miércoles, 17 de octubre de 2012

LA InV3RsIÓn D3 loS SIGNoS 3N 3L QUIjOT3



LA InV3RsIÓn    
D3  
   loS    SIGNoS     
3N
3L    QUIjOT3





(1 FRAGMENTO 
DE MI TESIS DOCTORAL)


PREÁMBULO
Mi hipótesis de trabajo es: Cervantes escribe tres Quijotes: el oficial  (parodia de la caballería andante); el de Avellaneda, autor anónimo, cuya identidad sigue sin descifrarse  (donde se propone la disquijotización de la novela) y el que yo llamo el negativo, inserto en ambos y del que daré aquí algunos ejemplos.

He utilizado el concepto francés de “interdit” (que significa a la vez prohibido e interdicho, o sea: lo prohibido y censurado por la Santa Inquisición está interdicho entre líneas y detrás de las palabras) para barajar la hipótesis según la cual el Quijote no es comprensible si no se interpretan ciertos aspectos lingüísticos como los anagramas, los juegos  de palabras y los silencios que obran en la novela.
Por razones de tiempo abordaré algunos ejemplos, sin citar las fuentes y teorías en que me inspiré inicialmente, manteniendo solo las notas explicativas de aquéllas, por lo que ruego perdonen la sequedad y la cruel arbitrariedad de esta ponencia que, por recordatorio, di en Rabat en el Encuentro sobre el  IV Centenario de la publicación del Quijote: 


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1. EL QUIJOTE COMO INVITACIÓN AL CARNAVAL DE LOS AVATARES DEL SENTIDO : LAS DOS CARAS DEL Quijote: UNA CÓMICA, LA OTRA, TRÁGICA

                • UN MOMENTO PARA REÍR = CERVANTES EN EL QUIJOTE
                     Hacia el tercer Quijote, el de los anagramas.

Cervantes mismo parece darnos algunas pistas cuando transforma los nombres ordinarios en literarios: Rocinante es  “lo que había sido el caballo cuando fue Rocín, antes de lo que ahora es, que era antes y primero de todos los Rocines del mundo  (I, 1); Dulcinea  era antes Aldonza, nombre con que se insultaba en la época de Cervantes, ya que rimaba con vergüenza (1) y que transforma el autor en Dulzaina, Dulcinea (Dulce Ea= Diosa).
Cervantes sabía muy bien que “en la composición de los anagramas, truéquense las sílabas y letras para formar una nueva y misteriosa significación, en elogio o en vituperio” (2).
En el Prólogo nos habla de /Urganda la desconocida/ pues no es tan desconocida porque en los tres elementos podemos leer: Aldonza versus Dulcinea.
A este simple nivel parece que el autor está teorizando sobre el concepto de anagrama. Urganda, amada de Amadis de Gaula es también Dulcinea, amada de Don Quijote de la Mancha. Urganda es llamada así precisamente por sus frecuentes metamorfosis y avatares, como los anagramas. Verificamos esta hipótesis en el poema mismo escrito en cabo roto para dejar enigmático el enunciado.
Cervantes “permite al texto funcionar como un juego donde cada sintagma remite a otros, según una intención definida” (3)
Utiliza el anagrama como lo define más tarde Derrida: « élément  atomique qui engendre en se divisant, en se greffant et en proliférant » (4).
Y así : « étant donné cinq ou six éléments matériels, le sens changera dans l’espace de quelques minutes si on les donne à combiner » (5).
Pero el ejemplo que da Cervantes de estas metamorfosis lingüísticas es un iceberg  de un territorio anagramático muy complejo que nos lleva a lo que llamo el tercer Quijote.


2. EL QUIJOTE COMO SUBVERSIÓN Y TRANSVALORACIÓN DEL SUJETO.
    LAS TRES FUNCIONES PRAGMÁTICAS DEL ANAGRAMA.

1. El uso de los anagramas como subversión del sujeto.

El título El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha es un puzzle que ha dado lugar a muchas interpretaciones.

           A -El término  /Ingenioso/  fue traducido por Oudin en /Valeroso/ y /Valiente/; por De Rosset en /Temeroso/ y Florían omitió simplemente el vocablo por respeto, porque “ingenioso implicaba en la época una mezcla profunda de delirio, melancolía y discreción, tres elementos de la actitud  quijotesca frente a la realidad: ingenioso (in-genio, sin genio) equivalía pues a ser un desequilibrado” (6)

                 B -/Hidalgo/ y /Don/.

En la Segunda Parte Cervantes sustituye /hidalgo/ por /caballero/. Sabemos que estos dos términos son antagónicos: el primero remite al estamento más bajo de la nobleza (hidalgo= hijo de algo o alguien) y el segundo, al más alto. La nobleza con títulos se repartía en efecto en tres amplios estamentos muy separados por el protocolo, los nobles, los caballeros y los hidalgos. Los títulos como /Don/, /Su excelencia/, /Su alteza/ o /Vuestra Merced/ se otorgaban por leyes muy rígidas o por favores del Monarca.
“La Monarquía, recuerda Rosenblat, tuvo que dictar un par de leyes para regularizar los tratamientos y evitar abusos” (7).
Ahora bien, sabemos que el héroe del Quijote no tiene ninguna razón de llevar el título que ostenta, ni por sus orígenes que desconocemos ni por ley. Es más: el personaje principal de la novela es presentado por Cervantes como un personaje  misterioso y desequilibrado: entra en la historia con la edad de 50 años y no tiene ningún pasado.
Pero la usurpación que hace el héroe de los títulos nobiliarios se atenúa y se agrava a medida que se extiende la descripción… Además de ser llamado /Jinete/ por una prostituta (I, 1), Don Quijote es llamado: Don diablo, Don ladrón, Don bellaco, Don tonto, Don villano, Don harto de ajos, Don putón, Don bacalao, Don vencido, Don molido de palos. El inventario  es voluminoso (8).
Como se ve, con sólo dos vocablos se anulan todos los títulos que ostenta el héroe.

                 C -/Quijote/

Para Nebrija es “sinónimo de armadura femoral” (9). Cubarrubias piensa que es derivado del francés /Gigot=-Cuisse/. Por eso Oudin traduce en /Don Cuissot/, /Don Las nalgas/, abriendo así una isotopía de posesión sexual impetuosa. Cassou traduce en /Don Gigote/, basándose en el lapsus que hace Dorotea cuando dice:”el cual se había de llamar don Azote o don jigote” (I, 32).
Dauzat afirma que /Giguet/ designa a una persona con piernas arqueadas y delgadas, (10), cosa que coincide con la descripción del héroe.
Pero es el mismo Cervantes quien crea a propósito la confusión semiótica cuando intercala los términos /Quijada/ (enorme mandíbula sin dientes), /Quesada/ (enorme pastel de queso) y /Quijano/ (obscenidad si se lee en dos palabras).
Respecto al sufijo -ote, que registra Corominas en su Diccionario Crítico, refiere a sinónimos del miembro viril como Chafalote, Chafarote, Cipote, Ciriote, Garrote y Virote (pp. 187-488, s.), con personificaciones coetáneas como Don Majote (con las variantes Maçote, Mazote o Maxote, Machote), tal vez con raíz en majo, donde Corominas observa, pese a sus dudas sobre el derivado Pijote (o Pichote, Pischote), que todos se asimilan por su acepción erótica o de necedad, de allí el título burlesco de Don Carajo, Don Ciruelo.  En definitiva, /-ote/ presenta este doble valor: por una parte, es aumentativo (gran tamaño o longitud); por otra, es despectivo (necedad, ignorancia o brutalidad): nada que ver con otros tantos ejemplos como amigote, caballerote, etc. Ni que decir tiene que, con el toponímico de la Mancha y la ironía del uso de /Don/, el sufijo logra matizar negativamente el sentido erótico de Don Quijote, pese a que el término estuviera ya lexicalizado y tenga, en realidad, diversas etimologías.
Volvamos a la definición de /Gigote/ o (instinto sexual animal) en este enunciado anagramático: Don Quijote es “el ámparo de las viudas, el matador de las doncellas”, (II, 72) donde podemos anotar todo un vocabulario  censurado: en los verbos /amparar/ y /matar/ leemos: amar/amante, parar/domar/verdugo, atar/violador; matar/desarmar (como en un juego de ajedrez) a viudas y vírgenes. Esta interpretación la corrobora el mismo lapsus de Dorotea que habla de don /azote/ y que Cassou traduce en /Don Ribote/, aunque ambos términos son opuestos, el primero desarrolla una isotopía de poder, virilidad, abuso, temor y el secundo, exceso en comida, bebida y sexo. No hay que olvidar que /Zote/, sin a, significaba en la época de Cervantes /idiota/ e /inculto/ (11)

                   D -/La Mancha/ (del árabe= Al manzah).

Mucho se ha especulado también sobre este sintagma.
Sobre el “origen del nombre de la región de La Mancha”, Corominas aduce que ya en el siglo XIV “se empleaba Manxa como nombre propio y que era conocida por su sequedad” (Ídem, nota 3).
Partiendo de una pista que da Cervantes en (I, 46), cuando el barbero transforma la palabra en manchego y  manchado (el león manchado) y atando cabos biográficos supuse que la /mancha/ se podía escribir con una “m” minúscula (marca, deshonra, suciedad), en oposición a la región geográfica.
Indagué sobre lo que tuvieron que sufrir las minorías religiosas en la época de la Inquisición. Los primeros estatutos de pureza de sangre se votan en 1547, cuando nace precisamente Cervantes. Se prohibía a los conversos acceder a la dignidad eclesiástica y a los cargos importantes. Nace también  el Primer Índice que censura cualquier escrito o libro sospechoso por la Inquisición.
Se hace implícita y satíricamente alusión a ello en la quema  de los libros de Don Quijote. “Dès 1556, escribe Canavaggio, Philippe II avait tenu à montrer qu’orthodoxie religieuse et pureté de sang étaient désormais officiellement associées » (12).
 « La reprobación va a pesar pues sobre el converso sospechoso por su raza. Así nace y se extiende la obsesión de la mancha entre los viejos cristianos que se enorgullecen por no estar contaminados y lo proclaman hasta ante otras naciones vecinas que consideran a España un país mestizado e infectado de marranos y moros” (13).
Pero ¿qué tiene que ver Cervantes con esta mancha?

“Dès 1569, précise Canavaggio, son père certifie que Miguel compte parmi ses descendants; il n’est ni musulman, ni juif ni converti », es decir que  solicita que se le expida un certificado de pureza de sangre que muestre que en su sangre no corre ninguna gota de sangre judía. (14).
Más tarde, al volver a España Cervantes del cautiverio tuvo que invocar ante los tribunales su calidad de hidalgo, reuniendo “15 témoignages qui allèguent sa pureté de sang. Mais, prosigue Canavaggio, nous ne tenons toujours pas de preuves décisives de sa mancha » (15). Es decir : su hidalguía « n’a jamais été établie par lettres patentes et le silence de son père sur ses origines, son refus d’indiquer son propre métier dessinent une pénombre qui trouble l’historien », (16).
La /mancha/ se extenderá rápidamente cuando encarcelan al héroe nacional de la batalla del Lepanto, involucrado en turbias y misteriosas relaciones con gente indeseable que terminan acusándole  de inmoralidad.
Incluso su mujer tiene que defenderse ante el Santo Oficio acusada por el mero hecho de saber leer y escribir porque los cristianos viejos eran incultos. “Elle savait lire et écrire, subraya Canavaggio, ce qui donne à penser qu’elle avait dans les veines quelques gouttes de sang juif” (17.)
Ello explica también por qué le rechazaron a Cervantes, pese a ser un héroe nacional de la guerra del Lepanto, cualquier cargo público importante, incluso su petición de embarcar a las Américas, “busque por acá en qué se le haga merced”, le contestaron evasivamente, enunciado que tradujo admirablemente Canavaggio en “qu’il aille se faire voir ailleurs” (18).
En la boca de Sancho, la ironía es abrumadora: “…creo, firme y verdaderamente en Dios y en todo aquello que tiene y cree la santa Iglesia católica romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy, de los judíos, debían los historiadores tener misericordia de mí, y tratarme bien en sus escritos…”.
Estos acontecimientos dramáticos se proyectan e infiltran en el Quijote de forma implícita para no decir  secreta. Vimos como deja el autor a Don Quijote inmerso en la ambigüedad, el misterio y el anonimato. Todo ello bajo la tangente de una risa corrosiva para despistar y atenuar efectos de sentido.
Por razones obvias suponemos con muchos cervantistas que lo que calla Cervantes en el Quijote (y lo que llamo el inter-dicho, l’inter-dit)) es mucho más importante que lo que dice.
Sabemos que oculta hechos, nombres  y lugares.
El autor mismo reconoce que “…se le den alabanza, no por lo que escribe, sino por lo que ha dejado de escribir”. Y  que “no me maravillo de lo que hablo, pero me espanto de lo que dejo de hablar”. Y Cervantes  parece invitarnos a interpretar cuando dice: “así debe ser mi historia, que tendrá necesidad de comento para entenderla” (II, 3).
Una historia que necesita ser interpretada para no quedarse incomprensible. Interpretar es exteriorizar imágenes y formas implícitas donde el sujeto es reconstruido mediante metáforas.
“La métaphore n’est plus illustration d’un sens premier par un sens second, elle devient instrument à introduire de nouvelles représentations dans le discours, procédé de production de texte » (19)

Según A. Castro, no cabe duda que Cervantes transgredió explícitamente los rígidos parámetros establecidos por el Concilio de Trento, ya que vivía en una época donde oficialmente funcionaba algo sanguinario que se llamaba la inquisición. (20)
Castro demuestra al respecto que Cervantes fue "un gran disimulador, que cubrió de ironía y habilidad opiniones e ideas contrarias a las usuales" (20).
Sabemos que la  gran ofensiva de la iglesia católica en  siglo XVI fue contra el ideal erasmista, del cual Cervantes es por supuesto un comprobado admirador y seguidor.

                 E –Algunos anagramas de menor complejidad.

                    --Maese Nicolás, el barbero de la aldea (I, 1) es un personaje íntegro, razonable  y ejemplar por los consejos que da a  todo el mundo. Nikë en griego significa victorioso por sus virtudes. Sin embargo es llamado más tarde /Niculoso/ (II, 67)= es decir, no tiene ni cola, ni culo ni es oso…, es un individuo castrado, afeminado y disforme e impotente. La cruel ridiculez en que lo deja Cervantes es que sufre tres avatares macabros: de hombre pasa a ser mujer y de mujer a travestí…Pero lo que demuestra la profunda psicología de Cervantes es cuando transforma al barbero en escudero, pegándole una barba postiza, creando así la cuarta metamorfosis que anula definitivamente el ser del barbero para que nadie lo reconociera: “el barbero hizo una gran barba de una cola rucia o roja de buey”, (I, 27), así la sátira alcanza al barbero en su estado físico, psíquico y social.
Es reducido a la nada.
                            --/Catón el censor/
Era conocido históricamente por su autoridad, seriedad y severidad. Pero en la boca de Sancho es pronunciado voluntariamente así: / Catón el zonzo-rino/ (I, 20)= el zonzo (=bestia, idiota, soso, bobo y tonto) que orina  (21).
                          --/Madásima y Elisabad/, su amante, (I, 25), son transformados por Sancho  en /Magímasa y su Abad Ali/. La inversión es doblada por una sustitución (magia y masa, sima y Ali Baba). De alli el sorprendente trueque: en lugar de la imagen de una maravillosa princesa enamorada, tenemos a una mujer bruja gorda y grotesca como un pastel desproporcionado cuyo amante no es sino un falso cura frustrado y acomplejado…
Este procedimiento, aparte de ser cómico, recuerda curiosamente el que utiliza  S. Freud en  Jeux de mots par condensation: Cleopold condensa dos nombres: Cleopatra y Leopold. Freud explica que “L’Europe a malicieusement transformé le nom d’un souverain en Cléopold en raison d’un autre nom d’une dame qu’il connut secrètement, c’est là sans doute une condensation qui, par l’ajout d’une lettre, renouvelait sans cesse l’allusion malicieuse », (22)
                         --/Fierabrás/, el famoso gigante rey de Alejandría, solía curar sus heridas y dolores con un bálsamo que, según la leyenda, remontaba hasta Cristo.
DQ habla con cariño de este remedio (I, 10). En la boca de Sancho, sin embargo, es la “bebida del Feo Blas” (I, 15)…El Bálsamo de Fierabrás se transforma en el /blasfemo del feo Blas/… el feo Blas blasfema como una fiera… Sancho transforma a este legendario personaje en un grosero villano, un curandero blasfemador y su receta es un vulgar y engañoso medicamento…
                         --Dorotea se disfraza en /Micomicona/, reina de un país africano y tiene como objetivo el hacer que vuelva DQ a la aldea. Pero su actitud engañosa es condenada lingüísticamente por Sancho por el anagrama en sí: mi cómica mona, mi mona comilona y meona…
                         --El enunciado /El cómputo de Ptolomeo, el cosmógrafo/ (II, 29) es desmantelado por Sancho y se transforma en:” Con ese puto meón que fue gafe” (II, 30), donde /gafe/, además de otros sentidos disfóricos, remite también a la lepra y la mala suerte…
                            --/Sansón Carrasco/ (II, 2) es el tipo intelectual, diplomático y  diplomado de la famosa universidad de Salamanca. Es descrito como inteligente, listo y realista. Hasta su nombre encierra sabiduría y fuerza física: sams-on (=sol, en árabe) es sinónimo de todas las virtudes del disco solar.
Sin embargo su apellido Carrasco en forma de anagrama da /cara de asco/ y viene a anular todas esas facultades apreciativas. Así, el extraordinario personaje es reducido a un individuo feo, vil y asqueroso…
                          --El cura es explícitamente llamado /caracuriambro/ (I, 1) donde la segunda “r” reemplaza una l para  amortizar la imagen obscena que ofrece el cura. La sátira se complica al ser llamado “docto y graduado en Sigüenza”.
El anagrama es fácil de discernir: Si Güenza abre dos imágenes, la de un zagüen o mono de cola larga y la de un zagüí o un individuo vulgar, sucio e indeseable. Todo ello rima con Sin vergüenza.
                          --Lo mismo ocurre con /Maritornes/, llamada “esta gentil moza (I, 16). María es pronunciado cariñosamente ya que recuerda al personaje bíblico, como sabemos. Sin embargo el anagrama es visible: María-torno, donde “torno” es un instrumento de tortura, ya que “tornar” en aquella época es torturar y es el trabajo del verdugo… María (esta gentil moza) es pues una cruel y criminal mujer-verdugo.
                     --/Leandra/ (I, 51) tiene apenas 16 años cuando es violada y abandonada a su dolor por el malvado Vicente de la Roca.
Sin embargo aquí también se invierten los signos y la víctima se transforma en agresora y el agresor en víctima: el anagrama /Leandra/ es formado por Lea+andro= es decir, estamos ante una leo-na hecha andro=hombre, un hombre/mujer/leona; una licántropo (loba/hombre)… de allí toda una isotopía sexual  criminal predadora…
En cuanto al supuesto violador  /Vicente de la Roca/, leemos: el inocente del Roque, donde “enrocar” en ajedrez es escaparse del peligro, ponerse a la defensa, esconderse en su torre para evitar cualquier agresión.
Pero Leandra lo provoca, lo viola y le da el jaque mate.

Para Foucault “les héros de Cervantes lisent les rapports du monde et du langage et s’emprisonnent sans le savoir dans le monde de la pure représentation » (23).
Para Spitzer « Cervantes toma el lenguaje desde el ángulo del perspectivismo e informa la estructura de la novela en su conjunto” (24).


                • UN MOMENTO PARA LLORAR = EL QUIJOTE EN CERVANTES.

2. El uso de los anagramas como diseminación autobiográfica.
         (Comento las interpretaciones de ciertos autores, completándolas).

                      A -/Zoraida/. De los más de 700 personajes del Quijote, Zoraida es una de las mujeres más enigmáticas y a la vez más descritas con cariño (25)
Tras la batalla del Lepanto, intenta ayudar a liberar a otro misterioso personaje de la novela: /De Viedma/, hecho prisionero en Argel. Ambos logran huir de aquel infierno y regresan a España (I, 37, 25). Zoraida significa en árabe: /Zahra di/ = esta linda flor aquí presente, también es luz y estrella. Muchos autores muestran que fue reina mora por ser amante del Rey marroquí Mulay Abdelmalik (nombre glorioso que lleva con orgullo nuestra Universidad de Martil). Más tarde, se convierte al cristianismo y es llamada Mariem o María. Pero sufre también los avatares de las minorías religiosas.

                     B  -/De Viedma/ es un anagrama que nos habla /De Mi vida/ ya que el personaje recuerda extrañamente al real y verdadero héroe del Lepanto, Miguel de Cervantes.

         - /Saavedra/ = Saav dra’ = msaab f dar’ú= dañado en su brazo.
                                                /bu dra’' msab/= el del brazo dañado.

Creo que Cervantes mantuvo intacto en su memoria este apodo despectivo (msavfdr'u) con que lo nombraron en Argel después del Lepanto y mucho más tarde, a la hora de redactar El Quijote, dejó pistas para que se asociara su apellido a la interpretación árabe, pistas éstas que se enmarcan dentro del uso de los infinitos anagramas con que le gustaba interpelar al lector.

                   B’- Cidi Hamete Benengeli es el narrador principal del Quijote: CHB.
Muchos estudios académicos muestran que él y Cervantes se conocieron.
El anagrama es abrumador.
Ambos autores tienen un símbolo o referente común: el ciervo.

Dos niveles.
El normal que no plantea problemas de interpretación: Cide= señor; Hamete= Ahmed= el  que alaba a Dios; Ben Ali= hijo de Ali.
El enigmático: Benengeli (pronunciado /berenjena/ por Sancho, para desarrollar isotopías eróticas e inmorales) consta de dos sintagmas: Ben Engil significa o "Inyil, en árabe = evangelio= hijo de la Biblia", "hijo del ángel" o "hijo del valioso".  Pero la pista del bereber es más significante: 

= ben+eggil (ciervo en bereber)= hijo+ciervo.
Ahora bien, si consideramos la palabra /Cervantes/, notaremos que consta también de los mismos dos sintagmas:                                      =  ciervo+antes.


De anagrama en anagrama llegamos pues a esto: el Quijote es inventado por dos autores reales: Cervantes y el enigmático Si Hmed BenAli.


Pero ¿fue Si Hmed Ben Ali un personaje real?
¿Quién es este enigmático  Cide Hamete Benengeli?

Conocido como morisco y autor árabe del manuscrito de Don Quijote de La Mancha.
Se han barajado varias hipótesis examinando posibles identificaciones históricas del personaje. En un artículo que tengo colgado aquí, reproduzco una idea que planteé en mi tesis doctoral sobre esas diferentes identificaciones, orientando mis especulaciones hasta hacia el mismísimo Avellaneda.
Pero el que más indagó y profundizó en este tema es el Dr. Ismael El-Outmani, de la Université Mohamed V, de Rabat, en su famoso artículo "El morisco Cide Hamete Bejarano, autor del Quijote". 


El autor deduce que CHB es el mismísimo personaje bereber histórico granadino Ahmad ben Qásim Al-Hayari al-Andalusi, más conocido entre los estudiosos del tema morisco como Afuqqay al-Hayari. Fue traductor oficial de los textos sagrados, embajador ambulante y gran defensor de los expulsados. Afuqqay Al-Hayari era conocido en su época granadina con el apodo "cristiano de Bejarano", anagrama que descifra El Outmani en /berenjena/, partiendo de Béjar (la Primera parte del Quijote fue dedicada al Duque de Béjar). Pero donde la identificación se hace más impactante entre Benengeli y Bejarano es cuando descubrimos que Cervantes y Afuqqay se ven involucrados directamente en el misterioso hallazgo de los manuscritos llamados los  "Libros Plúmbeos" -Ver Google- (= se trata del quinto evangelio= una fusión islám/cristianismo en 22 volúmenes): Afuqqay, alias Si Ahmed, llamado a traducirlos al castellano y Cervantes siguiendo  de cerca las peripecias y las repercusiones de este asunto. 
Si Ahmed y Cervantes compartiendo un enigma que queda aún sin esclarecer.  
¿Fuente de inspiración para Cervantes?
Conclusión del Dr. El-Outmani: "En realidad, una vez establecida la mencionada conexión (bejarana) entre El Quijote y la cuestión morisca a través de los Libros Plúmbeos y el quinto traductor, no ha sido difícil dar  con el significado de "Benengeli" que quiere decir en árabe “hijo de bastardo”, o “hijo de sangre sucia”. Cide Hamete Bejarano era morisco, por lo tanto “hijo de bastardo”; lo que equivale a decir, desde la óptica de Cervantes y de su época, un “cristiano nuevo”.  
Hay que  señalar en este contexto que dentro del antagonismo entre cristianos viejos y cristianos nuevos, existía la creencia de que éstos pertenecían a una "raza bastarda", por descender de Ismael, mientras que aquéllos descendían directamente de Isaac.


VER TAMBIÉN:



                          C- Ahora bien, ¿Qué relación tienen entre sí Avellaneda, CHB y Cervantes? ¿Pueden ser la misma persona?
Como sabéis este autor anónimo escribe otro Quijote para burlarse de Cervantes.
Cervantes en el Quijote dice: “Porque este Avellaneda es como Orbaneja, un pintor que estaba en Úbeda…” (II, 71).
Pero los cervantistas demostraron que este pintor no tiene nada que ver con Avellaneda. (37)
Empezaron a especular y a barajar otros nombres (36): Fr. Vindel piensa que Avellaneda es Alonso de Ledesma: enemigo mortal de Cervantes (26); J. G. Soriano cree que es Alonso del Castillo Solórzano (27); Clemencín lo relaciona con el nombre del bisabuelo del autor (40); Pellicer: piensa que es Fray Luis Alíaga; Astrana Marín: Alonso Laureles  o  Antonio de Sigura; Rodríguez Marín: Juan Blanco de Paz, del  Santo Oficio; Ramón Díaz Solíz: Tirso de Molina; Martin de Ríquer: Gerónimo de Pasamonte (el Ginés de Pasamonte en el Quijote, (28)

“Causa admiración, subraya Cervantes, ver 2 Quijotes y 2 Sanchos a un mismo tiempo, tan conformes en los nombres como diferentes en las acciones, (II, 72).

“He tomado por medio, dice Avellaneda, en su Prólogo, entremesear la presente comedia con la simplicidad de Sancho Panza, huyendo de ofender a nadie ni de hacer ostentación de sinónimos voluntarios, si bien pudiera hacer lo segundo y mal lo primero”.
Queda mucho por descubrir sobre la identidad de este individuo.
El caso Avellaneda es digno de ser resuelto por Hércules Poirot.
Pero los cervantistas no se fijaron en el extraño anagrama que encierran estas dos palabras /Orbaneja de Úbeda/  en:
“Porque este señor (Avellaneda) es como Orbaneja, un pintor que estaba en Úbeda…” (II, 71), donde podemos leer en anagrama tres niveles de pistas:

1. Avellaneda= abea neda / (había nada) = personaje ficticio.
2. Orbaneja=  /b e r e n g e na/ o Benengeli  puesto en la boca de Sancho;
3. Orbaneja se lee también como = obra ajena, enajenada, =  /nada había/ o habia nada…. Las tres pistas apuntan en dirección de Cervantes.  

Antes de morir DQ suplica al cura y a Sansón Carrasco que, si descubren a Avellaneda, le pidan perdón “por la ocasión que le he dado para escribir tantos y tan grandes disparates como en ella escribe”….
Vemos que el libro firmado por Avellaneda es falso solamente desde el punto de vista de Don Quijote y no  de Cervantes. Por eso cabe preguntarnos:  ¿Quién ha muerto? : ¿DQ o Cervantes?


3. El uso de los anagramas como ocultación del texto.
                 Expongo tres ejes =   Ambigüedad, perspectivismo y anonimato.
                                                 (60% del contenido de la novela)

Algunos ejemplos de ambigüedad=
                   -« Yo te digo, Sancho amigo, que son borricos, o al menos, a mí tales me parecen”; Don Vicente se llama, o al menos, así se llamaba hace dos horas” (II,60)
                -“Eso que a ti te parece bacía de barbero, a mí me pareció yelmo de Mambrino y a otro le parecerá otra cosa” (I, 45).
                  -El ama de Don Quijote no lleva ni nombre ni apellido. Nada sabemos sobre ella. Sin embargo es la que se ocupa de aspectos más graves de la novela: la quema de los libros de Don Quijote (I,6), la instigadora directa de la locura de éste, la responsable de las disputas entre Sancho y su amo y al final la administradora de los bienes de DQ, (II, 73).
               -Tampoco sabemos algo sobre la sobrina de DQ cuyo nombre es revelado al final, pero sólo para ridiculizarla.
                -El narrador principal de la novela, su personaje clave (35), Cide Hamete Benengeli (CHB), es envuelto en una inmensa capa de niebla, junto con los demás narradores.
              -El Quijote carece de autor y de narrador: “Los autores de este caso escriben que...” (I, 1). El narrador de los 8 primeros capítulos no es nombrado. CHB aparece en el capítulo 9 luego desaparece en el 28 para reaparecer al final. Todos ocultan “la fuente” del manuscrito arábigo.

El editor es también anónimo. Aparece para condenar la fidelidad  supuesta del traductor: “en todo esto, afirma, no guarda ninguna puntualidad” (II, 60). Hasta los mismos personajes ponen en tela de juicio la versión de aquellos. “En esto, constata Sancho, anda errada esta historia” (II, 3); “Ahora digo, afirma DQ, que no ha sido sabio el autor de esta historia, sino algún ignorante hablador”; “Digo que dicen que dejó escrito el autor que… (II, 12); cuentan que, (II, 44) 71.; ¿qué se dirá en la cuarta parte de esta narración? Que en este punto dio fin a la tercera parte de la narración el sabio y astuto historiador CHB, (I, 27)
                   -El verbo /parecer/ se repite 923 veces; en cambio, /verdad/, solo 443 veces.
                    -El texto queda en muchos pasajes huérfano y anónimo:
“Llegando a escribir el traductor este capítulo, dice que le tiene por apócrifo, porque en él habla Sancho con otro estilo del que se podía prometer de su corto genio, y dice cosas tan sutiles que no quiso el traductor traducirlas por cumplir con lo que a su oficio debía. (II, 5).
                -“Aquí pinta el autor todas las circunstancias de la casa de don Diego, pero el traductor de esta historia le pareció pasar muchas semejanzas en silencio...”
                 -“Dicen que en el propio original de esta historia se lee que llegando CHB a escribir este capítulo, no lo tradujo su intérprete como él lo había escrito y que fue un modo de queja que tuvo el moro de sí mismo.”(II, 44)
                   -“Autores hay que dicen...otros dicen que…pero lo que yo he podido averiguar en este caso y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha…” (I, 2)
                 -“Si a esta historia se le puede poner alguna objeción acerca de su verdad, no podrá ser otra sino haber sido su autor arábigo, siendo muy propio de los de aquella nación ser mentirosos”, (I, 9)
                   -“Real y verdaderamente, exclama el editor, emocionado, todos los que gustan de semejantes historias como ésta deben de mostrarse agradecidos a CHB, su autor primero, por la curiosidad que tuvo de contarnos los mínimos detalles  de ella, sin dejar cosa, por menuda que fuese, que no la sacase a luz distintamente: pinta los pensamientos, descubre las imaginaciones, responde a las tácitas, aclara las dudas, resuelve los argumentos, manifiesta los átomos del más curioso deseo, ¡OH, autor celebérrimo! Puntualísimo escudriñador de los átomos de esta historia”, (II.50, II, 40).

  4. Los silencios más problemáticos del Quijote.

“El mismo silencio daba silencio a sí mismo” (II, 69)
“La misma conciencia daba voces callando” (I, 36).
En el silencio absoluto, las susurradas palabras del caballero… (I, 16)
Dios me entiende, y no digo más (II, 1)
Sancho no podía descoser la boca ni hablar palabra (I, 47)
Sin osar despegar los labios (II, 10)
Sin decir otra cosa, todo sepultado en silencio, (II, 53)
No respondía palabra, (II, 12)
El silencio semejaba un cementerio (II, 18)
Guardaron todos  silencio, (II, 68)
Y con todo esto nos hemos de coser la boca, sin osar decir lo que el  hombre tiene en su corazón, como si fuera mudo (I, 25)
El silencio fue allí el que habló por los dos amantes (II, 65)
Se quedaron mudos y suspensos, casi sin saber lo que les había ocurrido.

                    -La Monarquía y la alta sociedad quedan secuestradas en el anonimato y el silencio.
El Rey (II, 1) y el Virrey (II, 63) no llevan nombres, tampoco da Cervantes identidad al Duque y a la Duquesa 70. Pero lo que más nos sorprende de esta obra es el silencio y la implícita critica  corrosiva que hace de los eclesiásticos. El autor parece decidido a no nombrarlos. Es más: de la Iglesia, el estado más religioso de toda Europa (a 100% católico) y  teniendo en cuenta que hay más de 700 personajes en la novela, sólo encontramos curiosamente a los frailes de la orden de San Benito I,8; un eclesiástico II,35, un arzobispo II,1 y un  canónigo I,35. Ninguno lleva nombre.
Es más: el sintagma /católico/ aparece sólo 24 veces en la novela, mientras que el verbo  /dudar/ lo hace 222 veces, el sustantivo /nada/ 166 (29).
Ahora bien lo que más sorprende es la ocupación de estos religiosos: sólo leen novelas de ficción y se disfrazan…Y todos son maltratados y despreciados directa o indirectamente  por DQ.

He barajado la hipótesis de que El Quijote es un juego de ajedrez con un lector ideal. Cervantes sabe despistar al Santo Oficio para comunicar con el lector. El juego es interactivo, muy organizado y complicado.
¿Cómo logra desorientar la censura? Haciendo de un tema anacrónico e insignificante (La caballería andante) el eje de la novela, intercalando numerosas novelas, sembrando anagramas, dudas y confusiones. Por eso muchos enunciados de alta gravedad escapan al control despiadado de la Inquisición.
Incluso los pasajes que se censuran forman parte del amplio juego del despiste, como el que condena el Índice expurgatorio del cardenal Zapata cuyo decreto se lee en la página 905 del mismo:
“Miguel de Cervantes Saavedra. Segunda Parte del Quijote, capítulo 36, orden de borrar: Las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito ni valen nada.” Cervantes alude más o menos implícitamente al erasmismo para intercalar otros enunciados más críticos y contrarios al Santo Oficio.
“Su crítica, constata A. castro, es indirecta, alusiva y elusiva, sólo captable por quien se ponga a tono con el latir de la obra. Ciertos escritores se sienten situados sobre un suelo firme, sin sentirse estorbados por el mundo. Así poetizaron Lope de Vega y Goethe, seguros de su vía artística. Para Cervantes, el desde donde y el en donde eran tan problemáticos como el hacia donde” (31)
Quien conozca las condiciones en que se vive bajo regímenes en donde la sinceridad pude llevar a la tortura o a la muerte, tiene obligación de matizar sus opiniones. (32)

  5. ALGUNOS EJEMPLOS QUE BURLARON LA CENSURA.

-Con la Iglesia hemos topado… (II, 9)
-Llegué a Alemania, y allí, me pareció que se podía vivir con más libertad, porque en la mayor parte de ella se vive con libertad de conciencia, (II, 54).
“MAS quiero acostar a la sombra de una encina y arroparme en mi zamarro en libertad, que con la sujeción del gobierno entre sábanas de Holanda. (II, 53).
Dichosa edad…Todo era paz, amistad, concordia. La justicia se estaba en sus propios términos…Y ahora: en estos nuestros detestables siglos. (I, 11).
Sancho, quiero que aquí a mi lado te sientes y que seas una misma cosa conmigo, que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere. (I, 11)


Conclusión

El Quijote NO es una propiedad exclusivamente española o de un individuo.
El Quijote, justo después de ser censurado por la Inquisición, "emigró" a Europa y América donde impactó y marcó a grandes genios de las letras, quienes mejor lo interpretaron y comprendieron su valor trascendental. El libro "vuelve" a España tras casi tres siglos de ausencia, esa larga ausencia en la que Occidente lo adoptó, analizó, divulgó y programó como obra maestra de arte en las mentes universitarias. Señal muy simbólica. El impacto fue pues más duradero y más profundo fuera que dentro de España. Y ello fue gracias a las traducciones que arrancaron justo después de esa injusta censura. Y todo el mundo sabe que después de la Biblia, no hay otro libro en el mundo tantas veces editado, traducido y comentado.
Ahora bien, como suele ocurrir con la lectura de las grandes obras, uno entiende lo que le permite su grado de inteligencia, formación y cultura. Los contemporáneos de Cervantes se rieron a carcajadas; tras la censura, en Europa los intelectuales se quedaron perplejos al descubrir los profundos temas existenciales y filosóficos que encierra la obra; muchos perdieron la sonrisa, otros lloraron; algunos intelectuales españoles del siglo XX corroboraron aquellas interpretaciones e intentaron colmar esa ausencia y lo lograron estupendamente... pero como ya dije, uno, según su nivel, puede defender a ciegas un prejuicio de lectura durante toda su vida...

Avalle-Arce: la inmensa mayoría de nosotros somos quijotes fracasados ya que nuestros pobres proyectos de vida se dejan imponer por las circunstancias…El loco que nos divirtió y del que nos reíamos de tan buena gana, era nuestro doble: éramos nosotros mismos. (34)
DQ es el héroe de lo Mismo, todo su ser no es otra cosa que lenguaje, historia ya transcrita…palabras entrecruzadas que pertenecen a la escritura errante por el mundo, Foucault, (35)



Notas.

1.  G. Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, p. 172.
2. B. Gracián, "Agudeza y arte de Ingenio", cité par Rosenblat in La lengua del Quijote, Madrid, Gredos, 1978, p. 46.
3. Ibid. p. 51.
4. « De la dissémination », Critique, 261 et 262, Paris, Minuit, 1969, p. 113.
5. Avalle-Arce, « La sémiologie de la narrativité chez Saussure, Essais de la théorie du texte, Paris, Galilée, 1973.
6. b. Gracián, in Rosenblat, op.cit., p. 160.
7. op.cit. p. 183.
8. G. Correas. Op.cit. p. 185
9. Diccionario de la lengua española de la RAE, 18e Edi. Madrid, 1958.
10. Dauzat, Dictionnaire étymologique des noms de famille de France, Paris, Larousse, 1951, p. 292.
11. G. Correas, op.cit., 1627, Ed. Barcelona, 1976, 623.
12-18, J. Canavaggio, Cervantes, Paris. Gallimard, 1987. pp. 20, 21, 45, 56, 27, 29, 105, 174, 147.
19. L. Jenny, " La surréalité et se signes narratifs ", Poétiques, 16, 1973, p. 511.
20. A. Castro,  El pensamiento de Cervantes, Barcelona, 1972, p. 21.
21.  Dic. Op. Cit. pp. 571 y 591.
22. S. Freud, Le mot d’esprit et ses rapports avec l’inconscient, Paris, Gallimard, 1969, p. 189.
23. M: Foucault, Les Mots et les Choses, Paris, Gallimard, 1969, p. 313.
24. op.cit, p. 134.
25. O. Asín, La hija de HAjí Morato en la obra de Cervantes, Madrid, Aguirre, 1948.
26. Cité par S. de Robles, Ensayo de diccionario de la literatura, Madrid, Aguilar, 1964, p. 128.
27. op.cit. pp. 203 y 266.
28. Riquer, Martín de. Cervantes, Pasamonte y Avellaneda. Barcelona: Sirmio, 1988.
29. Rosenblat, op.cit. p. 346.
30, 31. A. Castro, op.cit. p. 122
32. Ibid.
33. Lo Ré, A.G. "The three deaths of Don Quixote: Comments in Favor of the Romantic Critical Approach". Bulletin of the Cervantes Society of America. Volume 9, No. 2 (Fall 1989): 21-41.
34. Avalle-Arce, op.cit. p. 121.
35. M. Foucault, op.cit. p. 132.
36. S. Gilman, "Los inquisidores literarios de Cervantes", Actos del tercer congreso literario de hispanistas. México, 1970, pp. 3-25.
37. El Quijote de Avellaneda aparece en Tarragona, Tordesillas. Novela adaptada por Le Sage en 1704. 
38. U. Eco, « Sémantique de la métaphore », Tel Quel, 55, Paris, 1973. CF, aussi : L. Jenny, "La surréalité et ses signes narratifs", Poétiques, 16, 1973, p. 511.
40. Clemencín identifica al duque y a la duquesa como siendo Don Carlos de Borja y Doña Luisa de Aragón, ambos duques de Villahermosa, op.cit.



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