EL AUTOR




Hola, amig@s, dedico este Blog a la literatura y en particular al género negro en su faceta de thriller psicológico actual. Quiero dejar claro una cosa = no soy escritor en el sentido tradicional de la palabra (no es mi oficio) porque mi ocupación básica ha sido la docencia y la traducción/interpretación. Soy escritor Free Lance, como dicen los anglosajones. No busco fama ni lucro. Quiero solo intercambiar y compartir con ustedes mi experiencia literaria, sin polémica ni prejuicios...
Voy a colgar aquí algunas de mis creaciones y actividades literarias y de traducción, no todas: seré muy ecléctico por falta de tiempo y espacio y también para no agobiar al lector. Sin embargo en Google, pueden encontrar más información por si interesa. Pretendo pues contagiar esta pasión por la literatura y la cultura porque creo que es uno de los mejores medios de comunicación y de entretenimiento... Así que compartámoslo con amistad y bondad...


Entrevistado sobre mi libro Perfidia de áspid, por el equipo del Canal 1 de Radio Televisión Marroquí
Acceso a la grabación en Facebook:


o en directo sobre el canal Al Oula de RTM, cuyo equipo felicito por su fantástico trabajo de expertos:

NOTA.
El género negro es un poliedro por abarcar varias facetas del mundo del crimen. Incluso en el thriller psicológico se pueden distinguir varias vertientes que grosso modo tratan del psicópata y de la víctima. El estudio de la víctima se llama en criminología "victimología", ciencia que estudia científicamente a la víctima en el hecho delictivo (Benjamín Mendelsohn). Me interesa más esta faceta porque, mientras que la actividad criminal del psicópata es episódica, particular e individual (al fin y al cabo este es un canalla que hay que encerrar), la situación de la víctima es duradera, general y social: la mujer víctima de violencia de género, por ejemplo, y antes de sucumbir a las puñaladas de su verdugo, lleva muchísimo tiempo sufriendo vejaciones y humillaciones, en el aislamiento, la soledad y la angustia. Pero hay víctimas mucho más desgarradoras que esta pobre mujer y que me interesa describir: las que nacen sin techo ni recursos, las desterradas por guerras u opinión, las inculpadas injustamente, las que, pese a su riqueza, son terriblemente desdichadas... La mayoría de mis personajes pertenecen a este tipo de víctimas, atrapadas en las garras de un azar cruel y un destino ciego que los guía de forma absurda a su muerte...  Un mundo abominablemente peligroso y mortífero donde la felicidad y la sonrisa son solo efímeras nubes que presagian fatídicos acontecimientos...


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Para justificar el título del Blog "Escribir es mentir", les invito a leer mis entrevistas y sobre todo mi siguiente artículo en francés y su traducción comentada en español.
Bienvenidos y Gracias por leerme.

                               "Je pense que la littérature est purement imaginaire, parce que la fiction se réfère aux paroles et celles-ci à elles-mêmes, et parce que cette fiction n'a jamais reproduit les faits réels sinon elle les recrée linguistiquement. Ces faits-là ne sont intelligibles qu’à travers les mots. Ainsi, dans la littérature, tout est fiction. Il serait ridicule pour un écrivain de vouloir photographier avec des mots une parcelle du monde naturel et nous dire qu'elle est réelle. C’est pour cela d’ailleurs que la littérature, n’étant qu’un art parmi d’autres, n’a jamais changé quoi que ce soit dans l’histoire de l’humanité. Ce sont les sciences (exactes et humaines) qui l’ont fait.
Une littérature maghrébine particulière, par exemple, fut celle de la période coloniale où les écrivains étaient divisés en deux groupes: ceux qui dénonçaient et condamnaient les attitudes injustes de l’envahisseur et luttèrent par la plume pour contribuer à  l'indépendance nationale; et ceux qui, au contraire, choisirent d’amuser le colon, lui offrant des thèmes qui visaient à ridiculiser et parodier la société du Maghreb, ses institutions et ses traditions séculaires, en échange de biens matériels et de la célébrité. (C’est là un exemple de littérature engagée)
Aujourd'hui, il est impossible d'imaginer une littérature qui s’appuie sur ces deux attitudes. Ni le temps le permet, parce que le Maroc, État de droit, n'a jamais été mieux que maintenant; ni  la situation politique, parce que la démocratie connaît aujourd’hui des progrès et des réalisations de plus en plus importantes dans tous les secteurs; ni la conjoncture actuelle, parce que la liberté d'expression est déjà un fait concret, car il y a dans le pays d’autres façons responsables (non fictives!) de critiquer la situation sociale et économique: les partis politiques dont les programmes contribuent à l'amélioration le processus démocratique et les médias qui reflètent et détaillent les règles du jeu démocratique dans son ensemble.
C’est cela, et non la littérature, qui nous a épargné de sombrer dans un printemps arabe.
La littérature, comme engagement politique ou critique sociale, n'a donc aucun rôle dans ce contexte et il serait ridicule qu’elle l’ait un jour. 

Conclusion : 
Un écrivain de fiction n'a pas le droit d'enseigner parce qu'il n’est pas un enseignant ou un éducateur; ni informer car il n’est pas un journaliste; ni envisager de réduire les injustices et les barbaries, car il n’est pas un militant politique ou un parlementaire; ni prêcher parce qu'il n’est pas théologien; ni guérir, puisqu’il n’est pas médecin ni psychologue. Comme artiste, il doit nous émerveiller avec ses fictions.
Et pour être bref  et clair: moi  j’écris pour distraire, divertir, charmer, impressionner par la beauté et la magie du langage que je dois  améliorer et réinventer sans cesse ; j’écris pour inviter au voyage et pour découvrir d'autres cultures, MAIS sans me substituer à l'histoire (Je ne suis pas historien!) ; je veux séduire, aider à penser et imaginer, provoquer des émotions chez le lecteur, MAIS  sans haine ni ressentiment, sans arrogance ni engagement, parce que la littérature est ce qu’elle a toujours été : la mère de l'imagination et de la créativité".


TRADUCCIÓN COMENTADA Y ARGUMENTADA

¿Estamos ante la desaparición de la literatura?

Para responder a esta pregunta debemos cuestionar su poder y su utilidad, y por tanto, hacer las siguientes preguntas:

-¿Cambia la literatura (el escritor) el mundo, mediante el compromiso político directo e indirecto,mediante la crítica del discurso social?
-¿Es la literatura solo una arte, entre otros, el de la escritura, o tiene otro poder, el de influir en nuestras propias vidas?

Muchos intelectuales de todos los tiempos teorizaron positivamente sobre esta cuestión.
Por falta de espacio, mencionaré solo a dos grandes representantes de esta corriente.

"El escritor comprometido, escribió Sartre, debe transcribir la historia de su tiempo (...), porque es responsable y no puede permanecer indiferente ante los acontecimientos civiles y sociales, así como los acontecimientos en otros países. Debe en última instancia, llevar al hombre hacia la mejora de la condición humana. Está, le guste o no, involucrado, obligado a luchar con el mundo y la realidad que se impone a él para dar testimonio de su tiempo" (1).

Del mismo modo, para Tahar Ben Jelloun, el escritor debe escuchar y estar siempre atento al sufrimiento del pueblo.
"Escuchar, dice, es estar disponible con sus palabras  para  traducir el silencio de los que están  esperando que alguien surja de la noche para contar su sufrimiento y su destino" (2).

Esta actitud, por muy noble que parezca, me escandaliza visceralmente. Voy a mencionar algunas razones para demostrar que el compromiso literario, excelso proyecto en sí, es por desgracia, ficticio, sin ningún poder sobre la realidad, es una verdadera utopía. Y persistir en llevarlo a cabo sería una de las vanidades más ridículas (si el escritor cree en ello) o un maquiavelismo de los más mezquinos (si el escritor es oportunista).
Hay que recordar que si Sartre cambió radicalmente de postura más tarde –por honestidad intelectual-,Tahar Ben Jelloun, en cambio,  ha hecho y hace de este compromiso una sempiterna prioridad existencial.

-La literatura, a diferencia de las ciencias sociales, reproduce lo real mediante la escritura. Narra posteriormente acontecimientos anteriores. Muestra siempre lo real en diferido. Esta reproducción o mimetismo de la realidad mediante las palabras es evidente. Abramos una novela, un ensayo o un poemario y leamos. ¿Qué vemos? Palabras. ¿Que descubrimos? Imágenes retóricas que provocan emociones. El tiempo es verbal. El espacio es creado por las preposiciones. Los personajes son de papel. Hay solo impresiones de déjà vu. Allí un perro no muerde realmente. Nadie ama, ni sufre ni muere realmente, como lo hace uno en carne y hueso. Es la frase la que nos muerde, nos interpela, nos hace  sufrir o nos da felicidad. Todo parece pero nada es. De allí este efecto de ficción que emerge y nos invade, nos invita al viaje imaginario. A la ficción. Una novela, sin lectura, es un objeto inerte. No hay vida. Nada. Papel impreso. Solo palabras, palabras, como decía una canción. El escritor no vive, cuando escribe, es decir, no actúa social y políticamente. Porque escribir ficciones no es vivir. Es soñar, desear, imaginar. Porque la literatura, como la pintura y las demás artes, distorsiona la realidad al describirla con palabras. La realidad literaria... es gramatical.

¿Cómo se puede hablar de realidad en este caso? Luego, ¿qué derecho tiene el escritor, con su visión sesgada y parcial de la vida (visión que Freud define como un diario de dolencias y delirios), para pretender reemplazar al sociólogo, al político, al filósofo, al periodista, al historiador, al antropólogo y al psicólogo? ¿No es una impostura lamentable el suplantar a estos intelectuales que sí están realmente comprometidos, útiles al prójimo y solidarios con la humanidad, que transforman realmente la sociedad y cambian nuestro destino gracias a su saber hacer y sus decisiones pragmáticas?
Y ahora el colmo de la contradicción: ¡Los hay que hablan de novela realista! ¡De poesía comprometida! ¡Hasta hay poetas que proponen sistemas sociopolíticos! ¡Gobiernos po-éticos! No hay cosa más absurda. 
Una actitud intelectual totalmente deshonesta, si proviene de la demagogia o de alguna artimaña.

-Una literatura marroquí peculiar, muy comprometida, fue la del periodo colonial donde los escritores se dividían en dos grupos: unos delataban y condenaban las injustas actitudes del invasor y lucharon con la pluma para contribuir a la independencia nacional; otros, al contrario, optaron por divertir al colono, ofreciéndole temas que tenían como objetivo ridiculizar y parodiar la sociedad marroquí, sus instituciones y sus tradiciones seculares, a cambio de bienes materiales y celebridad.
Hoy en día, en cambio, no es posible imaginar una literatura que se inspire en ambas actitudes. Ni el tiempo lo permite, porque Marruecos nunca ha estado mejor que actualmente, ni la situación política, porque la democracia conoce ahora avances y logros cada vez más significativos, ni la coyuntura, porque la libertad de expresión es ya un hecho concreto puesto que existen en el país otras formas no literarias para criticar la situación social y económica: los partidos políticos que contribuyen con sus programas a la mejora del proceso democrático y los periódicos y revistas especializadas que plasman y detallan las reglas del juego democrático en su conjunto.
La literatura, como compromiso político o crítica social, no tiene pues ningún papel en este contexto y sería ridículo que lo tuviera algún día. Hay que rendirse a la evidencia: Un escritor, en sus ficciones, no tiene derecho a instruir ya que no es profesor ni educador; ni informar porque no es periodista; ni reducir injusticias porque no es político o parlamentario; ni predicar porque no es teólogo; ni sanar por no ser médico o psicólogo.

-Siendo evanescente y quimérica, la literatura tampoco puede ser considerada como un conocimiento establecido, un saber. Porque todo lo que nos puede enseñar, nos permite saber o nos desvela, (mediante sus circunloquios, su cacofonía o su retórica) ya existe en la vida real y en los libros especializados, que ella no hace sino plagiar.

-Hay que desmitificar, por último, el poder y el papel de la literatura. Reducirlos a su verdadera y justa función, la de reflejar o reproducir mundos ficticios posibles, en diferido. Mundos posibles elaborados con palabras y no con hechos. Ficción y Literatura son sinónimas. Por eso no cambian el mundo y no  transforman nuestros destinos. Si la literatura quiere ser útil y poderosa, debe pues renunciar a suplantar a las ciencias sociales, es decir, abandonar el compromiso, de cualquier índole que sea. Así, la literatura será siempre lo que ha sido: la madre de la imaginación y la creatividad. Y no lo digo solo yo: lo dijo ya Homo Habilis, muchísimo antes de que se invente la escritura.

Conclusión
La literatura para mí consiste en distraer, entretener, encantar, impresionar mediante la belleza y la magia de un lenguaje a mejorar continuamente; en invitar al viaje y al descubrimiento de otras culturas pero sin suplantar a la historia; en seducir, dar a pensar e imaginar, provocar emociones en el lector, pero sin odio ni resentimiento, sin arrogancia ni vanidad.
La literatura como compromiso político o crítica social acabará simplemente por desaparecer. Terminaría siendo, en términos onettianos,  literatosis.

Para más detalles, ver la entrevista que me concedió la escritora y poeta Nuria Ruíz, en abril pasado, en Algeciras, donde presenté la segunda edición de mi novela Chivos expiatorios.

(1). «Qu'est-ce que la littérature?», Situations II, Gallimard, 1948.
(2). Cf. Web autor en Facebook. 


DI UNA CHARLA SOBRE EL TEMA,
COMO LO MUESTRA EL ANUNCIO SIGUIENTE =














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