La estructura semiótica
de EL
diablo de Yudis, de Ahmed Daoudi
Publicado el
12/07/11
La novela presenta varios procesos
semióticos fundamentales. En este artículo
me propongo explicar solo dos de ellos y de forma muy sucinta: el
elíptico y el narrativo.
1 - EL proceso elíptico
Las dos narraciones principales que
contiene la novela son presentadas y expuestas de forma entrelazada y
embrochada: el cuento del diablo de Yudis y la propia historia del narrador.
Paralelamente a estas son narrados otros sucesos, otras anécdotas, evocaciones
y puntos de vista, todo ello encabestrado y enmarañado, lo que puede dificultar
la lectura para aquellos que no están acostumbrados con esta técnica llamada
puesta en abismo o cajas chinas.
RADIOSCOPIA DE LAS DIGRESIONES
E1 jeque de la isla de Yudis, Ibn
Manyali Ilias XX, atemorizado por una inminente aparición del diablo, solicita
ayuda del continente de Burwilash y muchos especialistas en estudios satánicos
son enviados, encabezados por el capitán Julio Romero, el general Federico Puertas
y la hermosísima traductora, Yolanda, de la que se enamora loca y abiertamente
el jeque. El hechizo (hachazo) es tan abrasador que el pobre hombre se encierra
con ella sin perder más tiempo en un hermético sótano donde no falta ninguna
comodidad de la vida moderna, después de ordenar a su mayordomo, Kamal
Abderrazak, que se ocupe de los asuntos de la isla.
Primera interrupción narrativa:
empiezan las primeras digresiones elípticas, pero a nivel micronarrativo, donde
aparece una multitud de personajes secundarios pero esenciales para el tema
principal que es preservar la isla del diablo: el amor-pasión del jeque; el
pasado idílico del mayordomo (su mujer Samira y sus problemas con Fatima,
surgida del pasado); las aventuras mujeriegas de los dos hermanos traductores,
Jacinto e Inmaculado; los avatares de brujería del marido da Fatima, Karim Abu
Yusef (llamado también Iblis) y las misteriosas manipulaciones de la secta
Guaschusch encabezada por el terrible Marbuh.
Nueva interrupción: tras descansar en
el famoso hotel de la isla, el capitán, el general y sus colaboradores, inician
un riguroso estudio sobre el asunto. Crean siete departamentos representando
las principales ramas de las ciencias sociales y exactas y empiezan a atar
cabos para encontrar un hilo que les oriente a detectar la presencia del
diablo. Tras varias sesiones de trabajo de investigación, todos llegan a la
conclusión siguiente: el diablo se muta en virus para introducirse en al cuerpo
humano que manipula luego para realizar sus perversiones. Poco después
descubren con horror que el diablo habita en cuerpo del jeque, que aún sigue
recluido con Yolanda en el sótano.
Es cuando se interrumpe brutalmente el
cuento de Yudis (Páginas 32-35) y aparece súbitamente un viejo narrador en
medio de un corro en la plaza de Buydul de Fes. ¿Cómo se hace la interrupción?
Mediante esta vez una elipsis macronarrativa introducida por un oyente del
corro (aquí un niño) que pregunta, atónito, por el desenlace del caso de
Yolanda:
-"¿Entonces la mató?"
–pregunta el niño.
Pero el viejo narrador no contesta
directamente por temor a que se deshaga el corro. Promete hacerlo tras una
pause que aprovecha para recaudar algunos dírhams perdidos y hablar de sí
mismo.
-"Prefiero detenerme un momento
–dice-, para que se den cuenta de que esto para mí es un trabajo. Tengo que
insistir para que pongan dinero en el gorro".
En vez de reanudar su cuento, el
narrador abandona momentáneamente el corro (Páginas 36-70) para tomar un té,
momento que aproveche para iniciar una entrañable autobiografía: tras una
difícil infancia, entra a trabajar en una fábrica textil a los 17 años. Se
enamora y se casa inmediatamente con Leuma, hermana de su íntimo amigo Tawawan.
Pero pronto empieza la pesadilla: defiende a Leuma contra Sardaf, un
delincuente cruel que le raja la cara para siempre; tras lo cual se involucra
en una aventura de drogas que le cuesta la cárcel. Después de la muerte de
Tawawan, se incendia su casa donde muere también su hijo, carbonizado.
En este momento se interrumpe la
autobiografía (p.68). Vuelta al presente de la enunciación y al corro. E1
narrador reanuda entonces el cuento de Yudis interpelando al niño que le había
preguntado por Yolanda:
-Sí. Yolanda muere en circunstancias
lamentables e insoportables; el jeque es exorcizado y exiliado; Kamal se
convierte en el máximo dirigente de la isla y su mujer es coronada reina...
Pero la paz no vuelve a Yudis: el
diablo logra escapar y preparar una terrible venganza. Más tarde los defensores
localizan su paradero en el temible volcán de Wiwatsand, no muy lejos de Yudis.
Cuando llegan al lugar, empiezan a ocurrir misteriosas muertes entre los
defensores: muere el capitán Julio Romero, asaltado por terribles dolores de
estómago.
Nueva interrupción del cuento (Página
87). Se reanuda la autobiografía del narrador mientras este se pone a comer un
bocado: se cierra la fábrica textil, tras el encarcelamiento y muerte de
Tawawan y, viendo cómo muchos emigrantes vuelven adinerados, el narrador decide
abandonar mujer e hijos para emigrar, pasando por Tánger, antes de embarcar con
40 clandestinos en una vieja y diminuta patera: muchos mueren ahogados, a él le
detiene la Guardia Civil (Página 101).
Interrupción de la autobiografía y
reanudación del cuento de Yudis: Los defensores asaltan el volcán pero descubren que aquello era solo un espejismo y
una trampa que les tendió el diablo. En este momento es introducida una
micronarración: descripción de una extraña aldea la de Fresnillo: ¿Son reales
las tres familias que allí viven?
De pronto descubrimos que en realidad
el diablo se convierte en arenas movedizas para engullir a sus enemigos
(soldados, tanques, vehículos blindados) sin dejar huellas...
Nueva
interrupción del cuento (Página 87). Se reanuda la autobiografía.
E1 narrador es expulsado de España pero
reincide. Lo detienen en Tarifa y otra vez, tras ser encarcelado, lo expulsan.
Nueva tentativa de evasión clandestina. Nueva detención en Murcia. Otra vez la
cárcel y la expulsión. Finalmente vuelve a Fes, desengañado y miserables, para
dedicarse a narrar cuentos en la plaza Buydul.
Concluye la autobiografía (Página 121)
y se reanuda la historia de Yudis: tras muchos obstáculos, los defensores
logran aniquilar al diablo y hacer que la paz vuelva a Yudis: vuelve el jeque
de su exilio; Kamal abdica voluntariamente. La historia termina con fiestas y
comilonas y todo el mundo es feliz.
Se interrumpen el cuento y la historia
del narrador (126). E1 corro aplaude con entusiasmo y algunos extienden una
mano generosa. La policía termina desahuciando el corro y, ante la protesta del
narrador, alguien le dice entre bromas:
-Cállate, tú eres el diablo en persona.
2 - EL proceso narrativo
1. El
RELATO
De lo que precede, notamos que, en vez
de leer una historia, el lector asimila varios cuentos (dos principales, una
ficción y una autobiografía, también ficticia) donde proliferan anécdotas y
digresiones a veces defraudantes. En vez de un destino individual, nos
enfrentamos a una lista impresionante de personajes y destinos dispersos. Pero
dentro de este aparente caos, el autor utiliza dos técnicas narrativas
precisas: una inspirada en la novela tradicional (el género autobiográfico) y
la otra en la novela postmoderna (el cuento de Yudis).
En la primera, el autor esboza un
cuadro de vida fichado. Es un relato cuyas imbricaciones son muy complejas y
donde la psicología de los personajes constituye el motor de la trama. La
acción se sitúa en un lugar referencial (Fes, Tánger, Tarifa, Murcia) y en una época
determinada. El argumento es existencial: una crisis individual desencadenada
por una serie de hechos sociales.
En la segunda, al contrario, los
elementos son virtuales y se confunden. El tiempo se desarregla y abundan
digresiones e inverosimilitudes. Cada personaje defiende su propia visión del
mundo. Las palabras son la única realidad palpable y concreta. Remiten todas
ellas a ellas mismas. El lector se siente arrastrado a la deriva: ve los
acontecimientos desde un tren que corre a toda velocidad. Aquí, la narración
remite al propio tejido lingüístico.
Ambos cuentos cabalgan opuestamente con
un ritmo centrífugo. A lo representativo y legible de la autobiografía se opone
lo irreal y lo visible. Solo al final asistimos al movimiento narrativo
centrípeto.
Ambas técnicas constituyen lo que André
Gide llamó la puesta en abismo (abismación): unos microrrelatos, también de
gran importancia, se intercalan en los relatos principales. Pero en esta
novela, el narrador infringe una regla fundamental, la voluntad del autor.
Primero narra la historia de Yudis fielmente (es su función legítima), sin
entrometerse en los acontecimientos (aquí es extradiegético y omnisciente): no
participa en la historia, pero la conoce bien, penetra en los pensamientos y
sentimientos de los personajes; presenta simultáneamente las acciones
distanciadas y separadas por el tiempo y el espacio; modaliza y epiloga la
narración a sus anchas. Pero donde traiciona al autor es cuando intercala
inesperadamente su propia historia que viene a desestabilizar y repudiar la
historia de Yudis (nos sorprende verlo de repente transformarse en un personaje
intradiegético), rompiendo así el contrato coherente inicial que lo une al
autor y a los oyentes.
Si ahondamos, veremos que la elipsis
citada atasca a menudo la narración.
Esta se complica si escrutamos la
descripción. De hecho, hay un antagonismo permanente entre narración, digresión
y descripción. Lo veremos más adelante.
Es obvio que el objetivo de esta
técnica es privilegiar la creación narrativa.
Si en el primer caso, el narrador da
rienda suelta a la diseminación de las palabras para generar una realidad
concreta, la del texto y su puesta en ficción, en el segundo, pinta fielmente
el contexto referencial (el suyo). De la descripción transitiva, el autor pasa
a la descripción intransitiva. De una realidad ficticia pasamos a una ficción
real.
2. EL PERSONAL DE LA NOVELA
No hay ficción sin personajes. Sin
embargo, un personaje es solo un signo lingüístico, un mecanismo figurativo que
asegura y asienta el funcionamiento y la función de la ficción: un apellido y
sus sustitutos (pronombres, posesivos, artículos) representan posiciones de
discurso, papeles que hay que desempeñar. Recorridos temáticos.
En el cuento de Yudis, todos los
personajes remiten a ellos mismos, es decir, existen en el texto (son de papel)
y nada tienen que ver con una supuesta relación referencial. El narrador hace
de ellos una manipulación cuantitativa y funcionalista, es decir, aquí los
personajes son únicamente lo que hacen. Su categoría es actancial: el diablo es
el mal personificado, el obstáculo que los defensores (que representan el bien)
han de franquear para restablecer 1a paz sobre la isla. Ver aquí alegorías que
apunten a épocas determinadas de la historia de Marruecos, es perder el tiempo.
En la autobiografía los personajes
incitan también a pensar que se trata de una representatividad
extra-lingüística (algunos autores avisan al lector escribiendo: cualquier
semejanza con seres reales es pura coincidencia).
Para lograrlo, el narrador utiliza
procedimientos de caracterización (apellidos, edad, clase, particularidades,
manías, caracteres, detalles geográficos y culturales) que remiten a contextos
referenciales. Así, el efecto cronotrópico (aceleración y disminución del ritmo
del cuento) se realiza de forma impresionante: el tiempo-espacio del narrador
coincide con el tiempo-espacio de su narración autobiográfica (el narrador está
en Buydul a los 60 años y narra hechos de su vida ocurridos allí mismo cuando
solo tenía 17).
Sin embargo, esta autobiografía (y el
cuento de Yudis también) está dentro de una novela, por eso es una ficción.
Incluso el término “corro”, que es un concepto muy referencial, no deja de ser
ficticio.
En el cuento de Yudis los papeles
actanciales son encarnados por personajes y cosas (volcanes, instrumentos,
lugares, plantas, animales) que desempeñan acciones precisas constituyentes de
papeles temáticos.
E1 jeque, (aquí simplifico) es el
sujeto (el héroe) que busca la paz (su objeto valorado) en la isla; los
defensores intervienen (son adyuvantes) para ayudarle a vencer al diablo
(oponente o villano). E1 pueblo y sus intereses desempeñan el papel de
manipulador o destinador (el que empuja al jeque a actuar) y de judicador
cuando sanciona y valora la acción acogiendo al jeque al volver de su exilio
(prueba glorificante).
3. EL ESPACIO
Precisamente el espacio está
relacionado con los efectos de la representatividad: topografía específica y
conocida por el lector, con sus espacios cerrados y/o abiertos. Todo ello
descrito, no en sí, sino según la funcionalidad que se propone.
Hay en ambas narraciones una
interacción entre el ambiente descrito y el personaje. Todo concuerda a la
perfección y parece que este está hecho para explicar aquel: simbolización del
alma de los personajes, explicación de sus caracteres, desarrollo de las
intrigas y desenlaces.
El autor logra realizar en la ficción
las tres pruebas narrativas: prueba calificante (el jeque y los defensores
trabajan juntos para realizar la felicidad de la isla, basándose el
saber-hacer, el querer-hacer y el poder-hacer); prueba principal (todos luchan
contra el diablo) y la prueba glorificante (tras le derrota del diablo todos se
sienten recompensados y felices).
[(S1 V Ov
٨ S2)]
→ [(S1 ٨ Ov V
S2)]
En el primer enunciado, S1 (el jeque y
los suyos) está en disyunción con el objeto valorado (la felicidad de la isla)
frente a S2 (el diablo) que está en conjunción con el Ov (destruir la isla).
En el segundo enunciado, se invierte la
situación.
4. EL TIEMPO
El de lectura de la novela dura 3
horas. Tiempo global de la historia de Yudis: 500 años. Tiempo de la
autobiografía: 60 años. Tiempo de la narración: 6 horas.
Con el espacio, el tiempo es el segundo
concepto que nos permite ordenar nuestra percepción y representación del mundo
y de la imaginación.
En ambas narraciones, sin embargo, y
debido a la imbricación de los hechos, el narrador logra equilibrar la velocidad
del relato y la cronología de la historia: interrumpe las secuencias para
mostrar el tiempo y el espacio en que narra (Fes, Buydul); aminora la velocidad
de la ficción para poder analizar y describir los elementos de la narración y,
por fin, detiene esta para permitir de nuevo la aceleración del relato.
CONCLUSIÓN.
Quedan muchos puntos importantes que
elucidar pero no por ello dejará esta magnífica obra de captar nuestro placer
de lectura por sus múltiples facetas creativas.
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