PRELIMINARES
En este artículo voy a presentar mi último libro, el
5.º en la lista, con 2 relatos de suspense y enigma, cuyas tramas de violencia
y erotismo son narradas en un lenguaje claro y directo, reforzado por las
técnicas narrativas del género noir
que expongo con mi estilo habitual, ágil y conciso, elaborado con sencillez y
sin tapujos ni detalles superfluos, con intención de hacer que el lector se
quede atrapado y cautivado por los temas tratados.
RESEÑA
El libro narra con gran realismo literario y maestría dos siniestras historias en las que se ven envueltos, a su pesar, los protagonistas, atrapando al propio lector, quien, sin darse cuenta, participará en los episodios de la trama, estupefacto por el poder devastador del mal con sus múltiples máscaras: el asesinato premeditado, la violación de la mente y del cuerpo, el vil engaño, la perversidad que devora el alma y desgarra el corazón, la inquietud ante la espera de la muerte:
1.
- En Tétrica
mente, el asesino inventa una coartada diabólica. Congela el cadáver de su
víctima durante varios días, luego lo descongela en una lejana ciudad del sur,
para hacer creer a la policía que la víctima acababa de morir, estando él en otra lejana ciudad del norte.
2.
- En La
marca de Aisha Kandisha, el asesino en serie se hace pasar por esta
legendaria y aterradora mujer.
PRINCIPALES EJES NARRATIVOS DEL
LIBRO
1.
El
thriller psicológico
Este concepto, que significa en inglés
"emocionar, conmover, estremecer", alude a la intriga y el suspense
que genera el relato. “Incluso después de haber terminado de leer este libro,
-me confesó un lector- no he dejado de seguir teniendo carne de gallina, y esto
me ocurre con todos tus relatos”.
No obstante, hay una neta diferencia semiótica entre
estos 2 thrillers y los anteriores: Esta vez he entremezclado en ellos tres
subgéneros: el suspense, el misterio y el terror que, como saben, constituyen
temáticas policiales diferentes. Esta vez me he centrado más en la mente del asesino que en la misma
intriga detectivesca, una aportación nueva que cambia sustancialmente el
enfoque habitual de mis intrigas. El lector notará, ab initio, que en ambos relatos la narración comienza in medias res, es decir, se expone la
escena del crimen sin referir los episodios precedentes en los que este
ocurrió, como es el caso de la aparición del cadáver de la mujer violada y
mutilada en Tétrica mente. Así, instalo
en paralelo el suspense y el misterio desde las primeras frases del relato:
¿quién es la mujer asesinada y violada? ¿Quién la mató, cómo y por qué? Luego,
también paralelamente, sitúo el espanto o terror, al describir las escenas de
violencia y al hacerse las autopsias de los cadáveres. Para lograr esta técnica
narrativa de intriga-misterio-terror, es imprescindible realizar múltiples
retrospecciones, mediante analepsis y prolepsis, para permitir que el lector
conozca los orígenes del crimen descrito.
2. La brevedad y condensación del relato
Se preguntarán por qué razón el éxito del relato
policial corto, más que el de la novela, aumenta cada vez más entre los
lectores. La principal es que una novela de 300 ó 400 páginas termina
aburriendo al lector que, debido a sus múltiples compromisos diarios, pierde el
hilo de la interminable, aburrida y banal narración policial, y por
consiguiente, el interés mismo. En estos tiempos de prisas y redes sociales,
nadie tiene la paciencia de soportar tal lectura. Hoy nadie lee novelas largas
con descontextualizados circunloquios e interminables contenidos diarreicos.
Hoy, los lectores rehúyen los autores que hinchan sus novelas, intercalando en
la historia principal varias historias superfluas.
Tal no es el caso del relato noir corto, por el que opté desde el principio. Su característica
consiste en presentar muchos incentivos y cebos a todos los niveles, desde el
argumento hasta el desenlace, incluyendo la intriga, los personajes y una breve
complejidad narrativa. La emoción mueve cada uno de estos niveles, y el lector
queda enganchado hasta terminar el thriller. Hoy, todos preferimos la lectura de varios relatos en 100 páginas a la de
una sola historia aburrida de 400 páginas. “Ahora sabemos –me confesó el
mismo lector- por qué tus relatos se “comen” como rosquillas”.
3. La aplastante verosimilitud de la
ficción
Inyecté tanto realismo en el libro que ambos relatos
dejan de ser ficticios. Ello se debe a varias razones: la concisa descripción
que hago de los cadáveres (16 en ambos relatos), la meticulosa explicación
médico-legal adyacente, la impactante visualidad cinematográfica de las escenas
eróticas (12 en total), el fino análisis clínico de los personajes, la fina y
adecuada reproducción del ambiente exótico, enfocado desde diferentes sentidos.
Para lograr esta abrumadora verosimilitud, me apoyo en tres influencias
básicas: mi carrera de docente (enseñé semiótica literaria), mi interés por la
narratología y el psicoanálisis, y mi fascinación por el cine, desde niño, en
particular el de Hitchcock.
4. Una peculiar y meticulosa descripción
científica y médico-legal
Leyendo este libro, y los 4 ya publicados, muchos se
quedaron admirados por las descripciones científicas y médico-legales que
aporto. No soy experto ni especialista. El secreto está en preparar una
documentación seria y ardua. Esta es la parte
de la creación que más me cuesta, después de programar la coherencia de las
pistas y las pruebas criminales concurrentes. Sería ridículo pretender tener la
formación de un médico forense, la de un abogado, un criminólogo o un
psiquiatra. Tampoco un relato corto
admite que se extienda en estas disciplinas. Mi lectura de los escritores
clásicos del género me dotó de un amplio vocabulario criminológico y, por ser
mis relatos cortos, las descripciones que doy son siempre breves y sin detalles
superfluos. Pero me documento mucho. Busco siempre asesoramiento directo para
meterme en la piel de un inspector, un abogado, un juez, un forense, un
psiquiatra, un asesino, hasta de una mujer, niña o anciana. Me identifico con
la víctima atrapada en las garras de su verdugo. Con un piloto de avión o de
barco, en peligro de muerte. Hay escritores que omiten (por pereza o falta de
tiempo) este aspecto científico inherente al género. Creo que eso es defraudar
al lector y dejar de ser un autor honesto.
5. El personal del relato, destilado a
cuentagotas
En la mayoría de mis relatos, suelo optar por el
narrador en tercera persona, siendo este uno de los elementos estructurales
fundamentales de la narración. Por ser omnisciente, actúa como un dios, pero su
voz y presencia quedan siempre imperceptibles e invisibles. Este es preferible
al narrador en primera persona, por no ser omnisciente. En cuanto a los
personajes, no suelen ser llenos ni impactantes en relatos cortos. Solo los
protagonistas hacen excepción a la regla, y suelen estar más elaborados y ricos
en matices psicológicos, casi como en la novela. Para lograrlo, elaboro fichas
individuales reales (Cfr. Guía del Lector que encabeza cada relato), con
caracteres vivos y familiares (de un villano y su contrario), que hacen que el
lector tenga siempre la sensación de que los conoce, aprecie o desprecie.
6. El lector secuestrado por el relato
En la línea de Barthes y Eco, confirmo que el lector
es más importante que el propio autor, porque permite que perdure la obra
literaria. De hecho, el texto que escribe
el autor solo es real y palpable cuando se lo apropia el lector: tanto el
autor como el lector, nunca cesan de reescribir y reelaborar respectiva e
inconscientemente el texto, sin nunca reconstituirlo definitivamente. Por otra
parte, el lector busca identificarse al héroe (¡Y también al villano!),
exorcizarse, instruirse, adquiriendo experiencias, distraerse y superar sus
complejos. Necesita, en definitiva, evadirse de la vulgar y monótona
cotidianeidad. Esta situación -aunque basada sin duda en la fabulación, el
surrealismo y la sublimación- es la que precisamente instituye la función
social de la literatura.
7. El crimen como diversión
A los autores del género negro nos gusta matar
(¡ficticiamente, claro!) en ambientes macabros, creando fuertes emociones,
espeluznantes violaciones, manchas de sangre por doquier. Esta es, sin duda,
una forma de martirizar sádicamente al lector.
Pero recuerden que todo esto es una pura ficción. La
persona asesinada o violada no lo es realmente.
El perro que muerde o el muerto que resucita están hechos de tinta y papel. En una novela solo hay palabras en papel y tinta,
y el objetivo de la lectura es divertirse y pasarlo en grande. En mi Blog, que
se titula precisamente “Escribir es mentir”, doy detalles sobre esta opinión, presento a la literatura como pura mentira,
pero cuya ficción consiste en crear
emociones reales y concretas en nosotros. Esta es la auténtica y única
función de la literatura. Por eso se la llama obra artística. Una función que,
dicho de paso, excluye cualquier compromiso social y solo instaura el juego de
la imaginación.
8. La lectura como una partida de ajedrez
Intento hacer que el lector experimente otro tipo de
martirio real, pero excitante, causado
por el suspense en las peripecias que lee, No todos los lectores son iguales,
por supuesto. Pero la mayoría, y lo sé por testimonios, cae en la trampa
siguiente: cuando empieza a leer el relato, el lector cree saber a pies
juntillas "por dónde van a ir los tiros". Está seguro de quién es el
asesino. Pero al llegar al desenlace, el relato da un giro de 180 grados que lo
deja frustrado y perplejo, en situación de jaque mate, aunque sí, maravillado
por la nueva situación final. Este juego de ajedrez se logra de forma muy
simple: Lo primero en que pienso, al imaginar un relato, es cómo terminar la
historia de forma sorpresiva, es decir, cómo lograr el efecto de sorpresa en el
lector, definido por Poe. Luego imagino la trama y la intriga, y finalmente, pienso
en el inicio. Y al redactar todo el relato, invierto estas etapas en su estado
coherente y lógico, sin dejar nada al azar".
9. Mi temática principal es radiografiar la
mente asesina
La mente asesina del villano es compleja. Interesa a
los especialistas y nos fascina como autores y lectores. Poner al desnudo la
infinita maldad humana es el objetivo que siempre me he propuesto. Esta se
reduce, en mis narraciones, a 4 males fundamentales, ilustrados por el crimen violento, el miedo absoluto, el
sexo perverso y el dinero sucio. Esta reducción se justifica por
representar estos males todos los demás. Son la metáfora de la Caja de Pandora
o la de los 7 pecados capitales. El mal está en nosotros. Hay personas que
nunca piensan hacer daño a los demás, pero, de repente, pueden matar en
circunstancias imprevisibles. Todos llevamos un asesino dentro. Este puede o no
manifestarse. En el presente libro, los 2 protagonistas se ven obligados a cometer
varios asesinatos, uno, en defensa propia; el otro, por venganza. En cuanto a
los 2 villanos, asesinos en serie, lo hacen, por ser el primero, psicótico, y
el otro, psicópata.
10.
Elegancia en la descripción de la violencia
física y sexual
Si una de las características del género negro es la
descripción explícita, chocante y escandalosa de la violencia, en mis
narraciones, en cambio, esta es furtivamente evocada, descrita con discreción y
elegancia, como para eximir al lector de ella. Pienso que la crueldad explícita
y ostentosa impacta más si es solo sugerida y mostrada con tacto. En estos 2
relatos, los temas dolorosos y macabros que evoco son secuencias de escenarios
que solo adquieren sentido explosivo en la mente del lector. Por ejemplo, el
tema de la violación y muerte de Munia, Bilal y Umaima, flota en todo el
relato, haciendo que el lector, al sustituirse al policía que investiga dichos
crímenes, viva la situación con más angustia y suspense.
En el segundo relato, tienen un ejemplo de hasta
dónde llega la depravación sexual y criminal del villano, pero descrita de forma elegante: minutos
después de haber violado y matado, el asesino serial se ducha y va
tranquilamente a comer y escuchar música, como si nada hubiese ocurrido. Sale
luego a ligar, fingiendo ser una persona afable, educada y hasta simpática. Esto
recuerda que cualquiera de nosotros puede albergar una mente asesina. Esta
puede manifestarse bajo múltiples formas: agresión, robo, violación, maltrato,
y hasta el homicidio sin ningún escrúpulo. Y por mil razones: por naturaleza y
por estar en sociedad. Algunos te pueden
matar por el simple hecho de que no compartas sus creencias. Como en la
horda primitiva. Otros, lo hacen por sobrevivir. Otros, por esclavizar a los
demás. Por sadismo. Por inflar su narcisismo. Sentirse poderoso frente al
débil. Creo que nunca seremos felices, incluso normales, mientras nos subyuguen
los 7 pecados capitales, pasiones responsables de favorecer el crimen. Los
naturalistas, los filósofos y los criminólogos lo han explicado mejor que yo.
Me he especializado en los temas del miedo, el
asesinato y el erotismo, pero en todos ellos intercalo múltiples temas
optimistas, llenos de alegría, ternura, sosiego y distracción de todo tipo. He
escogido 2 escenarios opuestos, sacados de Tétrica
mente, dejando los del homicidio y el sexo perverso a la entera elección
del lector, puesto que son descritos con tal violencia y lujuria que pueden
herir la sensibilidad del oyente.
1. Gastronomía:
"(…) El aludido asintió con entusiasmo,
apreciando la ironía del joven. Se levantaron todos y fueron a sentarse en las
mtarbas, alrededor de la mesa grande. El inspector Busif recorrió la comida con
la mirada. Esperaba encontrar cuscús o alguna tortilla de patatas. Pero le
costó dar crédito a sus ojos. Los platos contenían una amplia variedad de
alimentos. Optó por el plato de albóndigas con carne molida; Samira escogió el
de un pastel relleno de requesón; Bilal, por el de arroz con trozos de pollo y
pasas; Umaima escogió el de salchichas de hígado con ajo, cebolla y pimiento
rojo; Tarik prefirió fideos con huevos cocidos y ajo; y Tawfik, sopa y carne de
cordero. Comieron con gula, pero en silencio. Abdulá servía, con aire ceremonioso,
agua mineral, zumos y limonada casera. Trajo luego el postre que consistía en
tartas redondas de fruta, diferentes flanes, pasteles tradicionales, chubakias
y cuernos de gacela".
2. Espanto:
"(…) Levantó con cautela la
tapa de la heladera, mirando en el interior, y lo que vio, al encenderse la luz
del aparato, le puso los pelos de punta. Su mente tardó algún tiempo en aceptar
el testimonio de sus ojos, y aun así, no estaba seguro de lo que había visto:
en lugar de helados, descubrió el cadáver helado de Hasán Yakubi, su jefe, con
un tremendo y visible golpe en la sien izquierda. Estaba inclinado sobre uno de
sus costados, con la columna haciendo una ligera curva hacia adelante y las
rodillas recogidas, como un feto en el vientre materno. La inesperada, brusca y
siniestra imagen lo golpeó en lo más hondo de su ser, subiéndole la bilis y la
sensación de vomitar. Creyéndose víctima de una alucinación, volvió a observar
fijamente el cadáver, mientras una corriente, como las garras de la muerte, le
recorría la médula espinal, la sangre golpeándole en la cabeza. Soltó la tapa,
como desprendiéndose de un hierro al rojo vivo, dio un paso atrás y, presa del
pánico más grande de su vida, los ojos desorbitados, salió del vehículo y echó
a correr por el campo, sin aliento, el corazón latiéndole desmesuradamente.
Pero se detuvo de repente, debajo de un árbol, y se quedó absolutamente
inmóvil. Con un sentimiento de horror que lo recorrió de la cabeza a los pies,
se dio cuenta de que no podía escapar, ya que muchos lo habían visto conducir
la furgoneta. Profirió maldiciones, mientras una bofetada de aire caliente y
húmedo, le sacudía el rostro, animándole a tratar de entender la historia que
lo llevó hasta allí. Aún transpirando y con la mitad de la mente paralizada, el
ritmo del corazón acelerado, se armó de coraje y volvió al coche. Cerró de
golpe la puerta trasera, que restalló como un latigazo, y se puso al volante.
¡El suelo se abría bajo sus pies y se vio engullido por el abismo! ¡Tenía que
hacer desaparecer el cadáver de Yakubi!".
11.
¿Alguna moral transmitida, terminada la
lectura?
No. No soy un escritor comprometido. No se hace
política con ficciones. Pero si hubiera un supuesto mensaje transmitido, este
sería, utilizando una metáfora inusual, el siguiente: los disparos a quemarropa,
que se oyen en mis relatos, tienen como único blanco a 2 asesinos seriales, responsables
de toda la maldad humana: las mortíferas supersticiones milenarias y las
pasiones negativas y perniciosas que son los 7 pecados capitales. Disparando contra ellos, es la mejor
forma de eliminarlos o subyugarlos, evitando así que lo hiciesen ellos-mismos.
Cultivemos, pues, la flor de la ética laica para elevarnos por encima de la barbarie. Para no volver al tenebroso punto de partida donde, en el principio, era el Deseo… generador de todos los crímenes.
WEBGRAFÍA SELECTA
ESTE ARTÍCULO AHORA EN AUDIO:
https://www.ivoox.com/radioscopia-mente-asesina-audios-mp3_rf_126656661_1.html
EL PRIMER RELATO DEL LIBRO EN AUDIO:
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CV DEL AUTOR
https://ahmedoubali.blogspot.com/p/cv-de-ahmed-oubali.html
ENTREVISTAS ANTERIORES
https://ahmedoubali.blogspot.com/search/label/ENTREVISTAS
2 comentarios:
buena inf
Se han infravalorado los escritores con la aparición de la inteligencia de artificial es por eso que hay que valorar a las personas que se dedican a este arte.
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