martes, 17 de septiembre de 2013

Trastorno por estrés postraumático o TEPT




Trastorno por 
estrés postraumático o TEPT



ES un trastorno mental clasificado dentro del grupo de los trastornos de ansiedad. 
Se caracteriza por la aparición de síntomas específicos tras la exposición a un acontecimiento estresante, extremadamente traumático, que involucra un daño físico y psíquico de naturaleza extraordinariamente amenazadora para el individuo.
(Lo utilicé en mi relato Amor Post mortem)

El TEPT puede desarrollarse poco después en la persona que haya sido expuesta a uno o sucesos traumáticos de índole diversa,  tales como la exposición al dolor ocasionado por una guerra vivida por un soldado, torturas, acoso sexual o amenazas de muerte inminentes. 
El diagnóstico puede salir a la luz cuando un conjunto de grupo de síntomas (como recurrentes recuerdos perturbadores, evasión o adormecimiento de recuerdos del suceso, hiperactividad) dan lugar posteriormente a flashbacks retrospectivos en la mente de la persona que lo vivió en el pasado: explosiones de imágenes inminentes sobre el evento en la mente del sujeto. 
El psiquismo, al ser incapaz de descargar una excitación tan intensa y de controlarla, origina efectos patógenos y trastornos duraderos.

Síntomas: el paciente puede padecer de uno o varios de estos efectos.
Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos de los sucesos traumáticos.
Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con los sucesos traumáticos. Reacciones disociativas (por ejemplo, escenas retrospectivas) en las que el sujeto siente o actúa como si se repitieran los sucesos traumáticos. Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a algún aspecto de los sucesos traumáticos. 
Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a algún aspecto de los sucesos traumáticos. Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (por ejemplo, «Estoy mal», «No puedo confiar en nadie», «El mundo es muy peligroso», «Tengo los nervios destrozados»).
Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias de los sucesos traumáticos que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás. Estado emocional negativo persistente (por ejemplo, miedo, terror, enfado, culpa o vergüenza). Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas. Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas (por ejemplo, felicidad, satisfacción o sentimientos amorosos). Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos.
Comportamiento imprudente o autodestructivo. Hipervigilancia. Respuesta de sobresalto exagerada.
Problemas de concentración. Alteración del sueño (por ejemplo, dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto). Despersonalización: 
Experiencia persistente  como si uno mismo fuera un observador externo del propio proceso mental o corporal (por ejemplo, como si se soñara; sentido de irrealidad de uno mismo o del propio cuerpo, o de que el tiempo pasa despacio).
Desrealización: 
Experiencia persistente de irrealidad del entorno (por ejemplo, el mundo alrededor del individuo se experimenta como irreal, como en un sueño, distante o distorsionado). Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto de los sucesos traumáticos. Reacciones fisiológicas importantes a los recordatorios de los sucesos traumáticos.

Tratamiento
Entre los medicamentos utilizados se cuentan los antidepresivos, ansiolíticos y estabilizadores del ánimo, entre otros. 
En algunos casos pueden utilizarse los antipsicóticos atípicos.

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