SEMINARIOS SOBRE
ES un enfoque opuesto al aprendizaje mecánico, reproductivo y tradicional. Se basa en la intervención del pensamiento y de la elaboración activa de quienes aprenden y enseñan. La clave es la indagación y la pregunta. Es un proceso heurístico complejo que involucra factores como el razonamiento, la disponibilidad emocional, la indagación intelectual, así como valores y normas epistemológicos.
AVERROES,
EL PADRE
DEL RACIONALISMO
OCCIDENTAL
Presento primero un artículo
que dediqué al filósofo, “Averroes o el viaje decisivo hacia el Ser”, y
termino con una reseña de su vida y pensamiento.
1. Tenemos
poca documentación sobre su polémica obra. Gran parte está en latín y hebreo.
Y las traducciones están manipuladas. Lo solicitan en la Corte almohade (de
hecho lo introduce Ibn Tufail, autor del famoso y polémico libro Hayy Bnu Yakdán que anuncia a Voltaire y a Descartes) para explicitar Aristóteles de forma fiel y concreta y no
arabizada, que dieron antes los musulmanes. Lo hace satisfactoriamente y
adquiere notoriedad y estima. Pero su
“Incoherencia de la incoherencia”, donde
desmantela la famosa obra de Al-Ghazali, “Incoherencia de los filósofos” –una
muestra de la inutilidad de la filosofía-, y su Discurso decisivo, donde aboga por una enseñanza legal y
obligatoria de la ciencia como disciplina superior a la teología, suscitan la
cólera de los teólogos y de la plebe que muy pronto le acusan de ser un hereje
y presionan a la Corte para que lo excomulguen
y exilen. Su comentario
cosmogónico sobre el planeta Venus y su abierta defensa de los derechos del
hombre y la igualdad de los sexos (inspirándose en Platón) colman el vaso y es
lapidado al intentar entrar a rezar en la Mezquita de Córdoba. Gran parte de
su obra es quemada y Al Mansur,
presionado por lo que llamaríamos hoy la opinión pública, lo exila en
Marrakech.
Su obra pasa
desapercibida y más tarde los escolásticos (Tomás de Aquino) se apoderan de
ella para denigrarla y desfigurarla
injusta y erróneamente durante siglos. Hasta encarcelaron y quemaron a muchos
averroístas en el Medievo y el Renacimiento.
Raymond Lulle resume su racionalismo en este eslogan: «Creo que la fe es
verídica, pero pienso que no lo es". Nace el paradigma de la doble verdad
del que será acusado. Tuvo positiva y durable influencia entre los sabios judíos.
Detractores y admiradores se multiplican. Da la impresión de que tanto los
filósofos europeos como los musulmanes lo evitaban como la peste, por una razón
que explicaré más adelante. Persistentes detractores como Tomás de Aquino y
Ernest Renan (que le dedica su tesis
doctoral, Averroes y el averroísmo) anduvieron
con dimes y diretes con su pensamiento. Tomás de Aquino, como Al-Ghazali, no
pudo soportar, por ejemplo, la idea según la cual la ciencia y la filosofía son
superiores a la teología y a la fe. Para él, y sobre todo la Iglesia, Averroes
es un gran escándalo intelectual. Renan sospecha que es ateo porque sostiene
que un musulmán no puede utilizar la
razón contra la fe. Por otra parte, Maimónides y Dante lo admiraron; los
marxistas vieron en él un materialista ateo;
poco a poco, muchos críticos de su
obra afirmaron que anunciaba a autores tan complicados y dispares como Leibniz,
Spinoza, Kant, Descartes, Hegel, Nietzsche, Marx, Freud y Foucault. Se dibuja así una arqueología del pensamiento
de Averroes en Occidente donde se barajan hasta hoy impactos, plagios y
problemáticas interpretativas del hombre y del mundo. Leer el famoso libro que
le dedica Alain de Libera, Arqueología
del sujeto, 2008.
Teniendo en cuenta
esta perpleja y polémica postura del filósofo, uno ha de reconocer la
evidencia: Averroes escandaliza a los fanáticos, inquieta a los intelectuales y
escapa a toda catalogación.
He leído varias
veces su Discurso decisivo. Es una
Fatwa, es decir, un aviso, una afirmación legal sobre un estado de cosas.
Averroes habla en su calidad de juez (su cargo en aquella época corresponde a
lo que es hoy en día el del ministro de Justicia), habla en su calidad de
médico de la Corte almohade y como traductor de la filosofía griega. Luego su libro
es jurídico y no literario. En él se
plantea la pregunta de si la razón, la filosofía y la ciencia deben o no
interpretar los textos sagrados. Después de una larga demostración dialéctica,
Averroes concluye a la obligación y el deber de enseñar estas disciplinas en
paralelo a la teología. La ciencia y la filosofía, decreta, deben ser tan
primordiales como la religión. Ya en su
“Incoherencia de la incoherencia”, -que yo traduzco como divagación
de la divagación- había puesto a Al-Ghazali cabeza abajo (como lo hizo Marx
de Hegel) al invertir el pensamiento de aquel: la ciencia y la filosofía no son
inútiles, sino esenciales a la hora de explicar la fe ya que son ellas las que
interpretan a ésta. La filosofía, dice Averroes, es el examen racional de los
fenómenos, de las cosas, él dice de lo
que es, idea que puede traducir: “les étants”. Es el dogmatismo de
Al-Ghazali, afirma Averroes, quien daña al Islam y no la ciencia. Ésta nos da
una pluralidad de versiones del mundo. Un solo método interpretativo (el de
Al-Ghazali) lleva a la discordia, mientras que muchos, llevan a la concordia.
La ciencia aclara las ambigüedades de la
fe. Hablando, por ejemplo, del antropomorfismo de Dios, Averroes explica que
hay que tomar esas descripciones como metáforas y no como realidad física y concreta.
Propone conocer a Dios mediante pruebas científicas. Propone también estudiar a
los científicos y sabios preislámicos, como los griegos y los persas, porque,
dice, no hay ciencia sin sus predecesores. Va hasta formular que la ciencia ha
de ser superior a la teología, en el sentido de que hay que privilegiarla más. Insostenible
actitud ante los Ulemas y las autoridades de la época. Pero Averroes explica a
la Corte este inteligente matiz que hay que tener en cuenta: estudiemos a los
Griegos (la ciencia) y, si sus aportaciones corresponden a nuestra propia
visión de la verdad, mostrémosles nuestro agradecimiento, y si no, respetemos
su punto de vista y perdonémosles sus divergencias (párrafo 12).
Voltaire hará suya esta actitud. Su idea primordial:
-
La verdad en un contexto no puede contradecir la verdad en otro contexto;
la corrobora al final.
-
El intelecto es lo que puede divinizar al hombre si este se presta a ello
en tres etapas: la dialéctica, la demostración y la sabiduría.
En el Discurso decisivo, Averroes define un paradigma
central, el intelecto, concepto muy en
uso, pero lo hace de forma original y polémica: quiere explicar la relación que
existe entre este intelecto y el hombre. ¿Qué se entiende por intelecto y por
razón? Es la facultad de pensar y entender el mundo. Pero: ¿es esta facultad
inherente al hombre o independiente y autónoma? Terreno movedizo. ¿Habla
Averroes de la Psique y del alma, retomando la tesis de Aristóteles?
Aparentemente, no. El cerebro es el motor, cierto. A un primer nivel podemos
entender lo siguiente: el pensamiento es doble: pasivo, cuando recibimos los
estímulos externos y activo, cuando somos agentes productores del mismo. Muchos
autores actuales creen que Averroes sitúa el intelecto fuera del alcance del hombre. Lacan dirá: Yo, es otro. Es decir,
alguien o algo piensa en mí.
Averroes avanza tres
tesis: el entendimiento es separado del hombre, es uno y autónomo, sustancial y
eterno; el cerebro, material, puede ser regido por el intelecto, inmaterial; es
una fuerza en el ser que, en situaciones ideales puede permitir hacer cosas
sublimes. Elevar al ser de su animalidad, liberándole de sus instintos.
Averroes habla en el siglo 12 del estatuto equívoco del sujeto y su
descentralización en el universo. Plantea la problemática de la esencia versus
existencia. Kant hablará del "Nuómeno" o lo pensado; Descartes, del
Cogito; Nietzsche y Freud, del Inconsciente; Foucault, de la muerte del hombre
al carecer de este intelecto. Si forzamos el pensamiento de Averroes, veremos
que el hombre, sin la razón, se radicaliza, se degrada, deja de pensar. Deja de
ser. Caduca. Y caduca su fe y también sus valores. Vuelve a su estado natural
de animal evolutivo. Averroes, antes que Freud, Darwin y Copérnico, metió el
dedo en la herida narcisista del hombre.
Entendemos ahora la consternación
que representó para la Corte almohade y el escándalo que provocó durante siglos
en los escolásticos latinos y en la edad moderna.
El paradigma del
intelecto es una figura recurrente en Averroes desde su interpretación
magistral del pensamiento de Aristóteles que realizó, solicitado por la Corte.
Su siglo, mucho antes del de Voltaire, fue el de las luces, pese a la agitación
y ebullición política, y ello gracias al ilustrado Al-Mansur que, para paliar
la destrucción y quema de la biblioteca de Alejandría en 641 (300.000 obras)
ordenó construir múltiples bibliotecas, fomentó la interculturalidad y el
respeto de las minorías y se dice que la mezquita de Córdoba acogía más de 3000
creyentes, para orar y hablar de cultura. De hecho, Al-Mansur, como muestra de
afecto, rehabilitó a Averroes y le colmó de honores.
Averroes, con su Discurso decisivo, es un pensador
decisivo para hoy y el futuro. Es la solución para todos los fanatismos y las
inquisiciones que dañan la fe musulmana. Al hablar del tema “¿Fe o ciencia?” siempre
hay que referirse a Averroes.
No es de extrañar si
sigue siendo estudiado en las grandes universidades mundiales, porque su
pensamiento es universal. El mundo musulmán conoció el siglo de las Luces en el
siglo XII.
2. Vida
y pensamiento.
No citaré su obra
porque es inmensa y traducida a varios idiomas.
- Vida:
Averroes, Ibn Rušd,
nace en Córdoba en 1126 y muere en Marraquech, en arresto domiciliario, en
diciembre 1198.
Procede de una
familia de magistrados que condicionó en gran medida su formación cultural,
profesional y académica. Fue dignatario de los príncipes Abu Ya’qub Yusuf y
Ya’qub al Mansur. Nació en Córdoba. Su padre, era juez y le enseñó
jurisprudencia musulmana. En el año 1169 fue nombrado cadí en Sevilla y poco
tiempo después fue asignado como médico de Abu Yaqub Yusuf, el califa almohade
de Marruecos y de la España musulmana. Como consecuencia de ello fue nombrado
gran cadí de Córdoba.
La idea de Averroes
de que la razón prima sobre la religión le llevó al exilio en 1195 por orden de
Abu Yusuf Yaqub al-Mansur, presionado por la plebe, pero fue rehabilitado poco
antes de su muerte que acaeció en Marrakech.
Se le considera uno
de los filósofos más importantes del mundo medieval en la conexión con el
pensamiento aristotélico. Era filósofo, poeta, físico, jurista y teólogo; en su
ciudad natal también estudió matemáticas con el filósofo Ibn Tufayl y medicina
con el médico Avenzoar.
- El pensamiento.
-
LA DOCTRINA
El mundo es eterno y
sin crear, lo que no contradice la existencia de Dios. Afirmar la eternidad del
mundo supone creer en la eternidad de la materia y de sus formas. Por eso no se
admite la inmortalidad personal.
-
LOS CAMINOS
Averroes mantenía
que las verdades metafísicas pueden expresarse por dos caminos: a través de la
filosofía, de acuerdo con las enseñanzas aristotélicas y los postulados
neoplatónicos de la antigüedad tardía y a través de la religión como se muestra
en los libros de la revelación.
No fue él el que
acuño el término de la teoría de la doble verdad sino los pensadores cristianos
escolásticos posteriores que no le entendieron. Rechazó el concepto de la
creación del mundo en el tiempo, pues mantenía que el mundo no tiene principio.
-
EL DESENLACE
El final de su
carrera pública coincidió con la lucha emprendida por el fanatismo religioso
contra los cristianos. La ortodoxia coránica consiguió vencer al partido
heterodoxo de la filosofía que defendía Averroes. Sus doctrinas fueron entonces
anatemizadas y murió en Marrakech poco después que el emir le permitiera
regresar del exilio.
-
SU ESFUERZO VITAL
Durante toda su vida
manifestó una especial preocupación por situar el pensamiento árabe bajo la
órbita de Aristóteles. Se trataba de conciliar la filosofía clásica con el Dios
del Corán. Para ello utilizó las fuentes directas procedentes del método tanto
aristotélico como platónico o neoplatónico lo que en ocasiones le reportó
enemistades y enfrentamientos con otros teóricos y sectores teológicos de la
época. Los amplios comentarios de Averroes sobre las obras de Aristóteles
fueron traducidos al latín y al hebreo.
-
EL AVERROISMO
Sus obras fueron
traducidas al latín y formaron parte de la intelectualidad europea en el siglo
XIII cuando penetraron en la Universidad de París. Su nombre va unido al empuje
del pensamiento clásico occidental. En él confluyen las oposiciones más
enfrentadas en la distinción entre la razón y la fe.
-
SUS DETRACTORES
Fue Santo Tomás de
Aquino un enconado detractor de sus doctrinas en los puntos más
irreconciliables con la propia doctrina cristiana.
La teoría de la
doble verdad (concepto rechazado por Averroes) fue perseguida por los maestros
parisienses del siglo XIII. Esta teoría señalaba que las concepciones religiosas
solo constituyen un enmascaramiento alegórico de la verdad filosófica pura. Tomás
de Aquino y Alberto Magno combatieron con todas sus fuerzas su monopsiquismo o
las tesis que aprueban la eternidad del mundo y del movimiento, así como la
unidad del alma de todos los hombres. Con todo, Averroes se convirtió en el
antecedente directo de la escolástica de san Alberto Magno y de santo Tomás de
Aquino.
Las doctrinas de
Averroes dieron lugar a numerosas controversias en las universidades europeas
de la era moderna («averroísmo»). En definitiva, tuvo gran influencia tanto en
la escolástica y la filosofía cristiana y judía medieval. /Wikipedia/
-
LAS TRADUCCIONES.
Las traducciones al
español no empezaron hasta 1904 con Miguel Asín Palacios y terminan en 1998 con
Rafael Ramón Guerrero, autor de "AVERROES. Sobre filosofía y
religión". En total unos 10 autores (contra una lista impresionante de
otros autores occidentales) que presentan al filósofo de forma muy superficial
(no salen de la famosa teoría de la doble verdad avanzada por Tomás de Aquino)
y no superan a todos ellos la extensa anotación que acompaña una traducción
francesa reciente hecha por Alain de Libera: Averroès. L’intelligence et la pensée, París, Flammarion, 1998.
Es difícil exponer
todas las ideas del libro. Cito solo este párrafo representativo: Según el
autor, los dos esquemas interpretativos más difundidos del Discurso decisivo -el de la historiografía filosófica greco-árabe
(armonización de Platón y Aristóteles), y el de la filosofía medieval latina
(la doble verdad de la que habla Tomás de Aquino)- son inadecuados, pues ambos
presuponen una contradicción esencial entre sabiduría y revelación, cuando el mismo Averroes explícitamente
niega esta contradicción, precisamente porque no existe. Lo que Averroes
busca en su obra no es armonizar la religión y la filosofía, sino legalizar
esta última. La teoría de la doble
verdad, por lo tanto, carece de fundamento. El cuerpo textual del Discurso decisivo va conformando una
propuesta de una hermenéutica fundamentada en un análisis del discurso
religioso. Esta hermenéutica, completada con los desarrollos realizados en el
Kasf puede resumirse del siguiente modo: el Discurso
decisivo constituye el “discurso del método” de Averroes. Este parte del
principio de la disyunción radical entre el mundo metafísico y el mundo físico
(entre “el mundo de lo desconocido u oculto” y el “mundo de lo conocido o
presente”).
Ahmed
Oubali
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