pero cuando VM se desdoblan en sus
amantes y deciden suicidarse, el texto instituye un anti-programa narrativo que
"sabotea" tanto el PN eufórico de uso como el disfórico final: el
suicidio no solo anula la relación que une el sujeto al objeto sino también el
propio deseo. El relato entonces adquiere otra significación.
El cuadrado semiótico siguiente explicita lógicamente la oposición de los términos (Ser-Parecer) junto con sus contradictorios (no Ser – no Parecer):
El esquema
muestra dos relaciones semánticas: la relación de contrariedad con la categoría
/Ser-Parecer/ y la relación de contradicción con la de /no Ser-no Parecer/.
Proyectado
sobre el cuadrado semiótico, sin necesidad de exponer los lexemas ni los semas
nucleares que lo definen, el juego erótico adquiere su significación final.
Inicialmente,
VM aparecen sobre el eje de la verdad:
los enunciados ya expuestos muestran al principio que la pareja es y parece profundamente
"triste" por ver agotada su libido. En su viaje a Mombasa para buscar
remedio a su malestar, pasan por diversos estados intermedios que se
lexicalizan así, siguiendo los ejes del esquema:
/No ser-No parecer/ (falsedad) estado en que adquieren falsas identidades y falsos oficios;
/Ser-no Parecer/ (secreto) eje en que se encuentran clandestinamente para
evaluar el resultado de sus relaciones sexuales; /Parecer-no Ser/ (mentira) eje
donde al final se desdoblan en sus amantes y deciden suicidarse.
Así, el universo verídico y axiológico de Vera y Mauricio está definido por el siguiente esquema en tres actos:
La
pareja vive primero en un estado de neurastenia por carencia libidinal /No
Vida-No Muerte/; viaja a Kenia donde supera el estado anterior y alcanza la
felicidad /No Muerte-Vida/ y de regreso a casa se suicida por frustración /No
Vida- Muerte/
En el verso citado de Mallarmé, el
poeta concluye que tanto el sexo como los libros, en vez de proporcionarnos
placer y sabiduría, instalan a la larga un insoportable hastío en nuestras vidas,
porque la pulsión de placer y de novedad, es por definición inagotable, utópica e insaciable y que la única solución para
eludir esta frustrante situación es sustituirla y desviarla, al estilo de los
filósofos, por la escritura, la droga, el viaje y la contemplación
estético-mística.
Pero el psicoanálisis muestra que
la pulsión sexual, al ser reprimida por el Superyo y desviada por sublimación,
se fortalece más y atosiga y obsesiona al sujeto en satisfacerla
incesantemente. El cuadrado semiótico desvela cómo la pulsión utiliza cualquier
subterfugio para saciar sus fantasías,
desde la mentira a la falsedad, pasando por el secreto. Su fuerza es poderosa.
Rige lo cultural y lo cultual, alimenta el instinto de conservación, orienta las
relaciones humanas según sus caprichos y preside y orquesta la mayoría de las maldades y las desdichas
del mundo.
Creo
que el relato de Cortázar postula que, en este mundo absurdo y nihilista (en el
sentido de Nietzsche), por ser inexorablemente pulsional e instintivo -pulsión
adulterina adánica-, el suicidio resulta el remedio adecuado y definitivo para
sofocar esta dulce pero mortífera parafilia… un remedio conclusivo e
irreversible.
NOTAS
1 Freud, S. (1948). Más allá del principio del placer. Obras
completas. Vol. I. Madrid: Biblioteca Nueva
2 Fontanille, J. (2001). Semiótica del discurso, Biblioteca
Universidad de Lima.
3 La psicocrítica es un método de
análisis literario elaborado por Charles Mauron en 1948. Con él, se estudia el
subconsciente del autor a través de su obra. Para más detalles, véase: Mauron, Ch.
(1983). Des metaphares obsédantes au mythe personnel, Librairie
José Corti, Paris. En
cuanto al semanálisis, J. Kristeva lo dedujo de sus estudios sobre el
psicoanálisis y el marxismo. Para ella, el texto es total productividad y
entera práctica significante y no representación o reproducción de la realidad.
Véase sobre todo: Kristeva, J. (1981). Semiótica
I., Ed.: Fundamentos.
4 Greimas, A. J. y Fontanille, J. (1994). Semiótica de Las Pasiones. De Los Estados de Cosas a Los Estados de Ánimo, Ed.: Siglo XXI, México D.F.
5 Cortázar, J. (1977). "Vientos alisios" in Alguien que anda por ahí, Madrid: Alfaguara, (pp. 7-11).
6 Sobre este fenómeno meteorológico, véase:
https://www.geniolandia.com/13171587/que-son-los-vientos-alisios
7 Greimas, A. J. y Courtés, J. (1990). Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, Madrid: Gredos.
8 Courtés, J. (1980). Introducción a la semiótica narrativa y
discursiva, metodología y aplicación. Buenos Aires, Hachette.
9 Courtés, J. (1997). Análisis semiótico del discurso. Del
enunciado a la enunciación. Madrid: Gredos.
10 Genette, G. (2004). Metalepsis.
De la figura a la ficción. México: FCE.
11 Para una definición extensa de la parafilia, véase: https://es.wikipedia.org/wiki/Parafilia
Para más detalles sobre el tema, véase: Freud, S., Psicoanálisis y teoría de la libido, en PDF, disponible en: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2012/Psicoa_TELib.pdf
12 Freud, S. (1972). Tres ensayos para una teoría sexual.
Obras Completas Madrid: Biblioteca Nueva.
13 Freud, S. (1999). El
malestar en la cultura, Madrid: Biblioteca Nueva. Disponible en:
Véanse los Capítulos II (p. 16 y sig.) y VII (p. 64 y sig.).