martes, 19 de agosto de 2014

Diferencia entre horror y terror





DIFERENCIA ENTRE HORROR Y TERROR


Creo que son sinónimo de miedo, pavor o espanto. Y la diferencia es solo gramatical: El verbo horrorizar tiene una forma reflexiva que no tiene el terror. Ésta es horrorizarse. Lo cual quiere decir que se horroriza uno mismo. En efecto, con el terror no existen las formas reflexivas de aterrorizarse, porque es siempre otro el que produce el terror,, y uno el que lo padece. No se dice “yo me aterrorizo”, sino “me aterra tal cosa”. Buscando precisiones creo que el HORROR es la sensación de repugnancia que usualmente ocurre después de que algo que causa miedo se ha visto, escuchado o experimentado de alguna forma. Es el sentimiento que a uno le da tras llegar a una desagradable realización o revelación. Mientras que el TERROR es descrito como el sentimiento de miedo que precede una experiencia horripilante. En otras palabras, el horror está más relacionado con un estado de shock (estar horrorizado) mientras que el terror se relaciona con la ansiedad o el temor (estar aterrado).


Lean mi microrrelato siguiente, como ejemplo, y vean la diferencia entre ambos conceptos:

Metempsicosis.


Me despierto, tras una apacible siesta, para prepararme a entrar en el salón donde todos me esperan para festejar mi cumpleaños. Estoy feliz con mis 30 primaveras. Me despierto pero antes de abrir los ojos siento que finas manos me están acariciando el rostro…Se deslizan por el cuello…como si quisieran cogerme y besarme… ¡Qué placer! Abro los ojos para compartir los mimos de mi mujer… ¿Mi mujer? No, no es mi mujer…Es, es…soy yo pero con 100 años…Me reconozco en el viejo senil… ¡Qué horror! Intento apartarlo con violencia pero curiosamente él es más fuerte que yo… Quiere besarme para chuparme mi juventud y apropiarse de mi alma… Leí algo antes sobre transmigración, metensomatosis, palingenesia y arqueosofía pero creí que estos fenómenos sólo se dan el cine o en los libros… ¡Oh, no! En el intento de liberarme le arranco la piel de la cara que se me pega en las manos como un chicle asqueroso…Me moviliza con sus manos férreas, me asfixia, gimo, lanzo un alarido de dolor, grito, pido socorro…Luego ambos caemos al suelo donde iniciamos una lid bestial… Mi mujer, atraída por los rugidos, sale del salón y se acerca…Me ve…No, ve al viejo en que me acabo de transformar. Abre la boca para gritar y sus ojos son como platos… “Cariño, soy yo, tu marido”, le digo cogiéndola en mis brazos para besarla, la piel desprendiéndose de mi rostro… Aterrada y enloquecida, lanza agudos alaridos de terror, queriendo liberarse del beso…Alarmados, los invitados salen del salón y ven... ¿Qué ven? Ven…ven horrorizados que el viejo vampiro (es decir, yo) está succionando la sangre del cuello de su mujer…Él alza la vista y los ve, los mira también…Bueno, los miro. Me levanto y... antes de atacarles, observo mi cuerpo…que ahora es el de un lobo… ¡Oh! Mis uñas y mis dientes se alargan…Uñas como bisturís y dientes como destornilladores…Los huéspedes muestran miradas horripilantes, buscan salida, pero sé que no tienen escapatoria porque soy más veloz que el relámpago…Entonces empiezo a acuchillarlos a todos, jóvenes, viejos, mujeres…

La casa, vista desde fuera, parece una bestia herida, lanzando horrendos chillidos, espeluznantes aullidos…agonizando, sangrando… 

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