CONFIGURACIÓN ALITERARIA DEL YO POÉTICO



CONFIGURACIÓN ALITERARIA DEL YO

EN LA POESÍA DE

A. TARANCÓN, A TAZI Y JOSÉ SARRIA

 

 

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Muestra del

CAPÍTULO IV (resumen)

 

Comparación entre los tres poemarios  (p. 224)

 

Este tipo de comparación es un ejercicio crítico que permite desentrañar las similitudes y diferencias entre las obras de distintos autores o incluso dentro de la producción de un mismo autor.

 En este análisis, abordaré los tres poemarios estudiados desde la perspectiva de su relación con la aliteratura, entendida como una práctica poética que se aparta de las convenciones literarias tradicionales, con el fin de explorar nuevas formas expresivas. Me centraré, por ser breve, en dos aspectos fundamentales: los elementos comunes que los vinculan a esta tendencia y las diferencias específicas que configuran sus particularidades estéticas.


A. RASGOS ALITERARIOS EN CADA POEMARIO

 

         1. En la poesía de A. Tarancón prevalecen los siguientes rasgos:

Ejemplo 1. Descripción hiperdetallada: la atención a los detalles y la descripción minuciosa de objetos y entornos son fundamentales. EN su obra se observa cómo la poeta se detiene a describir simples objetos cotidianos, como una calle, un camino, no solo en su forma, sino también en su historia, su uso y su significado en la vida de las personas. Esta obsesión por el detalle transforma lo trivial en algo significativo, una característica distintiva de la 'aliteratura'.

Ejemplo 2. Naturaleza y paisajes: La descripción de paisajes, que a menudo se asocia con la pintura, es un elemento común en este poemario. En Tarancón, las imágenes de la naturaleza se entrelazan, evocando una experiencia visual que recuerda a obras pictóricas. Estos elementos ecfrásticos no solo enriquecen la experiencia del lector, sino que también establecen conexiones con otras formas de arte, ampliando el significado y la interpretación de la poesía.

Ejemplo 3. Referencias a obras de arte: la poeta hace alusión a pinturas, esculturas o fotografías en sus poemas, lo que enriquece el texto literario con una dimensión visual.

Ejemplo 4. Desafío de convenciones: La aliteratura desafía las normas y convenciones de la poesía, cuestionando lo que se considera "poético". Esto incluye la experimentación con la forma del verso libre y el lenguaje metafórico del contenido, lo que lleva a una reevaluación de lo que constituye la poesía y cómo se puede definir.

Ejemplo 5. La voz del poeta: En Tarancón, la aliteratura se centra en el Yo poético y su subjetividad, al reflexionar sobre la identidad y su relación con el texto, planteando la cuestión de cómo la experiencia personal y la perspectiva universal influyen en la creación poética.

Ejemplo 6. Efectos emocionales: la poeta se preocupa por provocar emociones específicas en el lector a través del uso de imágenes, sonidos y ritmos, como la aliteración suave y melódica para evocar calma y serenidad, o consonantes duras para provocar tensión o agitación.

Ejemplo 7. Reflexividad: La aliteratura es autorreflexiva, cuestionando su propia naturaleza y el proceso de creación artística. En su poemario, Tarancón aborda la singular experiencia de escribir poesía, reflexionando sobre el papel del poeta en la sociedad e invitando a una discusión sobre la función de la literatura.

Concretamente, en "Almizcle y Sándalo", la poeta expone una exploración intensa y refinada del deseo y sus múltiples manifestaciones, tratado desde un enfoque semiológico donde el signo poético se convierte en vehículo de una intimidad radical. El eje vertebrador de este poema es el deseo y su enunciación, no solo como pulsión vital, sino como construcción discursiva. El espacio íntimo que se abre en los poemas es a la vez refugio y escenario de una subjetividad deseante, en un juego continuo entre alteridad e identidad.

En esta cartografía del deseo, el yo poético se presenta escindido entre la plenitud amorosa y la búsqueda perpetua. La trayectoria va desde un amor idealizado, casi platónico, hasta la exaltación explícita del acto erótico, descrito con un nivel de detalles inusitados que roza lo antropológico. Este nivel de descripción transforma cada gesto y cada objeto en símbolo; el encuentro, el beso, el sendero, un mueble cualquiera, se convierten en signos densos de significado, reconfigurando la trivialidad en experiencia estética. El desglose minucioso del acto erótico adquiere una temporalidad propia: in situ, a cámara lenta, elevando lo cotidiano a lo ceremonial.

 

La otra cara del deseo es, inevitablemente, el desamor. La autora no esquiva el componente disfórico del deseo frustrado, cruzando así el territorio de la plenitud erótica con el dolor del desencuentro, donde se impone el conflicto entre Eros y Tánatos. La osmosis entre deseo y naturaleza refuerza esta tensión: paisajes, flores y aromas envuelven el acto amoroso en una atmósfera sensual que recuerda al tratamiento pictórico del cuerpo y el entorno en la tradición cristiana y grecolatina.

 

Esta relación entre lo textual y lo visual (destacada por la écfrasis) es uno de los rasgos aliterarios más destacados del poemario. Tarancón construye sus versos como cuadros verbales, utilizando las palabras no solo para narrar, sino para pintar. El paisaje descrito no es decorado, sino proyección simbólica del Yo poético. Además, la poeta inserta con frecuencia referencias explícitas a obras de arte plástico, esculturas o pinturas, generando así un diálogo interartístico que expande el sentido del poema más allá del texto. Esta interrelación convierte la experiencia poética en un fenómeno híbrido, propio de lo que la crítica define como aliteratura: un territorio intermedio donde la poesía se contamina voluntariamente de otras artes.

 

La forma en "Almizcle y Sándalo" refuerza este proyecto estético. A nivel fónico, se percibe una predilección por versos isométricos, especialmente ternarios dactílicos, que imprimen al texto una musicalidad suave, acompasada con la sensualidad temática. Las rimas invisibles, perceptibles más por el oído que por la vista, refuerzan ese carácter envolvente. El uso calculado de aliteraciones genera efectos emocionales específicos, desde la calma hasta la tensión, según el desarrollo semántico de cada poema.

 

Uno de los aspectos más innovadores del poemario es su actitud reflexiva sobre la propia práctica poética. Tarancón no escribe solo sobre el deseo, sino que escribe sobre el hecho de escribir el deseo. La poeta se interroga sobre el lenguaje, sobre la función del poema, e incluso sobre el papel del poeta en el contexto cultural contemporáneo. Esta autorreflexión es también una marca distintiva de lo aliterario, que cuestiona permanentemente los límites y posibilidades de la creación artística.

 

Por último, cabe destacar que, a diferencia del pesimismo existencial baudelairiano, en el poemario se impone una visión constructiva: la pasión por la poesía deviene sublimación del Eros, y la búsqueda de libertad interior aparece como meta suprema. La presencia del universo grecolatino refuerza esta aspiración clásica a la belleza, a la armonía, al equilibrio entre cuerpo, palabra y naturaleza.

 

En definitiva, "Almizcle y Sándalo" se instala con fuerza en el espacio de la aliteratura, fusionando lo poético con lo visual, lo erótico con lo reflexivo, el lenguaje con la imagen, y convirtiendo cada poema en una pieza autónoma, pero vinculada a un proyecto estético mayor.

 

         2. En la poesía de A. Tazi prevalecen los siguientes rasgos:

Ejemplo 1. Interioridad: La aliteratura se centra en la interioridad de los personajes. Tazi es sensible a los pensamientos y sentimientos de cada uno, donde la narración se adentra en sus mentes y emociones. Este enfoque permite explorar la complejidad de la experiencia humana, un aspecto que resuena con la búsqueda de la "aliteratura" por una representación más rica y profunda de la realidad.

 

Ejemplo 2. Transgresión de límites: La aliteratura suele desafiar y traspasar las fronteras entre géneros y disciplinas artísticas. El poema de Tazi incorpora elementos teatrales, como acotaciones, monólogos y polifonías, que rompen el esquema tradicional de escritura. Estos componentes escénicos añaden una dimensión performativa a la poesía.

 

Ejemplo 3. Fragmentación: La estructura de la aliteratura es fragmentada y no lineal, lo que refleja la complejidad de la experiencia humana. Esta forma 'agramática' de presentar imágenes y escenas dispares, sin un hilo narrativo claro, representa la naturaleza caótica de la vida misma.

 

Ejemplo 4. Subjetividad: La aliteratura frecuentemente refleja la experiencia personal del autor, abriendo un espacio para la subjetividad. En Tazi, la descripción de paisajes naturales o relaciones sociales está impregnada de las emociones del poeta, como nostalgia o alegría, conectando con el lector a un nivel emocional.

 

Ejemplo 5. Intertextualidad: La inclusión de referencias a personajes históricos o a otras obras literarias enriquece el poema. En Tazi, hay numerosas alusiones a la historia y la literatura (se habla de hipograma), creando un diálogo entre diversos textos y contextos, añadiendo capas de significado al texto poético.

 

Ejemplo 6. Metapoesía: La poesía a menudo incluye poemas que reflexionan sobre la propia poesía. Tazi explora este proceso creativo, la inspiración, el rol del poeta y la función del lector. Al hacerlo, invita a pensar sobre qué es la poesía, cuál es su propósito y cómo se relaciona con la experiencia humana, desde la expresión de emociones hasta la crítica social o política. Esto lleva a una reflexión acerca del poder de poetizar para provocar cambios y su relevancia en diferentes contextos históricos y culturales. Este aspecto de agramaticalidad en Tazi ofrece un espacio para que la poesía se analice a sí misma, invitando a los lectores y creadores a cuestionar su esencia, su forma y su impacto en el mundo.

 

Concretamente, la poesía de A. Tazi —por ubicarse en un amplio espacio de reflexión crítica— convoca una lectura aliteraria singular (aunque el poema esté abierto a otras interpretaciones), la cual despliega el modelo teórico de Michel Riffaterre, estableciendo un recorrido que articula la agramaticalidad y el hipograma como ejes centrales del análisis. Esta estructura hermenéutica y heurística permite no solo comprender el contenido explícito del poema, sino también desentrañar las capas ocultas de significado que operan en niveles profundos.

 

Desde la perspectiva heurística, el poema se analiza en su configuración formal y semántica, con atención detallada al nivel métrico, fónico, morfosintáctico, semántico y estilístico. Esta aproximación revela cómo la obra del poeta articula sus sentidos a partir de una composición donde la forma no solo acompaña a la expresión, sino que también funciona como un vehículo generador de significado. La presencia de agramaticalidades —desviaciones deliberadas de la norma lingüística— desafía al lector a reconocer en lo aparentemente caótico una lógica poética interna, donde la oblicuidad semántica multiplica interpretaciones y enriquece la experiencia estética.

 

En este contexto, la poesía de Tazi destaca por su fuerte carga subjetiva e interior, que no se limita a una simple confesión, sino que penetra en la complejidad emocional de los sujetos poéticos. La exploración de la mente y los sentimientos articula una experiencia humana intensa y polifónica, que se refleja en la estructura fragmentada y no lineal del texto. Esta fragmentación refleja el carácter caótico y multifacético de la realidad, y a su vez, constituye un rasgo esencial de la aliteratura: un reto a las formas tradicionales y lineales de la narrativa poética.

 

Además, el poema incorpora elementos propios del teatro (como ya se mencionó) que contribuyen a una dimensión performativa. Esta transgresión de géneros y disciplinas demuestra cómo la aliteratura no se limita a la palabra escrita, sino que busca expandirse hacia espacios donde la poesía se vive, se actúa y se escucha, enriqueciendo así la experiencia del lector y espectador.

 

Otra característica clave es la intertextualidad que atraviesa el poema, manifestada en constantes referencias a mitos, historia y literatura clásica. El uso del hipograma, como recurso que alude a textos previos o matrices culturales, crea un diálogo entre el presente poético y las tradiciones literarias, añadiendo profundidad y múltiples niveles de interpretación.

 

Finalmente, el texto de Tazi adopta una postura metapoética que invita a reflexionar sobre la propia naturaleza de la poesía. Tazi analiza el proceso creativo, la función social del poeta y la interacción con la audiencia, proponiendo una poesía que se piensa a sí misma y que, mediante esa reflexión, busca ampliar su impacto, tanto estético como político y cultural. Este ejercicio autorreflexivo constituye, sin duda, un rasgo distintivo de la aliteratura, que no solo se dedica a producir textos, sino que también cuestiona sus propios límites, funciones y posibilidades.

 

En síntesis, la obra de A. Tazi presenta un corpus poético que desafía convenciones, combina géneros y ofrece una experiencia literaria rica en subjetividad, fragmentación, juego lingüístico y diálogo intertextual, consolidándose como un claro exponente de la aliteratura contemporánea.

 

         3. En la poesía de Sarria prevalecen los siguientes rasgos:

Ejemplo 1. La estructura narrativa no lineal: Es un rasgo característico de la aliteratura en ruptura con la narrativa lineal clásica. En Sarria, la narración no se desarrolla de manera cronológica; en lugar de ello, el poeta presenta fragmentos de experiencias y percepciones que el lector debe ensamblar mientras lee e interpreta la totalidad del poemario. Esta forma de expresión invita a una lectura interactiva, donde el lector se convierte en un co-creador del poema, un principio fundamental del 'nouveau roman'.

Ejemplo 2. La ambigüedad y la ambivalencia: La aliteratura a menudo juega con estos componentes. En Sarria, los personajes descritos con sus motivaciones (el narrador, en particular) no son claros ni unidimensionales. Los poemas se exponen de tal manera que el lector se enfrenta a múltiples interpretaciones y significados, reflejando la complejidad de la vida real. Esta ambigüedad es un sello distintivo del 'nouveau roman' y de la aliteratura, que se aleja de las resoluciones fáciles y de los finales felices. Para lograrlo, el poeta utiliza metáforas ambiguas que evocan tanto la sensación de amor/desamor como de salvación/pérdida, permitiendo al lector elegir su propia interpretación.

Ejemplo 3. Elementos musicales: La musicalidad del lenguaje es fundamental en la poesía. En su amplia producción poética, Sarria suele utilizar ritmos y sonoridades que evocan la música, creando una experiencia sensorial que trasciende la mera lectura.

Ejemplo 4. Cinematografía y narrativa visual: Sarria emplea técnicas que recuerdan a la narrativa visual del cine, utilizando descripciones vívidas y secuencias que evocan escenas cinematográficas, con imágenes que fluyen como una película, creando una atmósfera específica.

Ejemplo 5. La relación con el lector: La aliteratura también examina cómo la poesía se relaciona con el lector. Vimos cómo el poeta incluye reflexiones sobre la interpretación, la recepción y el impacto emocional de la poesía, así como la responsabilidad del lector en la construcción de significados. Para establecer un vínculo especial y activo entre el texto y el lector, el autor plantea preguntas retóricas o desafíos al lector, invitándolo a participar en la interpretación.

 

La temática gira en torno a la corporeidad entendida como campo fenomenal, donde la memoria no es una simple acumulación de hechos, sino una construcción viva y encarnada que se entrelaza con la percepción actual. El cuerpo aparece como un espacio dinámico y sintiente, cargado de erotismo, tacto y pasión, que se despliega en acciones orientadas y significativas, ampliando su función hacia un lenguaje propio que comunica y extiende la experiencia perceptiva.

 

Concretamente, el poemario se fundamenta en una exploración profunda del cuerpo y la percepción desde la perspectiva fenomenológica de Maurice Merleau-Ponty, articulando una mirada que desafía la comprensión tradicional del sujeto y su relación con el mundo. Aquí la poesía se convierte así en un espacio donde el cuerpo no es solo un objeto, sino el medio primordial de la experiencia, la sensación y la apertura al entorno.

 

Una dimensión esencial del poemario es la intersubjetividad: el cuerpo en relación con el Otro se manifiesta en una experiencia compartida, donde el ser-para-sí se entreteje con el ser-en-el-mundo. Esta correlación cuestiona la idea cartesiana de un cogito aislado y autónomo, proponiendo en cambio un yo encarnado, vulnerable, temporal y libre en su corporalidad. En este sentido, el poemario no solo medita sobre la corporalidad, sino que reflexiona sobre la libertad y la derrota, temáticas que atraviesan la tradición occidental, resignificándolas en el ámbito poético.

 

La musicalidad del lenguaje juega un papel fundamental en el poemario, donde ritmos y sonoridades evocan una experiencia sensorial que va más allá de lo conceptual, transportando al lector hacia una vivencia auditiva. Asimismo, la influencia de la narrativa visual y cinematográfica se manifiesta en las descripciones vívidas y en las secuencias que fluyen como imágenes en movimiento, creando una atmósfera que dialoga directamente con la percepción fenomenológica del cuerpo y el mundo.

 

Finalmente, el autor establece una relación especial con el lector, invitándolo a participar activamente en la construcción del poema mediante preguntas retóricas y desafíos interpretativos. Este vínculo fortalece la idea de la poesía como un acto compartido y una experiencia de comunicación profunda, donde el otro no es un receptor pasivo, sino un interlocutor comprometido.

 

En suma, la poesía de Sarria encarna los principios de la aliteratura a través de una estructura fragmentaria, la ambigüedad, la musicalidad, la visualidad cinematográfica y una relación dialógica con el lector. Su enfoque fenomenológico sobre el cuerpo y la percepción constituye un aporte significativo a la literatura contemporánea, ampliando los límites de la experiencia poética y la comprensión del ser.

 

B. SIMILITUDES Y DIVERGENCIAS

 

          1. Similitudes

 

     * Elementos comunes de aliteratura. Los tres poemarios comparten un impulso aliterario, visible en su voluntad de transgredir los cánones formales y temáticos del discurso poético convencional. La experimentación con el lenguaje y la estructura se manifiesta tanto en la ruptura gramatical de la sintaxis (como en Tazi) como en la fragmentación lírica (como en Sarria) o en el carácter introspectivo y sensual o la proyección íntima de una subjetividad singular, como en Tarancón. Esta búsqueda de innovación formal se acompaña de una originalidad que desborda el marco de la literatura normativa, proyectando lo íntimo hacia una experiencia estética abierta a nuevas formas de sentido. La intertextualidad, igualmente presente en los tres casos, funciona como puente entre tradiciones y propuestas individuales, estableciendo un diálogo que excede los límites de la obra particular para inscribirse en un horizonte cultural más amplio.

 

    * Temas recurrentes. Pese a sus diferencias de estilo, temática y enfoque teórico implicado, los tres poemarios abordan problemáticas universales desde ópticas singulares: Tarancón explora el deseo y sus contradicciones (amor/desamor, placer/dolor, rendición/libertad) como vía introspectiva hacia una identidad íntima, todo ello en un viaje introspectivo por los recovecos de una psique femenina; Tazi formula un proyecto ético y estético que confronta la injusticia social y reivindica los derechos humanos desde una perspectiva crítica, una denuncia poética contra el malestar social, la desigualdad y la sumisión, proponiendo una utopía concreta basada en la dignidad humana; y Sarria centra su reflexión en la corporeidad sintiente, en la crisis del sujeto y en la búsqueda de resiliencia, en la que alteridad e identidad, pérdida y salvación, se tensionan hasta desembocar en una ética poética del ser. Estos temas, aunque tratados con técnicas y tonalidades diversas, revelan una preocupación común por desestabilizar el yo poético tradicional para configurar nuevas formas de existencia poética -que rechazan el poema como mero objeto estético para convertirlo en un espacio problemático de interrogación ontológica-, en línea con los postulados aliterarios.

 

         2. Diferencias

 

    * Enfoques diversos hacia la aliteratura. Cada autor articula su relación con la aliteratura desde una perspectiva propia. Tazi se sitúa en un plano abiertamente comprometido, utilizando su poesía como herramienta de denuncia frente a un orden social que normaliza el sufrimiento. El concepto, aquí, es vehículo de transformación ética y política. Tarancón, en cambio, concibe su práctica poética como un espacio de libertad estética, ajeno a toda política o ideología, donde el deseo se revela en su complejidad íntima. Finalmente, Sarria adopta una perspectiva fenomenológica que entrelaza cuerpo y lenguaje, deshaciendo oposiciones binarias tradicionales para proponer una poética del ser en constante mutación. Esta diversidad de enfoques refleja no solo diferencias en la intencionalidad de los autores, sino también en sus concepciones del arte poético.

 

    * Variaciones en el uso del lenguaje y la forma. Las estrategias formales difieren notablemente. Tazi opta por un lenguaje claro, directo, con predominancia de frases breves y verbos de acción que sostienen un discurso humanista y ético. Tarancón, por su parte, elige un estilo lírico, íntimo, musical, orientado hacia una estética del placer del decir. Sarria extrema la ruptura en su relación con la esperanza: su lenguaje es fragmentado, experimental, y despliega un universo simbólico de difícil acceso inmediato, donde el lector debe reconstruir sentido desde una perspectiva fenomenológica. Estas variaciones lingüísticas y formales configuran tres propuestas diferenciadas dentro del marco aliterario, enriqueciendo el panorama actual de la poesía en lengua española.

 

Conclusión

La comparación entre Tarancón, Tazi y Sarria permite reconocer, desde sus similitudes y diferencias, la amplitud del fenómeno aliterario en la poesía contemporánea. Si bien los tres poemarios comparten la ruptura con las formas tradicionales y el cuestionamiento de las identidades establecidas, cada uno despliega una respuesta original ante los desafíos del lenguaje y de la experiencia humana. Esta diversidad, lejos de fragmentar el sentido del conjunto, confirma la vitalidad de la aliteratura como espacio de exploración estética, ética y filosófica.

 

                         C. RECEPCIÓN DEL ESTUDIO Y SU IMPACTO

 

Este estudio propone un giro radical en la comprensión de la práctica literaria mediante el concepto de aliteratura, una noción original que desafía las categorías heredadas de la tradición literaria. Frente a los marcos clásicos que definieron la literatura como un campo delimitado por normas de estilo, géneros y cánones estéticos, el planteo de la aliteratura expone tanto los límites de esas concepciones como sus potencialidades latentes. La originalidad del enfoque reside en mostrar que el lenguaje poético, en su estado contemporáneo, se halla atravesado por tensiones que ya no pueden ser explicadas desde los viejos paradigmas. La aliteratura emerge, así, como una respuesta creativa, no como un mero rechazo, sino como una expansión crítica de las posibilidades mismas de lo literario.

 

Este aporte se inserta en un horizonte cultural y social marcado por mutaciones profundas. Las transformaciones tecnológicas, los procesos de fragmentación del sujeto moderno, la crisis de la representación y la hibridez de los géneros culturales configuran un contexto en el que las formas tradicionales de la literatura muestran fisuras evidentes. La aliteratura, tal como es desarrollada en este estudio, no es un fenómeno aislado, sino un reflejo lúcido de ese paisaje contemporáneo convulso. En ese sentido, el presente trabajo establece un puente entre los desafíos actuales del pensamiento y las formas expresivas que buscan dar cuenta de ellos.

 

Como ya se dijo, la aliteratura pone en crisis no solo las categorías estéticas, sino también las concepciones sobre el ser, la identidad, la angustia existencial, el sentido ético de la escritura y la desigualdad como marca histórica del sujeto. Cuestionar el lenguaje poético es, en definitiva, cuestionar la posibilidad misma de representación, y con ello, la relación que el individuo mantiene con el mundo, con los otros y consigo mismo.

 

Lejos de ser un ejercicio aislado, esta investigación establece un diálogo crítico con múltiples disciplinas: filosofía, teoría literaria, estudios culturales y sociología del arte. La aliteratura no es solo un fenómeno literario; es una manifestación cultural compleja que se sitúa en el cruce de saberes, tradiciones críticas y problemáticas contemporáneas. Esta interdisciplinariedad permite mostrar que las transformaciones estéticas siempre responden a procesos históricos más amplios y que las formas poéticas son, en el fondo, síntomas de una época.

 

Finalmente, este ensayo se proyecta como un punto de partida y no como un cierre.

El lector es así invitado a no quedarse en la mera recepción pasiva, sino a participar activamente en el despliegue de nuevas preguntas, nuevos lenguajes y nuevas formas de pensar la creación poética en el siglo XXI.

 

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