Lo bello y lo siniestro
en
la poesía de Mehdi Mesmoudi
Por Ahmed Oubali.
INTRODUCCIÓN
Testimonios sísmicos pertenece a
la literatura del desastre que, como saben, trata de las grandes catástrofes,
tanto las provocadas por el hombre como las naturales, donde el desastre
deviene el protagonista unilateral de la narración. En ambos casos el trauma y
la locura instalan al individuo en el nihilismo, al no poder vencer las fuerzas
del mal. En Testimonios sísmicos,
encontramos este doble concepto de desastre, el existencial y metafísico, en la
línea de la obra de M. Blanchot, La
escritura del desastre y el natural, ilustrado por Voltaire quien lo usó
como motivo de reflexión filosófica sobre el devastador sismo de Lisboa de
1755, que provocó más de cien mil muertos y repercutió en Tánger, dejando
arrasados varios edificios.
Utilizo
para el corpus la edición: Juegos
Florales Margarito Sández Villarino, 2018.
A- Estructura
externa del poema
El
poema consta de 9 estrofas irregulares y pertenece al género lírico que se
define globalmente como una composición literaria en la que se escucha la voz
del poeta enunciando sus reflexiones, reivindicaciones y sentimientos.
Lo
que impresiona a primera vista es su estructura en verso libre, despojado de
prácticamente todos los signos de puntuación (salvo algunos puntos de
interrogación y suspensión, cuya función explicaré más adelante), donde
numerosos blancos representan cortes sintácticos, elipsis y pausas rítmicas.
¿Por
qué opta el poeta por la omisión de la rima y la abolición de la puntuación?
Muchos
pensarán que se trata de eludir la complicada y restringida elaboración métrica
para imitar la moda de la tendencia poética postmodernista.
En
realidad la elección del verso libre sin puntuación lo exige el tema tratado, Testimonios sísmicos, cuyo epíteto
"sísmicos" indica de entrada que tanto la gramática como la métrica
dejarán de funcionar como de costumbre para dar lugar al texto fragmentado, tectónico, que exploraremos más
adelante. Al liberarse de las restricciones y entorpecimientos que suponen la
prosodia clásica, el poeta se propone traducir "fielmente" los
efectos devastadores del desastre, dentro y fuera del hombre.
A
este respecto, conviene recordar que la abolición de la puntuación es
reivindicada por grandes poetas como Mario Benedetti, James Joyce y Cela, entre
muchos otros.
Así,
con una métrica irregular, donde es abandonada la rima y donde las estrofas son
polimorfas y fluidas, las palabras instauran todo un sistema de ecos y
correspondencias expresivas entre los versos y dan al poema nuevos ritmos donde
las emociones y los sentimientos se liberan del yugo métrico para representar
los trastornos de la psique del poeta causados por el ya citado cataclismo.
Esta
forma peculiar de poetizar permite al poeta expresar en estado puro sus
reflexiones e inquietudes, imprimir a las estrofas un ritmo que podríamos
definir de entrada como "sísmico".
La
estructura externa nos informa en particular sobre algo esencial: lo que
importa no es la narración en sí ni el argumento sino la forma de exponerlo y
contarlo. A este nivel, se intuye de entrada que algo vertiginoso sucederá
durante y después del sismo natural y mental. El suelo cederá, habrá gritos, saltos,
visiones y el único apoyo de salvación, para evitar el abismo, es la escritura.
B- Estructura
interna del poema
1 1-
Sinopsis.
Testimonios sísmicos surge sin
duda de una experiencia personal, teniendo en cuenta el sentido doble del título que alude al sismo natural e
intelectual. Por eso impacta por su escalofriante descripción de las
consecuencias que éste causa en términos de desesperación, terror, alienación y
muerte...
Hay
tres fuerzas centrífugas que interactúan en el poema: la descripción de la destrucción
del medio ambiente por fuerzas naturales; su impacto devastador sobre el hombre
y el compromiso del poeta de interpretar e interiorizar esta trágica
experiencia con su testimonio y su reflexión consecuente.
2 2-
¿Por qué
hablar de lo bello y lo siniestro?
El
título del poema es polisémico. Habla del sismo como fenómeno natural y como
trauma intelectual y mental. Éste es más impactante y devastador. Constituye lo
siniestro en la existencia humana. Paralelamente, el instinto de conservación
se impone y merece ser asumido siempre y cuando apunta la esperanza al
horizonte, la lucha por la felicidad, el goce y la libertad. En esto radica lo
bello. La poesía, mediante la lengua, describe esta trágica condición humana
con cara de Jano, y es lo que constituye el objeto del arte y la literatura.
Estas dos categorías son fuentes y garantes del conocimiento y de las artes que
utilizo como hilo de Ariadna en este estudio.
Freud
fue el primero en hablar del tema cuando analizó en su ensayo “Lo Siniestro”,
el cuento “El hombre de arena” de E.T.A. Hoffman. Pero quien mejor lo expuso
fue E. Trías con su obra clave, Lo bello
y lo siniestro, donde afirma que lo bello y lo siniestro son caras de la
misma moneda. Lo siniestro, afirma, produce la ruptura del efecto estético y lo
bello lo restablece.
Mostraré
como Mehdi Mesmoudi inmoviliza el foco de la descripción sobre estas dos
categorías, utilizando de forma ilimitada los recursos estilísticos, los
efectos sinestésicos y las referencias simbólicas. Instituyen en el poema un
doble lenguaje, el de una narración específica (la de un mundo caótico) hecha
por un testigo ocular (el poeta) y el de una reflexión existencial nihilista a
través de la escritura, hecha para elucidar la problemática del lenguaje.
3 3-
EL CONTENIDO
DE LA FORMA
Veamos
brevemente estos tres itinerarios
temáticos
A. Los estragos devastadores del sismo
La
primera estrofa describe de entrada la trágica realidad que se ofrece al hombre
después de la destrucción del entorno:
/ Nos hemos despertado ante la
pesadilla del siglo / (Verso 1)
verso
ilustrado seguidamente con unas espeluznantes y siniestras imágenes
comparativas, "la hueca cimitarra que atraviesa los huesos";
"campos de concentración"; "la angustia de los templos
griegos", "la fría soledad de los pasillos de los santuarios";
expresiones que desarrollan una implícita isotopía de un aterrador escenario de
fin de tiempos donde yacen cadáveres e impera la muerte.
Las
estrofas 2 y 4 aportan más detalles sobre la demoledora acción del desastre.
El
terremoto es inexorable y cruel. No avisa ni elige a sus víctimas. Sorprende,
aterra y destruye despiadadamente. El “impacto imprevisto” afecta a la gente
dondequiera que viva y con total discriminación. No hay salvación alguna. Las
imágenes son abrumadoras: el hombre yace “atolondrado” en el caos de la
desolación, perdido en “los muelles de la indignación”, abandonado en “los
acantilados del olvido”.
/
Para vivir aquí / uno se alimenta diariamente / de los alambres de púas / ¿los
puedes imaginar? : / Tiene el acento pérfido y atrofiado /; / el tacto atroz /
atolondrado / El paladar endurecido / por los jaguares ebrios que / se mutilan
al amanecer /
/
La mirada ensangrentada / avinagrada / (...) / La angustia toma de rehén a los
cuerpos / evocan aquel día atroz /
B. La función testimonial
de la poesía
En
las estrofas tres y siguientes, vamos descubriendo paulatinamente que el poema
habla de otro sismo, más implacable y siniestro: el que golpea al individuo en
su Ser más hondo y transforma la tragedia
en reflexión existencial...
El
sismo engendra a este nivel consternación, inquietud e incertidumbre,
ensombreciendo la vida de centenares de miles de personas.
Se
eleva entonces una voz en esta “pesadilla”, caos surrealista, la del poeta,
para testificar, rebelarse y delatar el estado de desgracia de la condición
humana, mostrando todos los aspectos del sufrimiento, desde la exasperación, la
depresión, la impotencia, hasta la derrota total.
Esta
voz alude a León Felipe que, en su libro Versos
y oraciones del caminante, define precisamente al poeta como representante
de Dios en la tierra, con la sublime misión de denunciar y condenar el mal,
cantar el amor, la amistad, la libertad y la justicia. El poeta asume y
comparte esta responsabilidad:
/
Yo también quisiera ser alfarero del verso / mensajero de la ciudad que surca
la costa / arremeter en los asuntos
locales de la poesía / descubrir nuevos vuelos / una música distinta que distinga
el tino del tinte / (Estrofa 3)
/
¿Dónde están los poetas? /, pregunta la voz en la estrofa 6.
/
¿Dónde están los malditos poetas / (...) / que claman contra las injusticias
/ con los pies acribillados / y
ascienden heridos ante el verso? / (Estrofa 7)
/
¡Nos urge un verso impreciso / que cante la letanía rota de los niños héroes! /
No tendríamos que necesitar a los charlatanes / que apestan en las plazas / e
invocan las secretas alianzas / el pacto originario de nuestra ciudad /
(Estrofa 8)
C. El tercer recorrido. Una
doble lectura
La
última estrofa concluye sobre un abrumador pesimismo: la muerte parece vencer
en todos los frentes, destrucción del entorno, dolor por doquier, escenarios de
implacable desamparo cuyo desenlace es la nada, porque toda lucha o empeño de
salvación es inútil, incluido el compromiso literario del poeta.
/
¿Tendré que perecer en el intento / o simplemente desaparecer como aquel monje
/ que (...) / dejó por escrito sus enseñanzas / y de él no se supo nada? /
/
¡Ojalá escribir / sirviera para aspirar al vacío / y al olvido! / ¡Ojalá
escribir / sirviera para envenenar la hoja en blanco / y liberarnos /librarnos
de nosotros mismos! (E 9).
No
obstante, el uso de los puntos de interrogación y suspensión indican que la
desesperación, la depresión y la derrota del poeta no son definitivas. La
estrofa expresa en efecto un dilema existencial: a una metafísica de la derrota
se opone un pesimismo lúcido a lo Schopenhauer y una voluntad de poder a lo
Nietzsche. Es verdad que vivimos en el peor de los mundos posibles, diría el
filósofo, pero éste es el único mundo posible que tenemos. Así, detrás de
aquellos signos retóricos, que podrían interpretarse como una litote, apunta
una respuesta implícita pero inminente: hay que seguir “con el intento”; hay
que escribir y testificar para concienciar a otros.
A
este nivel, el concepto de sismo adquiere otro sentido, el de una escritura de
ruptura. Así, lo que aparentemente era
literatura del sismo es ahora concretamente
sismo de/en la literatura, una literatura
sísmica, característica esencial de una cierta escritura que, a través de
la descripción de lo bello y lo siniestro, se propone abandonar la mímesis
aristotélica e inaugurar una poesía sísmica
donde prevalecen el caos de las pasiones, el sinsentido y lo irracional. Esta
nueva forma de escribir, visible en la estructura externa del poema, permite al
arte transgredir las formas clásicas de la literatura y hacer visible con
intenso determinismo lo bello y lo
siniestro, categorías intrínsecas al cuerpo físico y sus instintos vitales.
Hay
sin duda, en esta perspectiva, influencia de varios autores (los que fueron
llamados malditos) pero el que me viene ahora a la memoria es A. Artaud quien creó el teatro de la crueldad,
definido como arte absoluto por abandonar precisamente la lengua, suplantándola
por el lenguaje no verbal, el del silencio y los gestos, el del sismo natural o
intelectual, donde teatro, sueños, locura, delirios y cordura y realidad son
sinónimos puesto que nos sitúan fuera de la lengua que enmascara y oculta lo
esencial: el mundo real verídico nuestro, desmitificado y vaciado de todo
credo, fe, superstición, hipocresía y mentira.
4 4-
LA FORMA DEL
CONTENIDO
-- -- Nivel
fónico-métrico
La
descripción del fenómeno sísmico exige
que se abandonen la métrica y las reglas de la rima y se privilegien estrofas
con versos fragmentados para describir las fuertes emociones que provoca el
sismo.
Esto
hace que la frase del verso sea híbrida (de 3 a 13 sílabas), las pausas y la
entonación abruptas a causa de las variadas velocidades del ritmo. Por eso no
sorprende ver que la medida métrica oscile entre versos catalécticos con
tendencia al anisosilabismo o heterometría. Todo ello para dar lugar a una
musicalidad poética extrema, donde lo visual, lo táctil y lo auditivo
prevalecen sobre lo legible. Así, la elección de las palabras, el ritmo y sus
juegos de sonidos son llevados por el
autor a un nivel de alto alcance poético.
Consecuentemente,
la perfecta proporción en la distribución de las aliteraciones asonantes y
consonantes modaliza la estructura acústica del poema, es decir, reinterpreta
el sentido del verso, instaurando así una doble relación de sonido-sentido,
como bien lo muestran las intermitencias acústicas onomatopéyicas del sismo,
tales como las /s/, /t/, /r/, /p/; luego las , /bms/, /pert/, /pes/, /esp/, /trm/, /tin//lndr/, /mngl/, etc.
- -- Nivel
gramatical
Veamos
ahora la cartografía de los segmentos del poema. Éstos son alternativamente
alineados a la derecha y a la izquierda, con varios versos en ruptura y con
espacios en blanco que recuerdan alegóricamente las placas tectónicas y los
trastornos del vértigo existencial. Notamos a este nivel un sutil coeficiente
de realismo: cada línea corresponde a una frase tangible y no abstracta
(sustantivo, sujeto, grupo verbal y complementos), con una sintaxis singular
bien elaborada, siendo las subordinadas casi ausentes, la temporalidad, borrosa
y la puntuación, totalmente abolida. Todo ello para que la gramática se adapte
al entorno siniestro descrito y no al revés, es decir, la estructura
semántico-sintáctica "obedece" al ritmo del verso y se pliega a la
grafía abrupta e irregular de las estrofas, para ajustarse al caos de los
terremotos.
- Nivel
léxico-semántico
En
literatura del desastre, el desastre, sea natural o metafísico, es el principal
protagonista de la tragedia humana.
El
archilexema "sismo" (del griego seismós (conmoción, agitación,
sacudida) es pues el protagonista del poema, por estructurar el campo semántico
de todo el texto, exponiendo múltiples sememas y semas que por falta de tiempo
y espacio no es posible exponer aquí. Basta con recordar algunos lexemas como:
pánico, terror, consternación,
desesperación, angustia, pena, grito, depresión, incertidumbre, dolor,
tristeza, sofocación, agonía...
Paralelamente
a este léxico, aparecen cuatro elementos semánticos cuya función corresponde al
anclaje referencial extralingüístico que consiste en ubicar el poema en un
contexto concreto conocido: geográfico
(Helechos, muelles y buques, acantilados y manglares; balcones
cordobeses); histórico (hueca
cimitarra, campos de concentración, nuestro patrimonio cultural de la
nación); mítico (templos griegos y
santuarios, muerte cabalística) y estético,
al aludir el autor al poeta León Felipe.
Así,
el poema, y pese a su condensada narración, abarca un tiempo-espacio que se
extiende desde hic et nunc hasta los albores del sentido.
- --- Nivel
estético
Las
Figuras retóricas son palabras que se utilizan para dar énfasis, belleza y
originalidad a una idea o sentimiento, superando el sentido literal. Realizan
así la experiencia estética que consiste en transportar al lector a una
dimensión irreal donde puede experimentar fuertes emociones y profundos
sentimientos.
El
poema encierra un impresionante cóctel de imágenes y figuras literarias.
Expondré
las más destacadas:
FIGURAS RETÓRICAS
|
FUNCIÓN
EN EL POEMA
|
EL VERSO DONDE
APARECEN
|
METÁFORA
|
Sustitución
de un término real por otro ficticio con el que mantiene una relación de
semejanza
|
los
helechos sígnicos del hambre, (estrofa 1, verso 2 y siguientes); los muelles
de la indignación (…) los acantilados del olvido (estrofa 2, verso 2)
|
ANADIPLOSIS
|
Repetición
del último elemento de un grupo de palabras al principio del grupo siguiente.
|
¿Habrá
alguna muerte más sagrada / más íntima
/ más cabalística / (…)? (E 2, v 4)
|
POLISÍNDETON
|
Repetición
insistente de la misma conjunción
|
el
acento pérfido y atrofiado (E4, V5); los focos estelares y los informes
forenses (4, 16); cosas precarias y gastadas auroras (5,12); seres insalubres
y celosos (6, 3); juglares y turistas (6, 9); candiles y sarcófagos vacíos
(7, 8)
|
PARALELISMO
|
Repetición
de construcciones similares en dos o más versos
|
se
pierden en los muelles de la indignación e irrumpen en los acantilados del
olvido (2, 2 y 3)
|
QUIASMO
FÓNICO
|
Se
emplea una misma estructura sintáctica, pero en orden inverso o cruzado
|
una
música distinta que distinga el tino del tinte (3, 7); ¿Habremos de esculpir
una lengua familiar en que escupamos todos los demonios? (6, V1, 2)
|
HIPÉRBATON
|
Alteración
del orden de las palabras
|
En
este enclave de soledad (8, 7) // trato de abrir esta línea que justifique lo
que escribo (8, 11)
|
ASÍNDETON
|
Supresión
de conjunciones que suele dar impresión de rapidez o viveza
|
Quisiera
ser alfarero del verso / mensajero de la ciudad que surca la costa / divisar
una rima lejana / enajenada / arremeter en los asuntos
locales de la poesía / descubrir nuevos vuelos (3, 1 y sig.)
|
BIMEMBRACIÓN
|
División
de un verso en dos partes; las palabras incluidas en cada parte pertenecen a
la misma categoría gramatical.
|
Aunque
la muerte nos espere al doblar la aceitunada calle (2, 8) … / y los buques hinquen los dientes / en los manglares (2, 12)
|
METONIMIA
|
Sustitución
de un término por otro con el que mantiene una relación de proximidad.
|
Este
poema pudiera ser nuestro patrimonio / cultural / tendría un valor económico
añadido / o al menos un sudor distinto en la frente (6, 4 )
|
PROSOPOPEYA
|
Atribución
de cualidades humanas a seres inanimados
o irracionales
|
pasillos
que sueñan (1, 6); aunque la muerte nos espere (2, 8); …el muelle pronuncia
su gorjeo pagano y los buques hinquen los dientes en los manglares (2, 10);
que el susto haya evaporado la ciudad y colapsado las almas (4, 13); la
angustia toma de rehén a los cuerpos (4, 17)
|
SINÉCDOQUE
|
Se
denomina a una cosa por el nombre de otra, en relación metonímica que pueden
tener
|
los
versículos de León Felipe (2, 13), este poema pudiera ser nuestro patrimonio
cultural (6 , 4);
|
OXÍMORON
|
Contraposición
de dos términos en un mismo sintagma
|
nos
falta el aire que ha colmado / el valle (7, 5); claman contra las
injusticias / con los pies acribillados (7,12); ¿Me absolverían los que
ascienden / inciertos ante la ceguera?
(8, 12)
|
EPÍTETO
|
El
epíteto es el adjetivo que se emplea para atribuirle cualidades al sustantivo
a que acompaña.
|
Testimonios
sísmicos (título); el tacto atroz / el paladar endurecido / por los jaguares
ebrios / la mirada ensangrentada (4, 6 y sig.); el versículo tembladizo / la oración fúnebre (7, 2)
|
HIPÉRBOLE
|
Exageración
del sentido literal.
|
La
pesadilla del siglo, (1, 1); ni los versículos de León Felipe nos pueden
salvar (2, 13); las almas que reencarnan
/ por las esquinas / allende
los focos estelares (4, 14 y sig.)
|
SINESTESIA
|
Consiste en
atribuir una sensación o sentidos a un objeto al cual no le corresponde
convencionalmente.
|
Buscan
el olor de una luz tenue / o el cálido azufre de un infante (5, 4 y sig.); ¿A
qué huelen esas fosas comunes / ese tornasol apagado / esa comitiva fúnebre?
/ ¿A qué sabe ese idioma extinto? (5,
8)
|
PARADOJA
|
Expresa
una contradicción, con intención de enfatizar eso de lo que se habla.
|
Para
vivir aquí / uno se alimenta diariamente
/ de los alambres de púas (4, 1 y sig.); el cuerpo circular de Dios
(7, 1)
|
ZEUGMA
|
Consiste
en la elipsis en una oración de una parte enunciada en otra contigua.
|
La
fría soledad de los pasillos que sueñan / los santuarios / (1, 6) –la oración
omitida es = /Nos desgarra la angustia de …/
|
APÓSTROFE
|
Consiste
en interrumpir el discurso para invocar con vehemencia a seres reales o no.
|
¡Ojalá
escribir sirviera para aspirar al vacío y al olvido!
¡Ojalá
escribir sirviera para (…) librarnos de nosotros mismos! (E 9)
|
CONCLUSIÓN INCONCLUSA
Testimonios sísmicos es un poema que impacta por su
realismo al describir el malestar y el dolor colectivo que provocan los
desastres naturales o existenciales.
En
ambos casos, este doble caos es el espacio de lo siniestro y lo bello donde la
escritura intenta poner orden.
Empresa
lograda con éxito por el lenguaje, al vincular, vía sinécdoque, ambas
categorías: lo bello brilla por la fuerza oculta de lo siniestro y lo
siniestro, impone su tenebrosa naturaleza por la ausencia latente de lo bello.
Así, orden y caos, maldad y bondad, belleza y fealdad, goce y dolor, Eros y
Tanatos se alternan en un baile a la vez escalofriante (calor frío) y placentero
(placer entero).
El
poema nos interpela, por último, por la penetrante reflexión existencial que
hace sobre la función sísmica de la escritura al abordar la eterna dualidad
humana / lo bello versus lo siniestro
/, transportándonos emocionalmente por la sutil e inaudita estructura estética
de sus versos, repletos éstos de imperecederas imágenes e indelebles
sonoridades.
El
carácter catártico del poema invita inteligiblemente a interiorizar esas dos
categorías, (sentimiento de lo bello en su vertiente siniestra y subliminal,
sentimiento de lo siniestro en su vertiente bella y sublime); invita al
silencio y al viaje, más allá del bien y
del mal...
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Almendro, Manuel (2002). Psicología
del Caos. Vitoria-Gasteiz: Editorial “La Llave D.H.”
Bataille, Georges (1959). La
literatura y el mal, trad. Lourdes Munárriz. Madrid: Taurus.
Blanchot, Maurice (1990). La
escritura del desastre, trad. P. de Place. Caracas: Monte Ávila.
Dumoulié, Camille (1996). Nietzsche
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Évelyne Grossman (2006). Antonin Artaud. Un insurgé du corps. Découvertes, Gallimard.
Jacques Derrida, Paule
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Todorov, Tzvetan (1982). Introducción
a la literatura fantástica. México, Premia Editora.
Zizek, Slavoj (2010). El acoso
de las fantasías. Madrid, Siglo XXI Editores.
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