Randa Jebrouni*
Entrevista a
Ahmed Oubali*
(Publicada en marzo, 2022,
en varias revistas)
Título de la entrevista:
Narcolepsia, o la máscara asesina
Acabo de leer Narcolepsia de Ahmed Oubali, fundador del thriller psicológico en Marruecos1: El libro compila cuatro relatos de suspense2 tal como lo definen los especialistas del género, con una diferencia fundamental: el autor los ubica en un ambiente totalmente diferente, el hispano marroquí, lo que evita repetir los clichés del noir clásico y da a la obra un colorido auténtico, muy original que nos conmueve y atrapa por un estilo personal inconfundible.
El enfoque que hace Oubali de las escenas de angustia
y suspense, violencia y erotismo es, como ya lo han dicho sus críticos, de tipo
impresionista, en el sentido artístico de la palabra, elaborado con viveza
impactante y expresado en un lenguaje claro, directo y comprensible, muy
bien reforzado, como en sus demás libros, por las
técnicas narrativas de dicho género que el autor sabe
utilizar cual prestidigitador, con esa prosa suya ágil y concisa, escrita con
sencillez y estructurada sin tapujos ni detalles superfluos. Lo típico de la
literatura de evasión que nos engancha e invita a pasar unos momentos
relajantes, después de múltiples emociones. Todos estos elementos los encuentro
en Narcolepsia, otra valiosa pieza de arte añadida a la pequeña,
pero en sorprendente expansión, biblioteca de la LMLE. Con esto, el autor ha
conseguido hacerse un hueco en la novela negra internacional y está muy claro
que el éxito logrado por sus primeros libros ha hecho que sus lectores nos
quedemos atrapados y cautivados por los temas que trata, no solo a nivel
regional, sino también internacional, como bien lo ilustra, entre muchos de sus
relatos, «La muerte también baila en Málaga»3.
Le llamé para felicitarle y pedirle algunas
aclaraciones suplementarias sobre la obra.
RJ —Ahmed Oubali, gracias por concederme
esta entrevista. Tu cuarto libro, ya en venta en varias librerías, ha suscitado
bastante interés entre nosotros y, como acabo de leerlo, he anotado algunas
preguntas que quisiera que me esclarecieses.
AO —Muy amable, doctora Randa. Un
placer volver a hablar contigo, después de tanto tiempo.
RJ —Lo mismo te digo. Sé que ya tienes
concedidas varias entrevistas4 y que empezaste a publicar tus
relatos en suplementos de periódicos desde 1993 y que recopilaste algunos luego
en un libro editado y publicado por la Diputación de Cádiz5, así que
no te preguntaré sobre lo que ya se sabe.
¿Recuerdas cuál fue tu primer relato escrito y
publicado?
AO —Escribí muchos, pero por diferentes
razones solo publiqué dos: “El diablo de las Hespérides” y “Venganza
seropositiva”, que pueden leerse por separado en internet6.
RJ —Los he leído y se me pone la carne
de gallina con solo recordar sus tramas. Volviendo a Narcolepsia,
mis preguntas abordarán dos temas, dos ejes: ¿cómo “fabricas” tus relatos y, al
hacerlo, en qué te inspiras?
AO —De acuerdo. Vayamos por partes, como
diría Jack el destripador.
RJ —Muy gracioso el juego de palabras y
muy macabro a la vez. Sé las diferencias que hay entre las novelas policíaca y
negra, pero dame una que tú aplicas en tu escritura.
AO —Lo expliqué en un estudio que
dediqué a Agatha Christie7: la primera se centra exclusivamente en
la resolución de un enigma, transformando así la trama en un juego intelectual
entre el autor y el lector, y la segunda describe el contexto en que se da ese
enigma, enfocando las acciones violentas y los disturbios sociales.
RJ —Sé que has participado en la
Primera Jornada de Novela Negra en San Roque donde presentaste tu primer libro8,
¿qué ha supuesto este prestigioso encuentro para ti?
AO —Para mí significó una gran
experiencia y fue también una sorpresa muy agradable, llena de motivación, pues
tuve el privilegio y el placer de saludar a famosos escritores y descubrir sus
obras. Disfruté al máximo, porque más allá del propio evento literario, conocí
a gente maravillosa.
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RJ —Dicen que el éxito de la novela
negra, más que la policial, aumenta cada vez más entre los lectores, ¿a qué
crees que es debido?
AO —Hay muchas razones. Una novela de
enigma de 300 o 400 páginas, incluso si es un relato corto, termina aburriendo
al lector que, a la larga, pierde el hilo de la interminable investigación
intelectual y por consiguiente, el interés. En cambio, la novela negra presenta
muchos incentivos y cebos a todos los
niveles, desde el argumento hasta el desenlace,
incluyendo la intriga, los personajes y una relativa complejidad narrativa.
Además de las emociones que causa en el lector, describe con más amplitud y
profundidad la maldad humana y sus acciones.
RJ —Bien. Tratemos ahora algunos puntos
particulares. He notado que gran parte de las acciones se desarrollan en las
afueras de la ciudad, en campo raso: ¿es ello pura casualidad o se debe a una
estrategia narrativa?
AO —Tu observación es muy sagaz. Mi
intención de ubicar la trama en espacios rurales es preponderantemente
premeditada: me inspiro en la teoría del «Country noir» o «rural noir»
que es una variante del género negro. Autores como Faulkner o Jim Thompson
ambientaron ya algunas de sus novelas en paisajes campestres. A mí me impactó
mucho El cartero siempre llama dos veces, de James M. Cain (1934)
que, por ser mi autor preferido, imito en muchos de mis relatos.
RJ —¡Ah! Sí. He leído la novela y vi
también la película protagonizada por Jack Nicholson y Jessica Lange. Una
verdadera y pura joya del noir. Un triángulo amoroso y perverso,
tenso y erótico que acaba en asesinato, ubicado en un pequeño pueblo de
California. Te entiendo cuando reconoces que aplicas las técnicas narrativas de
este autor.
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AO —Yo no oculto mis fuentes de
inspiración, que son muchas. En Marruecos tenemos a Dris Chraibi con su Une
enquête au pays (1981) ambientada también en una pequeña aldea del
Alto Atlas donde dos policías investigan un caso, aunque no creo que sea
un noir rural porque, como es habitual en nuestros escritores,
el autor colorea la trama con insistentes reflexiones ideológicas de denuncia y
crítica social, adulterando así la función básica de la literatura que es el
entretenimiento que proporciona la ficción, además de los elementos estéticos y
afectivos que ésta ofrece al lector. Con la literatura panfletaria, muchos
autores buscan solo fama y promoción, a cambio de esa supuesta crítica social.
RJ —Pero, ya que lo dices, en tus
relatos hay también una sulfúrica crítica social. Por ejemplo, en «Tánger tiene
mil ojos» evocas al General Franco, la Gestapo, describes lugares reales y
concretos de la ciudad, el ambiente pintoresco del Tánger bajo Protectorado
español. Citas periódicos de la época, dices que la Biblia es una pura ficción,
etc. ¿Cómo lo explicas, tú que defiendes la ficcionalidad total de la
literatura, condenando el compromiso social?
AO —Esto puede inducir a confusión, en
efecto. Te lo recuerdo porque enseñas también teoría de la literatura: todos
estos elementos que fingen ser reales constituyen lo que Bajtín llama
«Cronotopos» que, como sabes, es la unión de elementos espaciotemporales que
instala el autor en su novela para dar verosimilitud a la trama y captar así el
interés del lector. Sin el cronotopos, éste no entendería nada de la historia.
En una novela todo es falso y mentiroso: un perro no muerde realmente, una bala
no mata, un beso o un escarceo sexual son solo de papel, los personajes son
palabras, los lugares, sustantivos y adverbios… En cuanto a la crítica de la
religión, son los personajes y no el narrador que, al dialogar, citan
referencias conocidas.
RJ —De acuerdo. Volviendo a mi pregunta
de antes: ¿qué función tiene pues el ubicar un relato en el campo?
AO —Se intensifica, triplicándola, la
tensión psicológica y la atmósfera de angustia y suspense en que están inmersos
los personajes y el lector mismo. Por ejemplo, el secuestro y la violación de
una niña de trece años por un viejo psicópata9 impactan más si
se llevan a cabo en una remota e incomunicada aldea que en una ciudad. Tanto la
agorafobia (espacio de la persecución y caza de la víctima) como la
claustrofobia (espacio del acto criminal) refuerzan al máximo esa tensión.
RJ —He observado algo peculiarmente
admirable. Hay pasajes donde haces descripciones científicas que requieren
conocimientos de expertos y especialistas. Me refiero a la medicina forense, al
proceso judicial, la pericia psiquiátrica, etc. ¿Qué grado de dificultad
supone esto en tu labor de creación?
AO —No muy grande, por dos razones: mi
lectura de los grandes clásicos me dotó de un amplio vocabulario
criminológico y, siendo mis relatos cortos, las descripciones que doy son
siempre breves y sin detalles superfluos. Pero esto no quiere decir que no me
documento. Al revés. Me transformo en un detective intelectual o en un
periodista. Busco siempre asesoramiento para meterme en la piel de un
inspector, un abogado, un psiquiatra, un asesino, una prostituta. Un niño en
las garras de su verdugo. Un piloto de avión o de barco en peligro de muerte.
Hay escritores que narran historias policiales omitiendo este aspecto
científico inherente al género. Creo que eso es defraudar al lector y dejar de
ser un autor honesto.
RJ —Hay otro registro narrativo que
quiero que me aclares: tratándose de novela negra, la violencia es
explícitamente enfocada bajo todas sus formas, hachazos, desgarros, puñaladas
profundas en la espalda y el corazón, sangre por doquier, cuerpos descuartizados,
sin embargo, en tus libros estas escenas nauseabundas son furtivamente evocadas
o descritas con discreción y elegancia, como si quisieras eximir al lector de
estas repugnantes escenas. ¿Cómo lo explicas?
AO —La crueldad explícita impacta más si es sugerida y mostrada con delicadeza que descripta y explicada con detalles. Recuerda que mis thrillers son psicológicos, es decir, los temas dolorosos que evoco son imágenes y solo adquieren sentido en la mente del lector. Por ejemplo, el tema de la inminente e inevitable violación de la niña citada planea y flota en todo el relato, desde el inicio hasta el final, donde el lector descubre la verdad… No diré si tal violación ocurrió o no. Lo dejo en suspense. Pero lo que programé como objetivo se realiza sin fallos: hacer que el lector viva la misma situación de angustia que la víctima, o al menos, la imagine.
RJ —Tuve la percepción, en efecto, de
que piensas en cine cuando describes estas escenas, ¿me equivoco?
AO —Tienes razón. El cine siempre me ha
fascinado, desde niño. Y creo que eso justifica que yo tenga una memoria visual
y que piense en imágenes cuando escribo. La imagen semiotiza la emoción y
la hace más viva, más cercana, más penetrante.
RJ —A este respecto, he notado
repetidas fluctuaciones en la puntuación del texto, ¿es esto deliberado?
AO —En efecto. Verás,
la gramática «encarcela cruelmente», si me permites usar
esta expresión, la realidad que quiero expresar. Si violo a menudo las reglas
de la puntuación, es para intentar traducir fielmente las emociones y las
pasiones que embargan a los personajes. En cambio, si lees mis ensayos, notarás
que esto no ocurre porque son textos académicos y obedecen a normas
establecidas. Te voy a dar un ejemplo simple: en caso de lesiones
penetrantes causadas por estrangulamiento o apuñalamiento, utilizo dos
descripciones totalmente diferentes, la del forense y la del narrador. La
primera obedecerá inexorablemente a la gramática, como en los manuales de
medicina; la segunda, al ritmo y a la violencia con que actúa el agresor. Aquí,
como en el agujero negro, las leyes de la puntuación dejan de funcionar
«normalmente». Basta un verbo o un adverbio para constituir una frase,
describir un ambiente. Poner voluntariamente una coma o un punto donde no
se debe, ayuda a intensificar el enfoque y trastornar la percepción
espaciotemporal del lector. Porque contrariamente a los sentimientos, las
emociones distorsionan los signos lingüísticos. Hay sacudidas, dolor, apnea
obstructiva, sollozos, risas, taquicardia.
RJ —¿Quieres decir que hay diferencia
narrativa entre estos estados de ánimo?
AO —Por supuesto. Yo me esmero mucho en
separarlos a la hora de describirlos.
RJ —¿En qué radica esa diferencia?
AO —En un matiz sutil. Aprendí mucho en
el estudio que dediqué a Spinoza10. Por ser breve, el sentimiento se
concretiza como resultante de una emoción dada. Un ejemplo: la alegría puede
desencadenar sentimientos conscientes diversos de amor, sosiego, cariño,
felicidad, bienestar, etc. La emoción es directa, abrupta, sincera; el
sentimiento es consciente, calculado, manipulable. Los sentimientos se
describen más en novelas románticas y las emociones, en las policíacas, pero
hablo generalmente, claro.
RJ —Otra de las características de tu
escritura es el humor negro. ¿Cuál es tu fuente de inspiración y qué
importancia le das?
AO —No es un rasgo distintivo de la
novela negra, pero yo lo uso en acciones precisas que lo requieren, por
ejemplo, al describir el tono sarcástico o satírico de un personaje ante un
hecho serio, una situación de compasión o piedad, al describir bromas e ironías
hechas sobre temas sagrados o tabúes, etc. Pero utilizo también el humor
coloquial en otras situaciones alegres, donde la gente baila, ríe, ama, se
divierte. El humor es fundamental en la vida y en la ficción. Éstas no están
hechas solo de tragedias y miserias. Como referencias, aconsejo André Breton y
Oscar Balmayor que presentan estudios sobre varios escritores de este género11.
RJ —Dijiste en una entrevista que no te consideras un escritor
consagrado. ¿En qué sentido utilizas este
epíteto?
AO —Simplemente en que no soy un escritor
profesional ni vivo de la literatura. Como sabes, soy ante todo profesor y
crítico literario, ahora jubilado. Escribo por ocio y no por
oficio. Por eso no me interesa postular a premios ni batallar por
tener fama.
RJ —Bonito anagrama que, además, rima.
Yo pensé que con ese adjetivo te referías a una evaluación intelectual de
tu actividad de escritor.
AO —¡Ah, vale! Pues te diré que, en
consonancia con la explicación anterior, me siento cómodo en la cuadrícula que
separa los grandes escritores de los mediocres. Aunque también les corresponde
legítimamente al crítico y al lector evaluarme. Pero lo que sí puedo decir es
que no me identifico en absoluto con las otras dos categorías de escritores.
RJ —¿Y cuáles son?
AO —El falso escritor que contrata a un
negro literario12 y el escritor obseso que, a pesar suyo,
lucha encarnizadamente mendigando galardones o suplicando que lo
reconozcan como tal.
RJ —Sé algo de estos casos. Ambos me
dan lástima. Ambos pagan por satisfacer su enfermizo ego. Uno, gastando dinero,
y otro, su salud. Y todo este calvario por una causa ficticia, la literatura.
Hay de qué reírse a mandíbula batiente. Bien, vayamos con la última pregunta.
Como escritor «no consagrado» has tenido, sin embargo, bastantes éxitos y
suculentas críticas que podemos corroborar con la presentación de tus obras,
las entrevistas televisadas, tus conferencias, los encuentros y congresos
culturales en los que has participado, etc. ¿Qué emoción te produce ver
realizado este sueño que muy pocos alcanzan?
AO —Me siento satisfecho, por supuesto,
pero se lo debo, en gran parte, a mi carrera universitaria, a la docencia y a
mis otras actividades, entre las cuales está la escritura, el deporte, el
ajedrez, los viajes, los amigos, etc. La literatura es un apetitoso aperitivo
en un variado y excitante menú que es la vida.
RJ —Y supongo que pronto nos ofrecerás
otro nuevo thriller repleto de dulces escalofríos e insufribles cosquilleos.
AO —Prometido. Así lo haré.
RJ —Eres el primero en cultivar este
particular subgénero que es el thriller psicológico urbano/rural, ¿te gustaría
que otros hicieran lo mismo y qué recomendaciones les darías?
AO —Claro que me encantaría. Los
manuales los aconsejarán mejor que yo, pero en resumen les diría simplemente
esto: que lean mucho a los clásicos (aprenderán así las técnicas de narrar,
enriqueciendo su vocabulario y su estilo); que escriban sobre lo que realmente
les gusta e interesa, ya que la literatura es una actividad personal y
subjetiva; que lo hagan con modestia, porque siempre hay algo que aprender y,
por último, que escriban por el placer de hacerlo, es decir, para divertirse y
no para denunciar alguna injusticia social o defender una insólita causa. Para
ello están los interlocutores sociales, los políticos, la prensa y el propio
Gobierno.
RJ —Muchísimas gracias, Ahmed, por tu
franqueza y modestia de siempre.
AO —Ha sido un lujo ser entrevistado por
ti, Randa, una escritora culta, una profesora meticulosa, ejemplar y
concienzuda, además de una gran dama. Así que te expreso toda mi gratitud por
esta labor de difusión cultural, y mi admiración por tu actividad académica,
intelectual y social.
WEBGRAFÍA
1 Cf. el estudio académico realizado por el escritor y profesor Mustapha Handar:
http://critica.cl/literatura/ahmed-oubali-precursor-del-relato-noir-marroqui
2 Cf. la concisa reseña hecha por el profesor Mohammed Eddahbi:
https://diariodigital.org/narcolepsia-de-ahmed-oubali/
3 https://www.solonovelanegra.es/la-muerte-tambien-baila-en-malaga-de-ahmed-oubali/
4 La primera, por la escritora y poeta Nuria Ruíz, en audio y texto:
https://culturaenabierto.com/2015/02/19/entrevista-al-profesor-y-escritor-ahmed-oubali/
La segunda, por el profesor doctor Azeddine Ettahri:
https://ahmedoubali.blogspot.com/2017/03/mi-segunda-entrevista.html
5 Oubali, Ahmed, Chivos expiatorios y otros relatos, Diputación de Cádiz, Fundación Dos Orillas, 2009.
Cf. el Trailer de la obra: ttps://www.youtube.com/watch?v=awkXf3D-NW8
6 Los dos primeros fueron: “El diablo de las Hespérides”:
https://www.solonovelanegra.es/el-diablo-de-las-hesperides-por-ahmed-oubali/
y “Venganza seropositiva”:
https://www.e-stories.org/read-stories.php?&sto=12048
7 Mi homenaje a Agatha Christie:
8 https://ahmedoubali.blogspot.com/p/participo-en-la-i-jornada-de-novela.html
9 -- "Perversión secreta": https://www.babab.com/2019/07/20/perversion-secreta/
-- "Tánger tiene mil ojos": https://diariodigital.org/tanger-tiene-mil-ojos/
-- "Narcolepsia": https://ahmedoubali.blogspot.com/2020/08/n-r-c-o-p-s-i_13.html
10 https://diariodigital.org/spinoza-de-lo-patemico-a-lo-estesico/
11 André Bretón, Antología del humor negro (1940); Oscar Balmayor, Diez maestros del humor negro, ed. Bruguera, 1977.
12 Cf. artículo en:
PUBLICADO EN EL DIARIO Alas de Gaviota
Y LUZ CULTURAL=
https://diariodigital.org/entrevista-al-escritor-ahmed-oubali-2/
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* Ahmed Oubali es doctor en literatura comparada por la universidad Rennes II Haute Bretagne -Francia. Fue catedrático de “semiótica de textos” en la Universidad Abdelmalek Essaadi de Tetuán- Marruecos. Ha publicado 5 libros de relatos, 2 de estudios semióticos y 11 de traducción.
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* Dra. Randa Jebrouni
Randa Jebrouni es profesora de Literatura y de Teoría
Crítica en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Facultad de Letras y
Ciencias Humanas de la Universidad Abdelmalek Essaâdi de Tetuán. Obtuvo su
doctorado en Letras Modernas con una disertación titulada “Las representaciones
de Tánger en las narrativas españolas y marroquíes actuales”. Sus publicaciones
incluyen “Tánger, mito y realidad en la novela española actual”, “Tánger en la
pintura española actual” y “La literatura comparada y el concepto de la
diferencia” y ha presentado su trabajo en varios congresos internacionales bajo
los títulos: “La topofilia de Tánger en la literatura española actual” y “Los
discursos literarios españoles y marroquíes sobre Tánger en la literatura del
siglo XXI”.
Su reciente libro, La letra y la ciudad: su trama
en Tánger (312 páginas), es uno de los mejores que se han escrito sobre la
ciudad mítica.
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