viernes, 28 de septiembre de 2012

MI TRADUCCIÓN DE "ÁNGELES DEL DESIERTO", DE PALOMA GOMÁ.




MI TRADUCCIÓN DE 
ÁNGELES DEL DESIERTO, 
DE PALOMA GOMÁ






TRADUCCIÓN DE "ÁNGELES DEL DESIERTO", DE PALOMA GOMÁ.
Editorial, Ayuntamiento de Málaga, 2007, 73 p.
ANGES DU DÉSERT. Cuadernos Culturales Isla Verde. Algeciras 2009. 
POR el profesor Ahmed Oubali (Facultad de Traducción Rey Fahd de Tánger).


EXTRAITS:

MARGES DE PAIX 
Si la paix étalait sa convergence des augures
sur les Ides de mars
et le magma immolait son incandescence 
sur la rigueur des gelées,
prédisant l’écroulement des arêtes du froide
en une avalanche insoupçonnée, 
le vent morcellerait sa coupole
en un fracas d’ailes,
en un bruyant gazouillement, havre
du rite de la lumière,
à l’intérieur de chaque instant;
quand ne seraient pas encore profanés
les rayons
ni pliée l’épie. 
Le bâton des semailles
réussira à tracer l’extase
que conçut la paix
sur les traits,
en orbites éloignées,
comètes émergeant du néant,
ou un zénith de lumière
où la soif serait 
toujours rassasiée. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Escribimos porque estamos enfermos?







¿ESCRIBIMOS POR QUE ESTAMOS ENFERMOS?




¿Y cuáles son, en caso afirmativo,  
los síntomas de esta patología?


              A la pregunta de cualquier entrevista: ¿por qué escribe Ud.?, muchas respuestas corresponden a éstas:

- Para vengarme de mí mismo y de la realidad, como defensa propia;
- para mí es tan necesario como respirar. Es mi forma de ser;
- supongo que por necesidad, por insatisfacción y vacío existencial;
- por el penalti que fallé de pequeño. Para mí la literatura es una especie de evasión;.
- Es una manera de burlar la dureza de la vida;
- Me siento oprimido por una carga que deseo anular para conseguir alivio escribiendo;
- Por envidia. Quiero igualar a muchos…Superar a muchos…
- Me falta algo, me siento frustrado, inhibido, por eso escribo.
- Quiero ser famoso, alguien digno de admiración y de elogio.

La envidia, esta pasión intrínsecamente patológica, puede ser un síntoma general. Como sabemos, es el rasgo más natural y notorio de nuestra sociedad de consumo. Por envidia queremos ser valiosos, victoriosos e incluso superiores, comparándonos con los que ya lo son. La envidia funciona impulsada por un sentimiento de inferioridad, una frustración ante lo que nos fascina y desata nuestras ambiciones para superar nuestra situación que creemos mediocre.  Es bueno tener modelos a imitar, envidiar con admiración y no odio. Pero en regla general el envidioso sólo espera alcanzar su objetivo, que es el de restaurar su Ego, valorar su autoestima. 

Pero el problema es mucho más profundo de lo que declaran los escritores.
Según Freud, del inconsciente surgen misteriosas pulsiones (síndromes de Edipo, Narciso, Sade, el Totemismo, el Incesto, etc.) que pasan al consciente o aparecen en sueños, como fantasmas o imágenes, que al ser redactados, producen el texto literario.

Freud llamó esta producción: «La novela familiar del neurótico». El autor (el poeta) es “el sujeto inconsciente” de esta novela.
El análisis de cualquier relato, según esta visión, implica un estudio y un tratamiento de la neurosis del autor o paciente. Para Freud: «Todo escritor puede ser objeto de una psicobiografía crítica o interpretación del texto en función de la biografía del autor. 

El psicoanálisis informa sobre el proceso de esta creación. 
Freud compara la ensoñación a la creación artística. En su conferencia “El poeta y los sueños diurnos”, dice que  «Los profanos sentimos desde siempre vivísima curiosidad por saber de dónde el poeta, personalidad singularísima, extrae sus temas y cómo logra conmovernos con ellos tan intensamente y despertar en nosotros emociones de las que ni siquiera nos juzgábamos acaso capaces. Las pulsiones insatisfechas son las fuerzas impulsoras de las fantasías y cada fantasía es una satisfacción de deseos, una rectificación de la realidad insatisfactoria. ¿Debemos realmente arriesgar la tentativa de comparar al poeta con el hombre que sueña despierto, y comparar sus creaciones con los sueños diurnos?». Freud concluye diciendo que el escritor “mitiga el carácter egoísta del sueño diurno por medio de modificaciones y ocultaciones y nos soborna con el placer puramente formal, o sea estético, que nos ofrece la exposición de sus fantasías”.

Para Freud son las «modificaciones y ocultaciones» las claves para entender la diferencia entre los sueños diurnos y las creaciones artísticas: el inconsciente para manifestarse a través del sueño recurre a la condensación y el desplazamiento insertando ideas en el lenguaje a través de la metáfora y la metonimia. Así trabaja el inconsciente del poeta.

El concepto de fantasía  inconsciente o “phantasme” es fundamental en Freud. «Sabemos –afirma– que el sujeto humano emplea su fantasía para satisfacer aquellos deseos que la realidad deja incumplidos». Para Freud el sujeto del lenguaje de la literatura es el sujeto de una Tensión entre tendencias plurales y opuestas, contradictorias. Tensión que aparece como  síntomas neuróticos en su texto. 

¿Es  el lenguaje pues un mero relato de una experiencia plagada de síntomas neuróticos?
De cualquier forma, al escribir noto personalmente que el que escribe no soy yo sino otro, una voz subterránea distinta de la mía. Es como si mintiera diciendo verdades (la ficción), imaginando situaciones vividas o no. E imaginar  es entrar ya en la ficción. ¿En la esquizofrenia? Es como si soñara despierto, y en ocasiones, como si la ficción fuera más vivida y real que la realidad… ¿Neurótico?

Por lo menos, escribir es un medio para entrar en  catarsis.  
Freud   define  este  concepto  como "liberación"  placentera, y   entiende  el  goce   catártico   doblemente   como " alivio  en la  descarga libre  de  tensión  y  como estimulación  sexual. La  catarsis  está  relacionada  con  la  " abreacción" la  cual  consiste  en  la  liberación  de  un  afecto,  que  está  unido  a   un  recuerdo  traumático,  por  medio  de la  descarga  emocional. Se produce  esta  descarga  mediante  la  hipnosis  y  la  correspondiente verbalización  de  afecto. Esto define la relación  sinonímica entre  la  estructura  psíquica  del  hombre  con  la  estructura  narrativa : en ambos casos se trata de una novela universal donde el hombre " vive sufriendo",  desde  su  infancia  hasta la muerte  intensos  conflictos relacionados con el placer y el dolor, (Eros versus Thanatos).

En conclusión, y resumiendo ciertos teóricos del psicoanálisis,  los  principales  mecanismos  psíquicos  que  orientan  la  actividad  literaria  son la sublimación (transformar  la  pulsión  sexual  en  una  fuerza  no  sexual, de utilidad social y cultural ); la exteriorización  del   inconsciente mediante la  fantasía y la imaginación; la  ilusión o la  ficcionalidad;  el símbolo o la representación  indirecta  y figurada; el retorno  de lo reprimido, proceso  mediante  el cual  los  elementos  reprimidos tienden  a  reaparecer; la expresión  artística (el poeta, según Freud, realiza  una  serie  de "modificaciones  y ocultaciones"  que  mitigan el  carácter  egoísta  del  ensueño y  la  fantasía  y  por  otra  "nos  soborna con  el  placer   puramente  formal o sea  estético ,  que  nos  ofrece la  exposición  de sus  fantasías".


Ejemplos de modelos de 
autores histéricos, neuróticos, paranoicos y epilépticos:

Se cita generalmente a Henry James, Dostoievski, Tolstoi, Poe y Hesse porque son autores bastante ilustrativos de las enfermedades mentales que han rondado la pluma de los escritores más portentosos que ha conocido la humanidad. Tal vez todos ellos estén contenidos en Shakespeare, o en los clásicos griegos, en las tragedias. Y en los libros sagrados, especialmente en la Biblia, reservorio de manías y anormalidades. Más aún, Jesucristo mismo a la luz del análisis fue un enfermo mental, un histérico, según la moderna ciencia psiquiátrica. Tal vez, como él, muchos niños crecieron bajo temores y sentimientos de culpa enormes, de una magnitud cual, que debían redimirse sintiéndose redentores de la humanidad. Es decir, histeria pura. 
Todo el subjetivismo patético que habita en ese tipo de mentes, haciéndolos sentir el centro del universo, sujetos y objetos, pecadores y castigadores, llamados a limpiar la humanidad de las manchas que ellos mismos han pensado tener en su cuerpo que les atormenta el espíritu, la mente, y que desordena sus sentidos y los lleva a la alucinación y la hiperestesia. Por cierto, algo similar podría afirmarse de ‘líderes’ políticos de todos los tiempos, la mayoría, dictadores. (Cf. Mauricio Oter).